23. Estamos juntas

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Te darás cuenta de que seguir a tu corazón no es algo malo cuando alguien quiera decirte lo contrario. Ahí veras cuan valiente eres para defenderle lo que quieres e ir contra lo que te imponen.


Normani suspiró al ver la cae vacía, esa calle que tan conocida se le hacía. Era como volver y despertar de un maravilloso sueño y encontrarse con esa realidad tan diferente, tan cruda que vivía, aunque estaba segura que después de esa maravillosa cita jamás podría querer que las cosas sean diferentes. Y con la mano de Ally entrelazada con la suya en ese preciso momento sentía que muchas cosas podían mejorar, le daba esperanza.

—Necesito irme a casa—dijo Normani deteniéndose en la acera, a unos cuantos metros de llegar a la vista de su casa—. Estoy castigada y mi mamá está cubriéndome para que mi papá no se entere—admitió.

—Desearía que pudiéramos quedarnos más tiempo, sigo pensando que en el momento que volvamos a encontrarnos las cosas cambien. Qué puede ser que he arruinado todo—dijo Ally un poco insegura, todo era tan real que le asustaba fuera solo una fantasía—. Tengo miedo de que la próxima vez sea tan diferente.

—No, por supuesto que no—Normani tomó las manos de Ally, no la haría sufrir porque la idea de hacerlo le era completamente dolorosa—. Esta ha sido la mejor noche que he pasado en muchos años en mi vida, y quiero que se repita si tu me lo permites. No mentía con nada de lo que pasó, en verdad me gustas y me has dicho que quieres arriesgarte y yo voy a seguirte.

Ally sonrió pasando su mano libre por la mejilla de Normani, fuera lo que fuese eso que estaba sintiendo cuando la tocaba, como si millones de plumas tocaran delicadamente su piel, se le estaba haciendo un deseo que quería tener siempre. Tendría que confiar en Normani, y lo hacía, al menos cuando la miraba directamente a esos ojos con un color café tan profundos que podía quedarse mirándolos por horas, creía en ella. Normani no podría estar mintiéndole, ella no sería capaz de actuar así.

—De acuerdo, creo en ti—sentenció Ally, caminando un poco para llegar a la casa de Normani. Ella se sabía el camino hasta su casa y se preocupaba más por  Normani—. Supongo que nos veremos hasta dentro de dos días, en la cafetería.

Normani caminó mas lento debido a la sorpresa, no había caído en la cuenta hasta ese preciso momento de que hoy había sido una ocasión especial y por eso había visto a Ally, normalmente solo veía a Ally durante la semana. Lunes a viernes, si tenía suerte y cuando sus horarios coincidían.

—Sí, tienes razón en eso—Normani frunció el ceño ligeramente—. Había olvidado que...—se vio interrumpida por su sorpresa al darse cuenta del automóvil negro que estaba estacionado frente a su casa; conocía ese auto—. ¿Qué?

Ally siguió la mirada de Normani sin soltarle la mano, a diferencia de la chica ese auto no se le hacía conocido en nada y por lo tanto no significaba nada para ella el que estuviera ahí aparcado; para ella fácilmente podría haber sido el nuevo vehículo de la familia Hamilton. Pero cuando sintió tensa el agarre de Normani comprendió.

No le fue difícil unir todas la piezas y adivinar a quien pertenecía. Y al darse cuenta de que era lujoso comprendió que Thomas estaba en esa casa, solo le bastaban esas dos únicas veces que lo había visto para saber que no lo quería cerca de Normani ni de Dinah, la primera vez lo había visto en esa fiesta a la que acompañó a sus amigas en la que él estaba comportándose realmente mal con Normani y la segunda vez en la casa de los Hansen, queriendo llamar la atención de la chica morena, cosa que ella no permitió.

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