La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]

Capítulo 43: Sin salida.

Hermione pasó varias semanas en la enfermería. Los rumores sobre su desaparición no tardaron en correr cuando el resto del colegio regresó a Hogwarts al final de las vacaciones de Navidad, porque naturalmente todos creyeron que la habían atacado. Eran tantos los alumnos que se daban una vuelta por la enfermería tratando de echarle la vista encima, que la señora Pomfrey quitó las cortinas de su propia cama y las puso en la de Hermione para ahorrarle la vergüenza de que la vieran con la cara peluda.

El joven Orión cumplió con su palabra y no dejaba que nadie entrara a la enfermería a burlarse de la castaña, incluso había logrado conseguir los apuntes de las materias a las que había dejado de asistir al comenzar las clases para que no se atrasara.

— ¿Cómo es que consigues esto? —preguntó la castaña una noche luego de él llevarle los deberes de ese día.

— En realidad son de Harry, quiso traerlos él, pero cuando los tomé y los revisé vi el desastre que era lo que él hace llamar apuntes— respondió haciendo reír a la castaña que estaba aún con su rostro casi humano, y con mucho menos pelaje que el día del incidente.

— No deberías usar tu tiempo en esto...—dijo la chica sonrojada e incómoda por no poder articular una frase completa bien.

— Mis castigos han acabado así que tengo tiempo de sobra, además vi esas materias el año pasado...—le contradijo guiñándole un ojo mientras sonreía de lado, haciéndola sonrojarse antes de ella percatarse de que alguien los observaba desde la puerta de la enfermería. Al rubio notar que la bruja desviaba su mirada volteó la suya encontrándose con alguien que había olvidado que le estaba esperando—. Lo siento, se me ha hecho tarde...—exclamó con prisa antes de ver el reloj encantado en su muñeca que su padre le había regalado en su cumpleaños —. Va a matarme...

— ¿Quién es? —preguntó la niña con curiosidad haciéndolo reír mientras se levantaba de la silla delante de la cama de Granger.

— ¿Ella?, Rebecca, mi novia, quedé con ella hace unos veinte minutos...—respondió antes de sonreírle sin notar como la sonrisa de la castaña se había desvanecido—. Nos vemos mañana a la misma hora...—se despidió antes de caminar hacia la pelinegra y besarla en los labios en forma de saludo—. Lo siento, se me pasó la hora...

— No importa— dijo la chica sobre sus labios antes él tomar su mano—. Si no se tratara de una niña de segundo entonces si tendrías problemas...—le regañó con ironía haciéndolo reír sin notar que su nueva amiga limpiaba las lágrimas en su rostro sintiéndose idiota por siquiera considerarlo.

Sin el chico entender porque, Hermione le pidió a Harry y a Ron que le llevaran ellos sus deberes hasta que terminara de recuperarse, haciendo que él no tuviera que volver a verla. Y a pesar de que insistió en que no le molestaba hacerlo, terminó por ceder, haciendo que dejaran de verse por las siguientes semanas...

Riley por otro lado, se había mantenido al margen sin dejar de intentar encontrar al culpable de los ataques. Aunque gracias a la falta de estos, se le hacía el doble de difícil. Por lo que por un instante creyó que quien sea que tenía el diario se había deshecho de él.

Los días siguiente pasaron casi corriendo sin ningún acontecimiento. Hermione había salido de la enfermería la primera semana de febrero, aunque seguía intentando evitar a Orión a toda costa, algo que luego de varios intentos terminó por desistir y volver a sus andadas de antes.... Por supuesto gracias a esto, la castaña no se enteró de que había terminado con la chica de Ravenclaw, ni mucho menos que el día de san Valentín había llevado a una chica de Slytherin, Charlotte, a una cita en la salida a Hogsmeade...

Aquel día las paredes estaban cubiertas de flores grandes de un rosa chillón. Y, aún peor, del techo de color azul pálido caían confetis en forma de corazones. Por supuesto Lockhart no había desaprovechado la ocasión para llamar la atención, algo que Riley ignoró por completo en el desayuno. Aunque si no pudo ignorar que este definitivamente la había dejado en paz. Al final solo había necesitado darle un pequeño susto....