La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]

Capítulo 50: Crookshanks

— ¿Pensabas decírmelo?, ¿por eso no querías que habláramos de ello? —preguntó sin aminorar su rabia.

— Sirius cálmate, ¿sí?, no te debo explicaciones de lo que haga, hasta tú mismo admitiste que no te importaba si hubiera rehecho mi vida...

— Pero no con ese maldito cobarde— le interrumpió alzando la voz—. ¿Acaso olvidas todas las noches que lloraste por ese idiota?, porque yo si lo recuerdo perfectamente, porque estuve ahí consolándote...

— No lo entiendes— soltó negando.

— ¡¿Qué no entiendo Riley?, ¿Qué te dejaras enredar de nuevo por sus encantos?, ¿Qué no pudieras olvidar a ese cobarde?, ¿o que no quieras aceptar que fuiste una idiota al creer de nuevo en él?! — soltó con rabia levantándose para estar a la altura de ella.

— No voy a permitir que me hables de esa manera Sirius Black— le dijo enfureciéndose—. No tienes idea de lo que ocurrió, solo te conté parte de la verdad esa noche...— explicó con rapidez—. No te podía contar la parte en que él se hubiera hecho cargo con gusto pero que no podía dejar que se pusiera en peligro por mi culpa— comenzó explicando—. Tampoco te dije que solo se convirtió en mortífago para proteger a mamá y a Abraxas.... porque mi madre no podía protegernos a todo— añadió casi escupiendo de ira por su incomprensión—. No tienes idea de lo que pasó, no tienes idea de cuánto lo amo...

— Siempre has sido demasiado ciega para hacerlo—argumentó sin amortiguar su rabia—. Por merlín Riley está casado y tiene un hijo de casi la edad de Orión...

— Dejó a tu prima por mí, y ambos sabemos que un matrimonio mágico es irreversible— se defendió sin dudar—. No te pido que lo aceptes, porque sé que primero lo matas, ni siquiera que me comprendas como el amigo que eres para mí, pero si no es mucho pedir me encantaría que respetara a quién demonios meto a mi cama...

— ¿Qué hay del chico? —preguntó Sirius yéndose por el otro lado de la situación porque conocía lo suficiente a la rubia para saber que discutir sobre Malfoy era en vano. Ella siempre creería que tiene la razón—. Es su hijo...

— Orión está con él y su hermano— le interrumpió de golpe sin el pelinegro esperárselo—. Él lo sabe desde hace un par de años, el niño es idéntico a él cuando era joven, fue imposible mantener el secreto, y de hecho dudo que se pueda mantener al margen privado por más...—soltó suspirando.

— ¿Y lo aceptó sin más? —preguntó incrédulamente.

— A pesar de lo mucho que lo odias es un gran padre, ¿sabes?, me adora, aunque se enojó mucho por no haberle dicho cuando estuve embarazada— respondió con brevedad para luego negar—. Ama a su hijo, y Orión al fin puede crecer con su padre...

—Bien — soltó antes de negar y dar la vuelta sin decir nada más.

— ¿Solo dirás eso? —le reclamó por tal indiferencia.

— Créeme amor que quiero decirte miles de cosas de las cuales me arrepentiré más tarde— respondió con sinceridad haciéndola callar—. Solo te digo desde ahora, no voy a consolarte de nuevo cuando salgas lastimada, no soy su reemplazo...—le advirtió antes de subir por las escaleras sin dejarle contestar a ello, aunque de todas formas no lo haría.

Sabía desde el principio que no aceptaría sin más aquella situación, odiaba a Lucius desde pequeños por ella siempre haberlo preferido a él sin mirar a otra persona. Sin darse cuenta de lo que sentía, solo viéndolo como su mejor amigo. Por lo que sabía que lo mejor era darle su espacio hasta que pudiera al menos respetar su decisión, después de todo la casa era lo suficientemente grande como para albergarlos a ambos sin que se tuvieran que hablar lo más que necesario...