La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]

Capítulo 41: El club de duelo.

Luego de arreglar el famoso club de duelo que pretendía formar Lockhart fue abierto apenas dos semanas antes de acabar las clases. Al cual fueron la mayoría de los estudiantes al no tener idea de que era él quien enseñaría sobre duelo.... Como había acordado, Orión se encontraba en donde se celebraría el club a la espera de sus compañeros mientras veía con diversión la situación.

Por alguna razón el profesor Snape había aceptado ser el asistente o ayudante de Lockhart en aquel tonto club. Por lo que el rubio no podía evitar reír al ver la expresión de su profesor de pociones por estar allí. Sin embargo, a pesar de que este no le hacía la vida imposible como al resto de los alumnos, Orión no lo toleraba mucho por como trataba a su primo Harry, aunque nunca se lo había mencionado.

Minutos después el lugar comenzó a llenarse de estudiantes, y poco después entró Riley la cual había ido hacia allá por la mera curiosidad de cómo saldría aquello. Por lo que no pudo evitar mirar desde lejos aquel espectáculo.

Gilderoy por otra parte, había detectado su cabellera rubia platinada desde el momento en que entró al lugar, por lo que no pudo evitar sonreír por su presencia. Creyendo que había ido a verlo batirse en duelo, cuando en realidad si había ido, pero para burlarse de él...

—¡Venid aquí, acercaos! ¿Me ve todo el mundo? ¿Me oís todos? ¡Estupendo! El profesor Dumbledore me ha concedido permiso para abrir este modesto club de duelo, con la intención de prepararos a todos vosotros por si algún día necesitáis defenderos tal como me ha pasado a mí en incontables ocasiones, para más detalles, consultad mis obras.... Permitidme que os presente a mi ayudante, el profesor Snape —dijo Lockhart, con una amplia sonrisa—. Él dice que sabe un poquito sobre el arte de batirse, y ha accedido desinteresadamente a ayudarme en una pequeña demostración antes de empezar. Pero no quiero que os preocupéis los más jóvenes, no os quedaréis sin profesor de Pociones después de esta demostración, ¡no temáis!

Ante aquella declaración Riley no pudo evitar reír sonoramente llamando la atención de algunos pocos estudiantes, entre ellos su hijo que se había reído también. Y por supuesto Potter quien al verla no pudo evitar sonreír con complicidad al igual que los dos amigos de este.

Lockhart y Snape se encararon y se hicieron una reverencia. O, por lo menos, lo hizo Lockhart, con mucha floritura de la mano, mientras Snape movía la cabeza de mal humor. Luego alzaron sus varitas mágicas frente a ellos, como si fueran espadas.

—Como veis, sostenemos nuestras varitas en la posición de combate convencional —explicó Lockhart a la silenciosa multitud—. Cuando cuente tres, haremos nuestro primer embrujo. Pero claro está que ninguno de los dos tiene intención de matar— Riley no estaba tan segura de aquello al ver como Snape lo miraba...—. Una..., dos... y tres.

Ambos alzaron las varitas y las dirigieron a los hombros del contrincante. Snape gritó:

—¡Expelliarmus!

Resplandeció un destello de luz roja, y Lockhart despegó en el aire, voló hacia atrás, salió de la tarima, pegó contra el muro y cayó resbalando por él hasta quedar tendido en el suelo.

Aquello no sorprendió a Black, sino que le hizo ver un poco mejor que tipo de mago era Gilderoy. Nada de lo que decían sus libros, los cuales apenas había ojeado. Y sino lo conociera podría casi afirmar que lo que había escrito eran solo patrañas.

Lockhart se puso de pie con esfuerzo. Se le había caído el sombrero y su pelo ondulado se le había puesto de punta.

—¡Bueno, ya lo habéis visto! —dijo, tambaleándose al volver a la tarima—. Eso ha sido un encantamiento de desarme, como podéis ver, he perdido la varita... ¡Ah, gracias, señorita Brown! Sí, profesor Snape, ha sido una excelente idea enseñarlo a los alumnos, pero si no le importa que se lo diga, era muy evidente que iba a atacar de esa manera. Si hubiera querido impedírselo, me habría resultado muy fácil. Pero pensé que sería instructivo dejarles que vieran...