Capítulo 48: Sirius Black.

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Lucía igual que cuando lo vio en Azkaban, mugriento y con un trapo más que ropa, mientras una masa de pelo sucio y revuelto le caía hasta los codos. Si no le hubieran brillado los ojos en las cuencas profundas y oscuras, cualquiera habría creído que se trataba de un cadáver. La piel de cera estaba tan estirada sobre los huesos de la cara que parecía una calavera. Una mueca dejaba al descubierto sus dientes amarillos.

— ¿No me vas a dar un abrazo? —preguntó el pelinegro haciéndola reír con lágrimas en sus ojos.

— Luces fatal, y ya me ensuciaste siendo un can— respondió con burla negando—. Necesitas un buen baño...

— No, necesito que me abraces...—soltó antes de tomarla entre sus brazos para abrazarla como si quisiera comprobar que era real—. Mi pequeña...—le dijo en casi un susurro sin quererla soltar—. No tienes idea de cuánto te he extrañado...—añadió para luego separarse de ella y verla a los ojos—. Estás más hermosa de lo que recordaba...

— ¿Qué haces aquí? —no pudo evitar preguntarle dando un paso hacia atrás, mientras él le miraba extrañado—. No quisiste mi ayuda cuando te ofrecí sacarte y ahora sales haciendo un escándalo...—le reclamó haciéndolo suspirar.

— Había olvidado tus regaños— interrumpió antes de apartar su maraña de cabello de su rostro con rostro de cachorro pillado—. Te explicaré todo, ¿sí?, tal vez así puedas también ayudarme ya que trabajas en Hogwarts...

— ¿Ayudarte con qué? —preguntó con curiosidad antes de negar—. Necesito un buen baño, al igual que tú, y ropa nueva...—añadió antes de negar.

— ¿No vas a pedir explicaciones antes? —preguntó con curiosidad antes de ella negar.

— Ya me la darás cuando estés mejor, estoy segura que hasta mueres de hambre...—respondió sonriéndole para luego caminar hacia las escaleras—. Por cierto, ¿Cómo me encontraste? —preguntó con curiosidad mientras él le seguía.

— Sabía que si no estabas en casa de los Potter por obvias razones solo tendrías este lugar para poder estar cerca de lo poco que te queda...—respondió conociéndola demasiado bien por lo que no pudo evitar sonreír—. He estado desde temprano cerca esperando el momento propicio por cierto ¿sabes que tienen tu casa vigilada?

— Por supuesto, Fugde me tiene miedo— respondió de forma casi automática como si no fuera importante, aunque al pelinegro aquel hecho no le sorprendía—. De hecho, esta mañana tuve un juicio para relacionarme con tu escape...—mencionó encogiéndose de hombros al llegar al segundo piso e ir directo al baño de invitados.

— Lamento eso, nunca creí que te metería en problemas— se disculpó de inmediato poniéndole cara de cachorro arrepentido por lo que Riley no pudo evitar reír—. ¿Cómo lograste salir de eso?

— Luego te lo explico, ahora a darte un baño, iré a mi baño a hacer lo mismo— respondió abriendo la puerta.

— ¿No puedo tomar un baño contigo? — preguntó sonriendo de lado provocando la risa de su esposa antes de negar.

— Nunca cambias Canuto— solo dijo para luego caminar hacia su habitación para poder tomar un buen baño...

Luego de veinte minutos la rubia salió del baño preguntándose cómo le explicaría lo complicada que era su vida sin que se enfadara, o al menos que no explotara echando miles de maldiciones como sabía que haría. Pero rápidamente apartó aquellos pensamientos mientras se cambiaba con rapidez, para luego tomar una camisa y unos pantalones, de la ropa que a veces dejaba Lucius en aquel lugar, aunque a ninguno de los dos le gustará saber esto.

La hija de Lord Voldemort [Lucius Malfoy/Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora