67. Fragmento de Realidad (Pt.2)

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Uniendo pedazo a pedazo te das cuenta cómo son las cosas en realidad, si tienes suerte todo está cómo pensaste o planeaste y  si no, vas a darte cuenta que te hace falta un fragmento. 

OFICINAS Y CORPORATIVO HANSEN 

Al mirar hacía arriba por la ventana, Brandon reconoció el lugar y no dudó más de que hacía lo correcto y lo que estaba en sus manos. Estacionó el coche frente a los escalones que dirigían a la puerta principal y sujetó las llaves. Se quedó viendo un poco más, gente entraba y salía por las puertas giratorias, nadie reparaba en el coche que recién llegaba ni en los dos muchachos e su interior.

—¿Crees que lo que vamos a hacer es lo correcto?—Brandon apartó lentamente la vista de lo que era la fachada principal del gran edificio y vio al chico que lo acompañaba como copiloto; James.

—No sé si sea vaya a ser lo correcto, todo depende de cómo nos reciban James—explicó Brandon quitándose el cinturón de seguridad—. Lo que sí sé es que sino lo hago, yo no podré sentirme completamente tranquilo estando al tanto de la situación. Y sé que tampoco él está haciendo lo correcto. ¿Vamos?—preguntó y James asintió sin dudar.

Abrieron las puertas del auto y subieron los escalones hasta llegar a las puertas y entrar al gran vestíbulo de las oficinas del corporativo Hansen, donde sabía que trabajaba Normani y Theo, y por su puesto el mismo Thomas Hansen como vicepresidente de la corporación. Sus pasos se escucharon sobre el piso de mármol, caminando hasta una mesa de recepción.

—Con Thomas Hansen, por favor. Tengo que hablar con él de un asunto importante—dijo Brandon con voz segura, pero sin sonar pretencioso ni grosero. 

La persona; una mujer de unos treinta años vestida elegantemente; que estaba frente al mostrador los miró de arriba a abajo, Brandon venía con una camisa azul y un par de pantalones cafés, algo descuidado y James por su parte tenía unos pantalones negros con tirantes y una camisa de manga corta, con su habitual boina. Ellos se limitaron a esperar de su lado del escritorio. 

—Cita a nombre de quien busco en el registro—comentó sin perder seriedad, siendo solo un poco amable.

—No tenemos ninguna cita, pero debo hablar con él de cierto asunto que le interesa—explicó Brandon apoyándose con los codos en el escritorio y viendo a la recepcionista—. No pienso quitarle mucho tiempo, solo indíqueme donde puedo encontrarlo, por favor.

—Lo lamento señor, si no tiene una cita agendada me es prácticamente imposible dejarle pasar a hablar con él, el señor Hansen es el vicepresidente y está ocupado la mayor parte de la jornada laboral—informó la mujer, pero tomó una pluma y acercó su agenda de citas, ofreciéndose a ayudar—. Si usted prefiere, puedo agendarlo y pasarle el recado para que él sepa de qué asunto se trata.

—Necesito hablar con él de inmediato—la mujer negó y Brandon suspiró frustrado. Fácilmente podía tomar las escaleras o el elevador e ir a buscarlo—. Solo dígale que Brandon Hernández vino a verle.

No lejos de ahí, solo a unos pasos de distancia, un chico que iba en traje negro los escuchó y bajó la carpeta en la que estaba tan ocupado un instante atrás. Reconoció las voces y segundos después no tardó en reconocerlos a ellos también. Se fue acercando a paso decidido hacía ellos hasta dejar sus cosas en el escritorio de recepción para llamar su atención y los observó.

—Brandon, James—saludó Theo a cada uno con un apretón de manos y una palmada amigable en la espalda—. ¿Qué hacen aquí abajo?

—Querían hablar con el señor Hansen, no tienen ninguna cita para hoy y me ofrecí a agendarlos para que se les atienda lo más pronto en días próximos—comentó la recepcionista y Theo asintió viéndola a ella y después a los otros con una mirada interrogativa. 

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