Capítulo 69

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Adrienna's POV

Los disparos se sentían más cerca y mi corazón latía cada vez más fuerte. Un sentimiento de felicidad y ganas de correr me invadía.
Escucho la puerta abrirse fuerte, mi sonrisa se borra al ver que se trata del hijo de puta que me tocó y besó.
No me dijo nada solo se agachó y comenzó a desatarme, cuando terminó me agarró fuerte de los brazos y me ató las muñecas en mi espalda.

-Vamos. -dijo y comenzamos a caminar.

Me llevaba a los tirones. No me quería ir.
¿Y si Jason está allí afuera? ¿Mis hermanos estarán con él? ¿Serán realmente ellos los causantes de los disparos?
Seguía estando solo con el conjunto, las heridas ya habían sanado aunque seguían doliendo. Los ojos de los hombres me comían entera, me miraban de arriba hacia abajo y sonreían de una manera perversa.
Se escuchó un estruendo enorme detrás de nosotros y salimos volando. Algo había explotado.
Comencé a arrastrarme en el piso cuando logré desatar la cuerda en mis muñecas, algunos vidrios se habían clavado en mi piel y muchos escombros me hicieron raspaduras. Me duele todo el cuerpo pero no voy a parar hasta encontrar una salida.
Empiezan a escucharse disparos de nuevo y uno que otro grito.

Necesito salir de acá.
Era en lo único que pensaba.

Olor a quemado invade mis fosas nasales. Trato de pararme y lo logro como puedo, me quejo al apoyar mi pie derecho. Salgo corriendo casi en un solo pie, me voy apoyando en las paredes. Toso por el humo.

-No voy a morir. No hoy. -digo en un susurro.

Grito y apresuro mi paso al escuchar otra explosión y otros disparos. ¿No se cansan de disparar? La puta madre.

El humo y el polvo por los escombros no me dejan ver, no puedo respirar bien y mis heridas sangran mucho.
Me sigo repitiendo una y otra vez "No voy a morir acá, no hoy." Pero se me hace difícil seguir.
Sigo caminando hasta que me tropiezo con pedazo de pared. Grito del dolor al caer.
Ya no puedo más... No puedo seguir.

Con el poco aliento que me queda y con la poca energía que tengo en el cuerpo comienzo a gritar:
-¡AYUDA!.... ¡Ayuda!... ayuda...

No recibo contestación por parte de nadie; siguen los disparos y se escuchan hombres corriendo, no sé bien si a mi dirección o contrario a mí. Mi visión se va yendo de a poco, mis párpados son cada vez más pesados y ya no puedo tenerlos abiertos. Pero antes de que pueda cerrarlos del todo, el mismo hombre que me hizo todo me agarra de los hombros y me levanta.

-No preciosa, no te vas a dormir ahora. -dice sonriéndome cínico. -Tus hermanos y los Gangardi tienen que ver como morís en mis manos.

Dicho eso comienza a arrastrarme. No sé dónde me lleva, no logro mantenerme despierta y, por ende, recibo sacudones por parte de él para que siga despierta.
Siento como me pone adelante de él y como coloca su pistola sobre mi sien izquierda.

No logro escuchar lo que dice o grita; no estoy en mis cinco sentidos, sigue tratando de que no me desvanezca. No veo quiénes o quién está al frente mío, sólo escucho un disparo y luego caigo al duro y frío piso como un cuerpo muerto... Aunque ahora, eso es lo que voy a ser.


[...]


Siento un alivio enorme en todo mi cuerpo, parece como si estuviera acostada en una nube, el olor es de perfume de hombre, tabaco y un poco a chocolate. Abro los ojos pero los vuelvo a cerrar cuando una luz blanca y muy brillante me ilumina toda la cara. Voy abriéndolos de a poco, cuando logro acostumbrarme a la luz veo bien la habitación donde estoy. Es la de Jason.

