La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]

Capítulo 5: Ministerio de Magia.

El resto de la noche se dedicaron a ordenar lo que compraron, y cenar lo que Riley hizo. No era tan buena cocinera como Molly, pero se mantenía viva al igual que Orión, quien al comer su comida desde pequeño ya estaba acostumbrando. Aunque nunca faltaba el comentario de porque no cocinaba como la señora Weasley, y que si su padre alguna vez había probado lo que ella había cocinado. Lo que siempre terminaba provocando que ambos se rieran hasta ambos quedarse dormidos.

La mayoría de las veces el pequeño Orión dormía con su madre, no por él, sino por ella. Quien a veces tenía pesadillas de la guerra, y soñaba con su pequeño hijo muerto, provocando que apenas lograra dormir el resto de la noche. Por lo que el pequeño rubio decidía mejor dormir con su madre algunas noches, y esa fue una de ellas.

El día siguiente Riley se levantó con ganas de enfrentar otro de sus problemas, por lo que, sin aun haber salido el sol, se levantó de su cama, con cuidado de no levantar a su hijo, para luego entrar al baño a asearse. Al terminar volvió a su habitación para cambiarse y levantar al rubio, pero este ya estaba despierto frotando sus manos contra sus ojos.

— ¿Qué sucede mamá? —preguntó el niño algo soñoliento.

— Siento no dejarte dormir, pero tenemos cosas por hacer— le respondió la bruja caminando hacia su closet a buscar ropa para ponerse, ya que solo estaba en toalla.

— ¿Y acaso desaparecerá cuando salga el sol? —preguntó con curiosidad y sarcasmo el niño haciéndola reír.

— Iremos a casa de los Weasley— soltó brevemente antes del niño sin preguntar salir corriendo de la cama e irse al baño. Haciendo reír a Riley, quien terminaba de escoger algo para ponerse debajo de la túnica.

Sin perder tiempo se vistió para luego empezar a arreglarse un poco, quedando tan encantadora como siempre. Por lo que no pudo evitar sonreírle a su reflejo.

— ¿A qué vamos a la madriguera?, por mi feliz de jugar con los gemelos, pero...—soltó Orión entrando con su túnica ya puesta, y su cabello rubio peinado hacia abajo, en vez de estar alborotado.

— Me gusta más tu cabello así...—le interrumpió antes de ir a despeinarlo, para luego guiñarle el ojo—. Debo ir a hablar con Arthur antes de que se vaya a trabajar, por eso la hora...—explicó sonriéndole mientras el niño entendía ese punto, y el de su cabello. Aunque por un momento creía que superaría aquello. Pero al parecer se equivocaba...

— ¿Y por eso vas tan elegante? —preguntó con sarcasmo haciéndola reír.

— Tu actitud niño— le corrigió de inmediato—. Necesito ir al ministerio, y la forma más discreta de ir es si Arthur me lleva...

— ¡¿Por qué irás?! —preguntó el pequeño sumamente preocupado.

— Descuida Orión, solo necesito pedir un permiso de visita, para Azkaban— respondió un poco pensativa, mientras él niño seguía sin comprender—. Iré a ver a Sirius, solo espero que no haya enloquecido...—añadió suspirando.

— Se alegrará de verte mamá...—le consoló su hijo haciéndola sonreír—. Vamos, antes de que se nos haga tarde...

— Eso debería decirlo yo—le interrumpió la bruja riendo—. Ve por tu escoba y...—le dijo antes del niño salir corriendo sin dejarle terminar la frase, para luego entrar con el artefacto en las manos—...nos vamos...—terminó diciendo antes de tomar la mano del niño y desaparecer.

Reapareciendo delante de la madriguera. Sin perder tiempo, la rubia se acercó a la puerta a tocar.

— ¿Quién puede ser tan temprano? —escuchó a Molly algo molesta reclamando mientras se acercaba a la puerta—. ¿Riley? —preguntó algo sorprendida—. ¿Qué haces aquí tan temprano?