Capítulo 117: Heredero del mal.

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Tres meses había pasado Orión encerrado en varias habitaciones, sin poder ver la luz del sol, ni hablar con otra persona, apenas charlaba con Nagini, pero esta la mayoría del tiempo se quedaba en silencio ignorándolo. Una situación que casi lo hacía reír, una pitón ignorándolo. Los elfos que iban a alimentarlos, solo dejaban la comida y desaparecían antes de que pudiera dirigirles la palabra.

¿No conoces algún juego nuevo? —preguntó el chico con burla al reptil que colgaba de su cama.

— Comerte me parece un juego perfecto— mencionó Nagini haciéndolo reír antes de que se abriera la puerta por primera vez desde que fue trasladado a aquel lugar.

Al hacerlo se dejó ver una mata de cabello grasoso ónix que el rubio no tardó en identificar. Por lo que fue casi imposible que sonriera mientras Nagini salía de la habitación dejándolo a solas con el pocionista.

— Por un instante creí que se había olvidado de mí— le dijo en forma de regaño mientras Snape lo miraba de reojo. Lucía limpio, sin ninguna herida a la vista, el único cambio que tenía a la última vez que lo vio fue su largo cabello que ya les llegaba a los hombros.

— No es sencillo poder venir aquí— explicó con brevedad—. Le di el mensaje que le diste a Draco a tu madre...—soltó de golpe haciendo sonreír al rubio—. Está más tranquila y centrada...

— ¿Cómo se tomó mi desaparición al principio? —preguntó borrando su entusiasmo.

— Lo importante es que ahora está bien— esquivó su pregunta haciéndole saber lo mal que había estado—. Le he prometido que te cuidaría...

— ¿Sabe que eso se te hará difícil dado que apenas me ves? —preguntó retóricamente antes de negar—. No importa, si con eso está tranquila, déjalo que lo crea...

— ¿Sabes que vendrá tarde o temprano por ti?

— Lo sé, pero mientras más se demore mejor— respondió con rapidez.

— No lo creo— le contradijo Severus poniéndose más serio de lo normal—. No vine a aquí solamente a hablar de Riley, sino porque el señor tenebroso quiere verte...

— Que venga él, hasta donde yo sé no puedo salir de aquí— mencionó restándole importancia.

— Creyó que yo podía hacerte entrar en razón para que al menos muestres respeto...

— Si claro...—soltó con sarcasmo y desdén sin gana alguna de salir a ver a su abuelo.

— Orión hazlo por tu madre, solo tienes que escucharlo...—le intentó convencer haciendo que el chico maldijera en silencio.

— Pero que ni crea que seré uno de sus peones— se limitó a decirle antes de Severus sacarlo de la habitación y guiarlo a través de un poco iluminado pasillo con unas cuantas lámparas, hasta llegar a unas escaleras por las cuales bajaron encontrándose en un lugar con mejor iluminación. Lo cual parecía la recepción de la casa.

Sin aun detenerse desviaron al pasillo derecho hasta llegar a una gran puerta la cual Severus no tardó en abrir encontrándose con una larga mesa en cuya cabecera esta Voldemort esperando algo impaciente.

— Veo que pudiste traerlo Severus— le dijo Tom siseando a Snape antes de él asentir y retirarse dado que esa era su orden, dejarlo hasta que lo volviera a llamar—. Acércate muchacho...—le ordenó haciendo que Orión le viera incrédulamente antes de caminar hacia él—. He estado ocupado con la batalla que me da tu madre para poder darte la bienvenida que mereces...

— Así estoy bien, gracias...—soltó el rubio con arrogancia.

— No vuelvas a interrumpirme— le advirtió apuntándole con su varita—. Eres igual de insolente que tu madre...

La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora