Capítulo 6

14.4K 836 68
                                    

Adrienna's POV

Ya son las doce del medio día y mis hermanos todavía no llegan.

Si no cumplieron promesas más importantes ¿Cómo iban a cumplir con esta?

Sabía que no lo iban a hacer, no sé porque ni para que les creo.

Soy una idiota.

Decidí prepararme algo para comer pero mi celular comenzó a sonar, vi quien era y era Amedeo, rodé los ojos, prefiero no contestarle, seguro es para decirme que no van a venir y que se cancela nuestra tarde de hermanos.

Estoy muy enojada con ellos, siempre lo mismo.

El teléfono no ha dejado de sonar así que decido contestarle, esta vez era Agostino.

*llamada telefónica*

-¿Qué queres?. -dije enojada.

-¿Por qué no nos contestabas?. -era la voz de Amedeo. Ruedo los ojos.

-Y ¿por qué ustedes no pueden cumplir con una jodida promesa? ¿Eh?. -dije a punto de llorar de decepción y coraje.

Suspira.

-Adri, son 11:55 ya estamos yendo. -dijo calmado.

-Su reloj está mal porque yo tengo que ya son las doce y un minuto.

-Mierda.. -dice. Iba a decir algo más pero lo corto.

-Chau. -digo y cuelgo.

Lágrimas comienzan a salir de mis ojos.
Me pone furiosa que hagan eso.

No aguanto más, guardo el celular en el bolsillo trasero de mi jean y agarro un florero al lado mío, no lo dudo un segundo y lo tiro contra la pared haciendo que explote.

Genial, ahora por histérica rompí un florero que no tiene nada que ver y encima tengo que limpiar.

Decidí no comer, sabía que si comía un solo bocado iba a vomitar. Así que la comida quedo para Amedeo y Agostino.

Pasaron quince minutos, el reloj marcaba 12:16 pm.
No podía estar más enojada.

Justo  iba bajando las escalera y mis hermanos van entrando desesperados y buscándome con la mirada. Pero mis ojos caen en un chico muy muy lindo, alto como de 1,90, pelo negro, tatuajes en sus musculosos brazos y ojos grises; quede embobada con él, no sabía que mis hermanos tenían unos amigos tan lindos, igual, algo en él se me hace conocido, como si ya lo conociera pero no sé de donde.

-Adrienna, en serio, perdón. -dijeron arrepentidos los gemelos sacándome de mi embobamiento con el Adonis que entró a mi casa.

Su amigo, del cual desconozco el nombre, los miraba divertido.

-Ya me tienen harta, siempre me prometen algo y terminan rompiendo con su promesa. -dije cruzándome de brazos y pasando por al lado de ellos. -ENCIMA LO PROMETIERON CON EL DEDO MEÑIQUE, SE TIENEN QUE CORTAR EL DEDO!!! .-dije gritando desde la cocina.

Se escuchó una fuerte carcajada de parte del amigo de mis hermanos

-Deja de ser tan infantil .-dijo riéndose.

¿Quién se cree que es?.

Sali de la cocina muy enojada y pisando fuerte, seguí mi paso hasta quedar al frente del Dios griego... digo, amigo de mis hermanos.

-Disculpa, ¿y vos sos?. -dije mirándolo de arriba a abajo; literalmente me sacaba como tres cabezas.

-Jason, preciosura. -dijo extendiendo su mano.

-Adrienna y el piropo para otra, ¿dale?. -dije juntando mi mano con la de él y mirándolo fijamente a los ojos.

-Bueno, ¿vamos a comer o no?. -dijo celoso Amedeo, yo solo me limité a rodar los ojos.

Fuimos al comedor y mis hermanos pusieron la mesa, yo llevé la comida y Jason solo se quedó sentado. Comimos entre risas; después de comer, Jason me preguntó si podía lavar los platos, obviamente le dije que sí, odio lavarlos.

Decidí subir a mi habitación y mandarle un mensaje a Pierina, ella es mi mejor amiga pero no nos vemos mucho porque vive en otra ciudad.

"¡No sabes lo que está uno de los amigos de mis hermanos!"

A los minutos de que lo haya mandado, mi celular vibra. Lo desbloqueó y veo que es un mensaje de ella.

"Foto. Ya."

"No puedo, ¿Y si me ve?."

"¡Adrienna! ¡¡Quiero verlo!!"

"Tendrás que venir a Milan para conocerlo, te amo me tengo que ir."

Río y tiro el celular a mi cama, agarro dos toallas de mis cajones y voy directo al baño para bañarme.

Ya dentro, no puedo dejar de pensar en Jason.
Es hermoso, tiene esa pinta de ser el típico chico malo de secundaria; me encantaron sus tatuajes, se ve que está lleno de ellos.

Termino de bañarme y salgo, me envuelvo el cuerpo con una toalla y el cabello con otra. Abro la puerta de mi baño y voy directo a mi armario para decidir que me voy a poner.

¿Qué le gustaría a Jason?.

Sacudo mi cabeza y río por el pensamiento.
¿Qué me importa a mí lo que él piense?

Jason. ©   (1º libro) - Editando. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora