Tinta

9.

A veces te conoces primero y luego a la persona indicada. Otras es a la inversa, primero conoces a la persona indicada y después a ti.

Normani esperaba paciente su turno, mientras el profesor Rivas, quien enseñaba literatura, revisaba; estaba ansiosa porque sentía que había perdido la noción de lo que quería lograr pero aún así había escrito todo lo que pudo, era cierto que había perdido la concertación un par de veces pero se había recuperado.

El día anterior había sido difícil de llevar con la visita de Thomas a su casa.

Ahora veía como Lauren sonreía debido a los comentarios de profesor y de vez en cuando dejaban salir uno que otro comentario acerca de cómo iban las cosas para Lauren. Normani podía escuchar alguna que otra cosa, pero siempre nerviosa.

Tenía miedo de que le dijeran que había fallado en su mayor sueño.

Así como había estado pensando Lauren se dio la vuelta con una sonrisa triunfante, una vez más lo había logrado.

Profesor: —Normani, puedes acercarte —indicó con la mano sin apartar la mirada de un folio sobre el que había escrito algunas notas— es tu turno.

Lauren le dio un apretón en el hombro de manera cariñosa en cuanto Normani pasó a su lado.

Lauren: —Todo irá bien, eres Normani Kordei —y le dio una sonrisa que podía calmarla. Aunque esta vez no funcionó del todo y de la manera en la que estaba acostumbrada.

Normani había conocido la sonrisa que le daba vegas era tranquilidad, y no estaba aquí.

Normani: —No, a ti te fue bien porque eres Lauren Jauregui. —hizo énfasis en el nombre de su amiga mientras dejaba salir un suspiro.

Profesor: —Señorita Hamilton no tenemos toda la mañana. —levantó la vista ajustando sus gafas.

Normani: —Lo lamento. —en cuanto llegó frente a su profesor, entregó las hojas que había escrito la noche anterior.

Profesor: —Déjame ver qué has hecho. —tomó las hojas y comenzó a darles una lectura rápida.— ¿Has tenido algún problema? ¿Alguna duda? —preguntó amable mientras seguía poniendo atención al escrito.

¿Qué si había tenido un problema? Había tenido varios, pero el más importante fue su falta de inspiración al terminar las partes finales.

Normani: —Uhhmm... digamos que sí. —respondió mientras jugaba nerviosa con el borde del suéter que traía— mi problema fue con la parte final, aunque sentí que escribí muy poco pero no estaba segura de seguir porque tal vez lo arruinaría... así que me detuve —dejando salir un largo suspiro mientras observaba por la ventana, recordando sus intentos la noche anterior.

Profesor: —No es necesario escribir más de diez folios completos, Normani. —bajó el material que tenía mientras hacía un par de apuntes, después miró a su alumna— por mi podías escribir dos, solo dos folios y estará bien mientras sea de calidad... Y esto —levantó las hojas que pertenecían a Normani— lo es.

Por un momento Normani creyó que obtendría alguna especie de comentario negativo, algo que le exigiera más y más para que pudiera sentir la presión. Todo el tiempo había estado acostumbrada a que le exigieran y ella tuviera que cumplir, y no era sano.

No era sano para nadie hacer algo solo porque los demás así lo quieren, no era justo. Algo que amas jamás debe exigirse bajo presión, eso solo lo arruinaría.