Capítulo 103: La petición de Dumbledore.

1.8K 181 38
                                    

El resto del semestre para Riley fue lo más tranquilo, incluso el día del partido de Gryffindor con Slytherin no hubo ningún problema. Haciendo que mente estuviera más concentrada en hacer el hechizo para extraer el Horrocrux de su ahijado. Había hecho varios, y practicaba en animales, extrayendo una parte de su alma para ponerla en un recipiente, pero nada dio resultado. Era casi como buscar lo imposible.

Por lo que abandonó aquello y gracias a su hijo que le había dicho que podía encontrar libros en la sala de los menesteres, pudo encontrar al fin uno que otro libro sobre magia negra y horrocruxes. Pero sin encontrar lo que necesitaba.

Aquella tristeza e impotencia apenas la amortiguaba cuando pasaba tiempo con Sirius y Antheres, la cual ya gateaba por toda la casa, haciendo que el pelinegro tuviera que poner protecciones en las escaleras y esquinas de la casa.... Por otro lado, Harry no volvió a ella a quejarse de la cicatriz, por lo que imaginó que había comenzado a cerrar su mente, y que seguro Orión le había ayudado a hacerlo. Lo que hacía que aquello fuera una preocupación menos o eso creía.

Una noche de la tercera semana de diciembre, a pocos días de vacaciones de navidad el chico tocó su puerta con desesperación, haciendo que Riley se alertara en cuanto le abrió la puerta en bata y lo vio exaltado delante de ella.

— ¿Qué haces a esta hora aquí? —preguntó tallando sus ojos antes de entrar al chico y cerrar la puerta.

— Han atacado al señor Weasley— le dijo de golpe nervioso y asustado haciéndola palidecer—. Lo he visto, una serpiente, creo que...—comenzó narrando lo que apenas recordaba.

— Nagini— le interrumpió con prisa sabiendo lo potente del veneno de aquella pitón, ya que ella misma la había usado cuando pequeña para asesinar—. ¿Dónde lo viste? —preguntó antes de ella misma negar con rapidez al recordar que Arthur estaba de guardia aquella noche en el ministerio—. No importa, vamos, debemos decírselo a mi abuelo...—dijo con prisa antes de tomar la mano del chico y ambos salir de la habitación. Sabía que ir a Grimmauld Place y buscarlo les tomaría aún más tiempo, y que la forma más rápida era la de su abuelo.

En el camino se cruzaron con la Señora Norris, que los miró con los ojos como lámparas y bufó débilmente, pero Riley solo le dio una mirada y la gata se escabulló en las sombras. Al cabo de unos minutos llegaron a la gárgola de piedra que vigilaba la entrada del despacho de Dumbledore.

—¡Meigas fritas! —dijo la rubia antes de la gárgola cobrar vida y apartarse hacia un lado, y la pared que tenía detrás se abrió dejando ver una escalera de piedra que se movía continuamente hacia arriba, como una escalera mecánica de caracol.

Montaron los tres en la escalera móvil; la pared se cerró tras ellos con un ruido sordo y empezaron a ascender, describiendo cerrados círculos, hasta que llegaron a la brillante puerta de roble en la que sobresalía la aldaba de bronce que representaba un grifo.

Era más de medianoche, pero en el interior de la habitación se oían voces, como un agitado murmullo. Parecía que Dumbledore estaba reunido por lo menos con una docena de personas.

Riley llamó tres veces con la aldaba en forma de grifo y las voces cesaron inmediatamente, como si alguien las hubiera hecho callar pulsando un interruptor. La puerta se abrió sola, y la profesora precedió a Harry hacia el interior.

El cuarto estaba en penumbra; los extraños instrumentos de plata que había sobre las mesas estaban quietos y silenciosos en lugar de zumbar y despedir bocanadas de humo, como solían hacer; los retratos de anteriores directores y directoras que cubrían las paredes dormitaban en sus marcos.

— Oh Riley— le dijo casi aliviado al verla para luego ver a Potter.

— Es urgente abuelo, el señor Weasley fue atacado...—soltó con rapidez.

La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora