Capítulo 99: La Suma inquisidora.

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En medio de la madrugada del primer día de clases Riley abandonó su habitación con hechizo desilusionador para ir al séptimo piso y pasar tres veces delante del tapiz de barrabas pensando en un lugar para ocultar para luego aparecer la puerta. Por la cual entró sin dudarlo mucho. Según la descripción que le había dado su hijo sabía que había visto la diadema una vez, pero la ignoró al ser algo tan lujoso.

Torció a la derecha tras pasar por delante de un enorme troll disecado, siguió corriendo, giró a la izquierda al llegar a un armario evanescente, y al fin se detuvo junto a un gran armario con la superficie cubierta de ampollas, como si le hubieran tirado ácido por encima. Al lado de este había un busto y un poco más allá estaba la susodicha diadema la cual no tardó en agarrar en sus manos.

En cuanto lo hizo la magia contenida en esta y la suya chocaron confirmándole lo que creía. Era un Horrocrux. Había descubierto aquella afinidad hace un tiempo después de obtener el guardapelo. Era una digna hija de su padre y por lo tanto su magia negra la reconocía. Haciendo que su búsqueda no sea tan imposible...

Sin perder más tiempo la guardó en su túnica para luego volver a su habitación e ir al Grimmauld Place por medio de la red flú, mientras su esposo la esperaba gracias a la última carta que le había escrito. En cuanto apareció en la sala Black le sonrió cuando ella sacó la diadema y se la enseñó triunfalmente.

— Dos en menos de un mes— comentó con entusiasmo antes de ambos subir a su habitación para buscar el colmillo de basilisco, y él clavarlo en la diadema. Sin embargo, al contrario del último Horrocrux este no tardó en atacarle.

De la pieza de joyería salió una serpiente negra, aunque casi parecía humo dispuesta a atacar a Sirius. Por lo que, sin dudarlo dos veces, la rubia la hizo explotar con su magia, esparciendo los restos de esta por toda la habitación antes de ella reír y la risa de su esposo seguirle.

— Lo hicimos— le dijo Sirius antes de sacar su varita—. Fregotego— soltó limpiando el lugar para luego acercarse a Riley y quitarle la diadema de la mano—. Van cuatro, ¿crees que falten más?

— Seguiremos buscando hasta que pueda averiguarlo— le dijo antes de besarlo.

En cuanto despertó poco antes de amanecer Riley se despidió de su hija y su esposo para luego volver a su habitación en el castillo.... Repetía aquella acción todos los días, a excepción de los fines de semanas, en los que fue con todos los deberes a corregir de sus estudiantes a su casa para pasar esos días con su hija, mientras Sirius le ayudaba a corregirlas...

Ya que el Grimmauld Place era el cuartel general de la orden, fue inevitable encontrarse con sus miembros durante aquellos días. Incluido Lupin que para pasar el tiempo ayudó a Canuto con los deberes de los chicos de Riley, haciendo que antes de llegar la hora de almorzar entre los dos terminaran, mientras la rubia jugaba con su hija, la cual ya podía sentarse e intentar agarrar cosas, las cuales se llevaba a la boca, haciendo que la bruja los hiciera flotar a su alrededor. Hasta que llegó Sirius y toda la atención de la pequeña rubia fue hacia a él.

— ¿Debería preocuparme? —preguntó Riley en forma de broma haciéndolo reír mientras tomaba a Tari en brazos.

— Se ha acostumbrado mucho a mí, solo es por eso...—le aseguró sonriéndole antes de ella levantarse del sofá—. Vamos, Molly ya hizo de comer...

— Deberías tomarte el día libre mi vida...—le dijo la rubia mientras caminaban a la cocina haciéndolo reír.

— No me cansó de estar con esta pequeñita— le aseguró mientras caminaban a la cocina, haciendo que ella cayera en cuenta de que él quería a Antheres como si fuera suya, por lo que comenzó a considerar si era correcto mejor no mencionarle nunca de su existencia a Lucius. Después de todo él la creía muerta...

La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora