60. Confianza

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Mientras no se pierda la confianza, tanto en alguien como en uno mismo, es posible hacer que las cosas funcionen.

Salir de aquel lugar era una sensación liberadora sin ninguna duda. Se permitió respirar profunda y tranquilamente después de aquella mañana tan larga, en el que sintió que de alguna manera había estado atrapada. Al cruzar la puerta Normani pudo ver a Lauren sentaba junto a las escaleras que estaba afuera y cuando se percató de su presencia, su mejor amiga dejó de cruzarse de brazos y en seguida se puso de pie y le sonrió.

— Así que la llamada de emergencia era por esto—comentó Lauren con una risa, acercándose con los brazos extendidos hacia ella, rodeándola en un abrazo lo suficientemente duradero—. Creo que lo he entendido, no tienes que llamare todos los días.

— Deberías ponerte feliz por convertirte en mi salvadora—defendió Normani, apretando a su mejor amiga contra ella durante un momento que se permitió disfrutar—. En lugar de que estés quejándote, deberías alegrarte de que te haya llamado.

— Vaya manera de pasar mi verano—bromeó Lauren indicándole el camino—. No hay forma más divertida que pasar por ti hasta... este lugar, todas las tardes del verano—comentó señalando el camino.

— Agradece que te llamé—respondió la chica morena—. Y que siempre lo hago.

— Sí, claro. Por supuesto—una sonrisa de lado fue dibujándose en el rostro de Lauren, mientras veía a caminar a Normani a su lado—. Entonces dime, ¿mi llamada fue antes o después de la llamada que le hiciste a Ally?—cuestionó riendo, Normani sintió el leve golpe en su costado.

— En ningún momento he dicho que le he llamado, Lauren—defendió.

— Claro que no, pero hay cosas que no tienes que decirme y de las que me puedo dar cuenta yo sola—aseguró pasando un brazo detrás de los hombros de Normani molestándola con una sonrisa—. Además, de alguna manera, te quedas callada cuando la menciono como si estuvieses haciendo algún recordatorio mental de su imagen. ¿O me equivoco?

Los ojos verdes de Lauren escanearon el rostro de Normani, dándose cuenta de que la comisura de sus labios estaban ligeramente curvados y sabía perfectamente que era porque trataba de retener alguna sonrisa. Y cuando devolvió su mirada, los ojos de Normani le parecieron más brillantes y sabía que de alguna manera eso era posible.

Normani bajó el rostro hasta el piso y Lauren supo que había dado en el blanco. Claro que lo hacía, conocía muy bien cada gesto que hacía cuando quería expresar algo sin la necesidad de recurrir las palabras. Y aunque le había costado un poco de trabajo tratar de dejarla ir, porque tenía miedo de dejarla desprotegida de alguna forma, había llegado a la conclusión de que realmente adoraba ver a Normani sonreír de la manera en que lo hacía o ver su mirada completamente diferente, más llena, más alegre.

Y Lauren estaba más que agradecida con Ally por eso.

— ¿Vas a llevarme o seguiremos aquí hablando de esto?—preguntó Normani sonriendo, y con eso confirmó la respuesta de su amiga que simplemente correspondió y asintió en seguida.

— Ya nos vamos—aseguró la chica de ojos verdes—. Y bueno, quiero que sepas que no tengo ningún problema viniendo por ti al trabajo todos los días, lo entiendo, ya no tienes que llamarme.

— Muchas gracias—dijo golpeando el costado de Lauren de manera juguetona—. Y también por entender, ahora; te agradezco que seas puntual que ya voy una hora tarde para la cafetería, todo por estar aquí más de lo que me había imaginado.

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