No salen palabras de mi boca, trato de levantarme pero el dolor hace que me contraiga. Vuelvo a intentarlo y, aunque me duela, me levanto y voy caminando hacia la puerta, la abro, suspiro y salgo.
Sigo caminando hasta que llego a las escaleras

-Vamos, Adrienna, tú puedes. -susurro.

Voy bajando de a uno en uno los escalones, me duele hasta respirar pero necesito ver a mis hermanos y a los Gangardi. Estoy en el anteúltimo escalón y como la suerte me acompaña siempre, obvio. Me resbalo al pasar al último escalón y caigo sentada. Un grito desgarrador sale del fondo de mi garganta.
Lágrimas no tardan en salir, la re puta madre como duele.

Siento como vienen pasos apresurados hacia mí. Mi cabeza está gacha. Unos enormes brazos llenos de tatuajes se ubican abajo de mis brazos y hacen que me pare.

-¿Qué hacías afuera de la cama?. -pregunta James con sus brazos en mi cintura. Sonrío aunque no levanto la vista.
-Quería... quería verlos. -contesto con voz ronca.
-Levanta la mirada. -ordena Jason. Mi sonrisa se borra al escuchar su tono frío.

Hago lo que me dice. Mi cara refleja decepción e ira, la de él está neutra, como si no le importara nada y eso duele. Duele más que todas las heridas que tengo.

-¿Dónde están mis hermanos?. -pregunto al ver que no están.
-Tendrías que estar en tu cama no... --
-¿Dónde están?. -interrumpo a James mirando fijamente a Jason.
-Entrenando. -contesta frío. Asiento y me giro a ver a James.
-Vamos. -dice el mellizo de Jason.

No digo nada, ¿Para qué? Si James ya me había alzado en forma nupcial. Subió las escaleras conmigo y me llevó hasta la habitación dónde estaba antes de bajar. Me acuesta en la cama, me tapa y me da un beso en la frente.

-No te vayas. -pido cuando veo que se está por ir.

Él para y me mira sonriendo. Asiente y se encamina hacia mí. Palmeo el otro lado de la cama dándole a entender que se acueste conmigo. Suelte una pequeña risita y niega divertido pero se encamina hacia la cama y se acuesta en ella boca arriba. Yo como puedo me doy vuelta, apoyo mi cara en su pecho y lo abrazo por la cintura, James pasa su brazo por arriba de mis hombros, me abraza y me pega más a él mientras me soba la espalda o me toca el pelo.

-¿Por qué Jason me habló así?. -pregunto luego de unos minutos.

James iba a contestar cuando una voz muy reconocida, tanto por él como por mi, lo interrumpe.

-Porque estoy enojado conmigo. Enojado porque permití que te hagan eso, porque si no llegábamos ibas a terminar muy mal y no me lo iba a perdonar. No sabes el odio e impotencia que sentí al ver ese vídeo donde ese hijo de puta te tocó y lastimo. -suspira. -Te amo demasiado Adrienna y no pude aguantar ver las manos de otro hombre sobre tu piel. Vos sos mía y sólo mía.

No aguanté más y me levanté de la cama con un poco de ayuda de James sin dejar de verlo a los ojos. No me importa nada el dolor que estoy sintiendo ahora mismo, solo quiero abrazarlo.
Llego al frente de él.
Lo admiro un poco y luego paso mis manos por su cuello, él las posa sobre mi cintura.

-Te amo mucho más, Jason. -digo y lo beso.

Y eso era lo que los dos más necesitábamos. Volver a unir nuestros labios, volver a escuchar un 'te amo' salir de nuestras bocas, de nuestro corazón.
En ese momento éramos sólo nosotros dos.
No importaban los demás, sólo nuestro amor. Porque con él me siento completa.
Jason es mi otra mitad, es mi felicidad.

Estoy completamente enamorada de uno de los mafiosos más frío e hijo de puta, de uno de los hombres más buscados por el FBI.

Estoy completa e irrevocablemente enamorada de  Jason Gangardi.

Jason. ©   (1º libro) - Editando. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora