71. Espacio en Blanco (Maratón 1/2)

73 7 31
                                    

Es la primera vez que inicio un capítulo con una nota, pero era necesario. Sé que disculparme con ustedes ya no es suficiente, la demora ha sido demasiado, pero espero que entiendan que esto lleva tiempo y en lo personal no quiero darles capítulos solo por dárselos, quiero dar lo mejor de mí y fue ese el motivo por el cual estuve mucho tiempo distanciada porque si no era lo mejor, prefería darme mi espacio.

Es por eso por lo que las actualizaciones han sido muy lentas.

Además, había tenido poco tiempo porque tuve un hijo... mi tesis jaja :( hace unos meses la entregué y presenté el examen profesional de la defensa de mi tesis. Hoy le escribo esto siendo una profesionista, he compartido muy poco de mi con ustedes, pero esto quería contárselos porque empecé a escribir aquí empezando mi carrera.

Crecí aquí, con ustedes, y he logrado una de mis metas.

Fue todo ese proceso lo que realmente me demoraba, mi vida estaba, y aún está, en un proceso de cambio y reacomodo. Espero ya ponerme al día con ustedes.

Y solo para que estén enteradas, ninguna historia se quedará sin final y si aún están dispuestas a leerme podría estar aquí un buen rato.

Gracias y espero les guste este capítulo.

• • •

Algunas veces un lugar vacío puede ser el perfecto espacio en blanco para comenzar, pero en otras ocasiones más dolorosas, podría resultar ser el final de todo.

En plena madrugada aun cuando ni el cielo mismo planeaba comenzar a teñirse de un color celeste, un auto iba sobre la calle por la cual había llegado. James, quien tenía las manos sobre el volante, bostezó una vez más desde que había encendido el auto y había recogido a Ally sin que esta le explicara muy bien de qué iba todo.

El muchacho estaba disfrutando de sus horas de sueño cuando la llamada había llegado a él. No planeaba contestar, pero hubo un segundo timbre insistente lo que le hizo tomarla. Y en cuanto escuchó la voz de Ally, se sentó en su cama de inmediato, prestando atención a las palabras de su amiga. Segundos después estaba dentro del automóvil, esperando que su padre no notara la ausencia del muchacho, y se puso en marcha.

Cuando él había llegado hace quince minutos Ally estaba el umbral de su puerta, con todas las luces de la casa apagadas, sentada en el último escalón del pórtico con el rostro sobre las manos y una caja a su lado. Ella no le dio tiempo de bajarse del coche y se había precipitado a su encuentro con la caja entre sus manos. Le había dicho que necesitaba que la llevara y no le dijera a nadie, que necesitaba dejar unas cosas. Desde entonces, James no había dirigido ni una sola palabra a la pintora.

—¿Me repites la dirección? —preguntó James mirando a su amiga, sabiendo que ella no le había dado ninguna.

—Pero no te la he dado—respondió levemente confundida y vio a James sonreír enarcando las cejas, acentuando la mirada en ella—. En la siguiente calle, dirígete a la izquierda.

—Ally, estoy seguro de que la razón por la que estoy aquí es porque confías en mí, de otra forma no hubieras tomado ese teléfono y hecho esa llamada—hizo la observación y su amiga lo miró un poco indecisa—. Ahora, no puedo ir a ningún lado si no me das la dirección—advirtió.

—De acuerdo, iremos hasta Carrer del Capità...

—¿Hasta allá? —preguntó alarmado al escuchar aquello—. Mira Ally, no es que yo quiera meterme en tus asuntos... ¿pero a qué vas?

—Solo quiero dejar ahí un par de cosas...—contó sombríamente viendo la caja entre sus manos.

—Yo sé que no me quieres tomar el pelo Ally, he estado yendo en esa dirección para dejar tus otras cosas tantas veces antes... las cajas de todo lo que va a servirte en las cortas estancias que habías pensado hacer ahí—hizo una pausa para ver si Ally se animaba a contarle más de aquello, pero no fue respondido—. Si piensas que...

TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora