41. Colores En El Lienzo

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Hay muchas maneras de colorear nuestras vidas, con fotografías, con retratos, con escritos, con recuerdos. Hasta que no quede espacio en nuestro lienzo en blanco llamado vida.

Con un golpe de su pierna Normani se encargo de cerrar la puerta trasera del auto de su padre y cargando más de un par de cosas siguió a Ally por el camino hasta su casa, ambas habían pasado a casa de Ally por algo de material, aunque dudaban poder usarlo todo, prefirieron no dudar en tomarlo.

—No me explico por qué hemos traído tantas cosas y ni siquiera sabemos si vamos a usarlas todas—exclamó Normani riendo con una caja entre sus brazos mientras iba detrás de Ally que se detuvo y se dio la vuelta sonriéndole fingiendo estar ofendida—. ¿O es que piensas mudarte conmigo sin haberme dicho y ahora estás tomándome por sorpresa?—preguntó con una ceja enarcada.

Ally no dudó en reírse y negó con la cabeza por ese comentario, pero Normani logró darse cuenta de que había un ligero rubor corriendo por sus mejillas, lo que le hacía ver adorable.

—Eh, que vamos más despacio. No te emociones demasiado...—advirtió Ally sonriendo y dio la vuelta para serie su camino—. No aún—bromeó en un murmullo que Normani alcanzó a oír y se apuró hasta alcanzarla antes de que tocara la puerta.

—¿Qué? Bueno, entonces avísame cuando sea el momento—respondió Normani al instante siguiéndole el juego y apoyándose en el marco de la puerta—. ¿No trabajas sábados, cierto?

—No, al menos que me necesiten en la cafetería por alguna ocasión especial. Pero mi padre no me dijo nada, así que supongo que mañana es mi día libre— Explicó Ally encogiéndose de hombros—. El domingo sí trabajo, estoy ahorrando dinero para... para algo—contestó rápidamente.

—Bien, me alegra porque he pensando en un plan para nosotras, mañana podrías venir de nuevo y...

—Tú hiciste planes para nosotras sin preguntarme—dijo Ally interrumpiendo mientras ponía lo que cargaba en el piso y negaba sonriendo—. Y luego te sorprendes de que quiera mudarme sin decírtelo—bromeó una vez más.

—Es por eso que te estoy avisando ahora, para que no te sorprendas mañana cuando vaya por ti tan temprano—contestó Normani riendo un poco e imitando la acción de Ally de poner las cosas en el piso para abrir la puerta—. No se me olvida que dijiste que querías que te acompañará, así que después de eso creo podríamos hacer algo.

—¿Algo como qué?—preguntó con curiosidad, apoyando su costado también en el marco de la puerta y quedándose de frente a Normani.

—Me parece que aún no entiendes bien el concepto de sorpresa—respondió Normani tomando la mano de Ally y jugando con ella con su pulgar—. Y es por eso que no quiero decírtelo hasta que lo veas. ¿Entonces te parece bien? Quiero acompañarte.

—Me parece muy bien entonces—accedió Ally apretando la mano de Normani con cariño y viéndola a los ojos. Estaba feliz. Ambas lo estaban—. Y por cierto, claro que sé la definición y lo que significa sorpresa—dijo encogiéndose de hombros con una ligera mueca que se fue convirtiendo en una sonrisa mientras jugaba con la mano de la chica entre la suya—. Es la expresión que tendrás en tu cara cuando me mude—bromeó nuevamente haciendo que ambas rieran.

—¡Ally!—exclamó Normani riendo por la broma, pero dentro de ella sentía tantas cosas solamente al escucharla sonreír. Era indescriptible.

—¿Quién va a mudarse entonces?—preguntó Andrea abriendo la puerta frente a ellas y y colocando sus manos sobre su cintura—. ¿Van a quedarse calladas nada más? Hace segundos parecían ser las personas más elocuentes del mundo.

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