14. Música de piano (maratón 1/3)

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Siempre habrá algo que nos proporcione la calma que queremos en un momento de angustia, de preocupación o de simple necesidad. A veces no sabemos qué es, y otras veces recién lo descubrimos.

El sonido de los cubiertos aumentaba la tensión por momentos, de vez en cuando Dinah levantaba la vista de su plato y observaba a su primo que tenía la frente arrugada y la mirada completamente seria, evitaba sonreír de manera evidente pues no quería que su padre se diera cuenta aunque ella sabía perfectamente que Gordon estaba igual.

Era gracioso ver como una chica había puesto en su lugar a al gran Thomas Hansen.

Ella conocía a Ally muy bien desde hace un par de años, siempre había asegurado junto a Camila que su pequeña amiga era como un rayo de sol que alumbraba sus momentos más nublados, era de capaz de hacerlas reír, de sorprenderlas con todo lo que sabían, y de lo dulce que podía ser. Amaban su personalidad y ya contando este día, creían haber visto todo de ella.

Dinah no sabía si era por el hecho de que en su alma llevaba ese espíritu de artista lleno de creatividad y de una inquietud pero Ally era en algunas ocasiones alguien que actuaba por impulso, casi de manera salvaje si lo veían desde el punto de vista de alguien como Thomas, era algo así como su propia versión de un espíritu libre.

Tenía una peculiar forma de ser.

—¿Qué les ha parecido la comida? —Milika preguntó amablemente mirando a sus invitados que habían llegado de manera improvisada—. ¿Le has gustado?

—En realidad es muy buena, por algún momento creía que usted también trabajaba en al cafetería de los padres de Ally—dijo Lauren mientras comía un poco más de la pasta blanca que estaba en su plato.

Milika rió un poco mientras los seguía observando, el único que parecía fuera de lugar era Thomas, quien aún se mantenía con mentón serio. Las chicas parecían disfrutar de su comida.

—Oh no, no. Los Hernandez tienen un refinando toque comparado a este, los bocadillos y platillos que ellos preparan son mucho mejores. Estoy segura de eso—Milika dirigió su mirada a Ally quien sonreía por la amabilidad de la madre de Dinah—. ¿Qué me dices Ally? ¿Tú has heredado ese exquisito sazón de los Hernandez? Apuesto a que sí.

—Mamá, créeme que eso es poco para Ally. Aún le queda un largo camino y sus postres ya son el mismo paraíso—Dinah puso una mirada de ensueño en cuanto recordaba el sabor de aquellos platillos provocando la risa de sus amigas—. Pienso que a Ally le gusta innovar y es lo que le hace tener tan buen gusto.

—Sí Milika, Dinah y yo le repetimos eso constantemente—aseguró Camila con el cubierto a medio camino de su boca—. Ella debería tener un día especial en Tardes de café, eso le dejaría más clientes. Todos deberían probar sus postres.

—Ustedes solo están exagerando, no es la maravilla del mundo—un rubor se creó en las mejillas de Ally mientras hablaba—. Ha sido mi madre la que tiene el excelente gusto, todo lo he aprendido de ella.

—Me queda pendiente pasar por un café y hablar con ella—Milika sonrió de manera maternal al ver a Ally, en su opinión ella era el retrato en vida de su madre—. Espero que le mandes saludos de mi parte.

—Lo haré.

Thomas miró con fastidio la escena y pensó que el tiempo que se había quedado durante esa comida resultaba ser una pérdida, no eran parte de sus planes el que Normani estuviera ahí pero no había podido acercarse a ella porque la chica le prestaba toda su atención a la tal Ally, incluso cuando solo estaba comiendo. Y eso lo tenía cansado.

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