12. Colores cálidos

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Cuando comienzas a querer algo, de repente vas encontrando más razones para que funcione.

La lluvia no había cesado desde que había cálido la tarde, era tan recia y parecía interminable que la mayoría había optado por irse a dormir más temprano, y las luces de la hilera de casa se mantenían apagadas.

¿Quién deseaba hacer algo más que solo acostarse a escuchar cómo caían las gotas de lluvia? Había una excepción, Ally estaba sentada en el suelo de su habitación con muchas cosas tiradas a su alrededor, lápices de colores, bolígrafos y folios arrugados de ideas que habían resultado fallidas a su parecer.

Mantenía los pies cruzados mientras su lámpara iluminaba alrededor de ella. Tenía el ceño fruncido, cosa de la que ella no se percataba, que le permitía estar concentrada, cuando consideró que su boceto había quedado simplemente sonrió y se levantó yendo rápidamente a su armario, que al abrirlo cayeron algunas de los objetos que ella guardaba ahí.

—Oh —fue lo único que Ally pudo pronunciar al ver sus cosas caer— Lo limpiaré por la mañana. —se justificó a si misma. Y se metió al interior del armario, encendiendo la lámpara y buscando lo que quería: un lienzo en blanco.

Siempre tenía el caballete junto a la ventana que daba al patio trasero de la casa porque creía que desde ahí tenía una buena vista, colocó el lienzo y buscó el boceto que había estado haciendo por horas. Desde que llegó del día de campo que había tenido con Normani, lo único que hizo fue darse un baño y cambiarse de ropa y se había dedicado horas a ese boceto.

Era una idea que necesitaba ser materializada para poder apreciarla.

Ahora en horas de plena madrugada se dedicaría a pintar, tenía una sola imagen en la cabeza que le pareció perfecta desde que logró apreciarla, y la lluvia solo le había recordado cómo fue todo. Plasmaría una pequeña fuente y los muros verdes hechos de arbustos bien delineados, sin saber la razón exacta ella pintaría su día de campo y utilizaría un nuevo color que no esperaba usar y era únicamente porque alguien había dicho que le agradaba.

Estaba de acuerdo que su paletada de colores había cambiado, e incluso aquellos que no se atrevió a usar en el pasado por falta de seguridad, aquellos que le darían calidez al cuadro y sin saber la razón exacta ella pintaría a Normani dentro del cuadro.

•••

—Te digo que sí Dinah, aún contra todo lo que yo esperaba y lo que había visto, ella compró ese color. —susurró Camila inclinándose sobre la mesa para hacerse escuchar a su amiga que se sentaba al lado contrario— Eligió el color que a Normani le pareció lindo.

—Vale, entiendo lo que quieres decirme. ¿Pero por qué haces tanto escándalo por algo como eso? —Dinah se encogió de hombros y arrastró el libro de ciencias que estaba sobre la mesa hasta ella— Deberías enfocarte en terminar de estudiar.

—No me estás escuchando Dinah. —Camila sacudió la cabeza, negando, y murmuró nuevamente un poco más alterada— Ally compró un frasco de tinta que a Normani le gustó. Ally nunca ha hecho algo como eso. —observó a su alrededor esperando que su pequeña amiga no la escuchase— Pero actuó como si no fuera la gran cosa.

—Eso deberías hacer tú, si Ally compró algo porque a Normani le gustó solo déjala, tal vez ella le cae demasiado bien. Además debes aceptar que ellas tuvieron una buena conexión desde que se conocieron. —Dinah sonrió alejándose un poco de la mesa y cruzando los brazos sobre el pecho— Olvídalo, no es una catástrofe en el mundo.

Camila estaba un poco paranoica por lo que vio cuando Ally entró acompañada a la tienda de arte, había estado actuando muy natural, lo típico en su amiga como todos los días sin embargo al final, justo antes de dejar la tienda, Ally actuó contra todos los pronósticos de Camila y compró algo de más, el frasco de pintura que a Normani le había parecido lindo, parecía no ser el gran hallazgo, pero terminó en la bolsa de compras que su amiga se llevó a casa.

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