Capítulo 16: Feliz Navidad.

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Las semanas siguientes habían cumplido su promesa, al verse cada fin de semana, algo que llamaba un poco la atención para los allegados de Riley. Al ella salir todos los viernes en la noche y regresar muy temprano los lunes. No le explicó ni a su abuelo ni a su hijo a donde iba, con la justificación de que no tenía que darle explicaciones a nadie. Apenas a Dumbledore tenía que hacerlo profesionalmente de sus clases, pero nada más.

Era una mujer adulta de treinta y tres años, no una adolescente para darle explicaciones a nadie de a dónde iba o con quien...

Por otro lado, su relación con Lucius se fue estrechando, tanto que comenzaba a asustarle. Le asustaba depender de él tanto como cuando era joven e ingenua. Él siempre la estaba esperando cada viernes en su casa, al ella haberle entregado una llave a finales de noviembre para no hacerlo esperar. Ya que no tenía una hora fija de llegada...

Los días prácticamente se la pasaban hablando, leyendo, o durmiendo uno a compañía del otro sin que nada más sucediera. Porque Riley sabía que en el momento en que se entregara iba a terminar de perderse irremediablemente. Pero eso no hacía que los días fueran aburridos, la compañía del otro le bastaba.... Eran su pequeño secreto, y aquella casa su único testigo...

La navidad llegó más rápido de lo que la señora Black la esperaba. La cual pasó en casa con Orión. La había decorado por completo, como nunca había tenido oportunidad de hacer, incluso compró un árbol mágico y lo colocó en la sala cerca de la chimenea, en cuya base colocó regalos el día anterior, alguno de ellos comprados por su abuelo para ambos...

Con sumo entusiasmo Riley se había quedado viendo como su hijo abría cada empaque a la expectativa de lo que le había comprado, como todo niño de doce años debería estar en ese momento. Lo veía con tal añoro de por fin pasar una navidad tranquilos en una casa, y no en algún motel de paso, o en su auto como solía pasar, o como cuando tenían un lugar estable pero no podían darse el lujo de exponerse al comprar regalos o decoraciones.

Por lo que no pudo evitar sonreír al ver aquella escena, que le parecía casi irreal, solo esperaba que fuera la paz antes de la tormenta...

— ¿Por qué no hay una escoba? —preguntó Orión sacándola de sus pensamientos mientras veía que su hijo hacía un gesto extraño al comer una gragea de las tantas que le había comprado.

— Te compré una hace unos meses, no te quejes...—le respondió llevándose el chocolate caliente que tenía en las manos a su boca para tomar un sorbo—. Te compraré una el verano que viene, para que entres al equipo con una nueva...

— Yo quería la que había salido hace unos días...—se quejó el chico haciéndola reír mientras negaba, realmente lo estaba mimando y él se estaba acostumbrando demasiado rápido.

— Estás sonando justo como un niño rico mimado...—no pudo evitar comentar.

— Tanto tiempo con mis compañeros hace que me peguen sus costumbres...—comentó haciéndola reír mientras desempacaba otro de sus regalos—. Además, soy un niño rico sangre pura, puedo ser mimado también...—agregó haciéndola reír.

— No creí que diría esto, pero, deberías juntarte más con los gemelos Weasley, y menos con las serpientes...—dijo riendo y haciéndolo reír de nuevo antes de escuchar sonar el timbre.

— Yo voy— soltó el niño con confianza sacándose la varita del bolsillo para luego ir hacia la puerta en donde Riley había colocado una pequeña ventanita mágica para ver quién era quien tocaba sin que nadie te viera. Por lo que el rubio no tardó en abrirla para ver quién era—. ¿Qué hace él aquí? —preguntó furioso antes de caminar hacia la sala en donde estaba ella.

La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora