17. Festival de las flores

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Verás que hay cosas que no tienen un valor monetario.

Derrick Hamilton bajaba de su auto cuando estacionó frente a su casa, tenía una sonrisa en el rostro mientras caminaba por el sendero para llegar a la puerta principal. No le importaba que el día estuviera con un clima sensacional en el exterior, el sol no era demasiado caluroso y el viento era realmente agradable para quedarse de pie y sentirlo contra el rostro.

Pero aquel hombre con su traje de negocios no le interesaba nada de eso, solo quería dar las buenas noticias que tenía. Eso era mejor para él que cualquier temperatura en el clima.

Tomó las llaves de su chaqueta y abrió la puerta, con una sonrisa en el rostro. Camino al comedor y pudo ver a su pequeña familia, conformada por su esposa e hija, sentadas a la mesa ya listas para el almuerzo. Ellas estaban un poco sorprendidas por la expresión en su rostro. Lo miraban atentamente hasta que llegó junto a la mesa después de dejar el portafolios y chaqueta a un lado.

—Buenas tardes familia—saludo él, poniendo la mano en el respaldo de una de las sillas—. Qué bien huele el almuerzo, ¿te has esmerado tanto hoy, no es así?—y sonrió.

—Es un simple estofado cariño—respondió Andrea sonriendo un poco, mientras ponía las vajillas.

Derrick rió ligeramente, sorprendiendo a Normani que hace mucho no lo veía a hacer eso, no era una risa forzada o simplemente provocada por compromiso, era una real. Él tomó asiento y puso las manos sobre la mesa, notando que ambas lo observaban de manera atenta.

—Tengo buenas noticias—reveló finalmente—. Creo que incluso que sean buenas s queda muy corto.

—¿Son del trabajo?—Andrea se sentó.

—Sí, así es—Derrick sonrió emocionado—. Son del trabajo, el mismísimo George Hansen me llamó a su oficina está mañana y habló conmigo acerca de un ascenso—Normani dejó salir un suspiro de asombro—. Me dará la oportunidad de obtener un mejor puesto en la empresa, me ha dejado a cargo de cerrar varios contratos con proveedores e inversionistas. Será por unos meses.

—¡Eso es muy bueno!

—Mucho más que eso, pasare más tiempo en la oficina.

—El señor Hansen fue muy considerado.

—En realidad no fue sólo él—Derrick dejó de mirar su plato—. También Thomas estuvo ahí, es un bueno muchacho y me ayudó a conseguir esto.

Normani enarcó las cejas sin levantar las mirada, no se creía que el muchacho estuviera haciendo eso porque era bueno simplemente pretendía sacar algo que era de su interés y después dejar las cosas. No sabía qué podía ser pero tratándose de la empresa del padre de Thomas podía imaginar que tenía que ser algo en los negocios.

—Bueno, ya habrá forma de agradecerlo—Andrea sonrió, estaba emocionada también por aquel hombre en su comedor—. Tal vez pueda venir a cenar un día.

Nuevamente Normani rojo en silencio para no estar incluida en algo como eso. Prefería mantenerse al margen.

—Oh no, no. Thomas no quiere que yo le agradezca—en ese momento Derrick dejó su comida olvidada—. Él pensó que seria buena idea salir contigo Normani, cree que será bueno volver a conocerse. Ya sabes—sus ojos chocaron con los de su hija—. Así que quiere invitarte.

—¿Eso quiere?—Normani por primera vez levantó la mirada.

—Sí, y a mí me ha parecido una buena idea—Derrick agregó con una sonrisa, no como la que traía al entrar—. Así que dije que te convencería de una cita con él, no pedes decirle que no Normani. Son amigos y salir de vez en cuando no está mal, además si se da algo, él es un buen muchacho. Te trataría como mereces.

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