Tinta

55. Azul Amanecer

N/A: La canción me salió en aleatorio en spotify mientras escribía el capítulo... Coincidencia tal vez.

Muchos colores pintan nuestro panorama, uno tan diferente al otro que nos perdemos en ellos pero aquel que percibimos con mayor intensidad es el que capta nuestra total atención.

Su respiración completamente intensa, casi desbalanceada, y con muy poco bajo su control, es lo que percibía Ally cuando sentía los lentos besos de Normani en su cuello. Podía no ser algo tan profundo, podía ser algo apenas tangible sin embargo su constante repetición, lenta y significativa, producía la alteración de su respiración junto con su pulso, y provocaba que ya se sintiera bastante expuesta de alguna forma.

Tal vez aunque fuera algo sencillo el mero hecho de la intención, de la magnitud de cariño que transmitía o de lo que no podían explicar en palabras, era lo que estaba causando esa Inmensa sensación que tenía invadiendo cada poro de su piel.

Su mente había cambiado en varios aspectos desde su primera platica, su primera cita, primer beso hasta ese día, la primera vez que se exponían de esa manera ante la otra. Porque lo que creyó, en un principio, que pudiera haber sido incómodo, que podía tenerla en timidez, que no llegó a su mente antes, resultaba ser todo lo contrario. Esa vulnerabilidad que estaba demostrando, pese a lo que podría pensar, le producía una extrema sensación de libertad.

Era seguir conociéndose cada vez más, volviendo la vulnerabilidad un estado de completa confianza ante la otra.

Antes de dejar que sus pensamientos fueran más allá de lo que habría esperado, si es que los tenía, porque no lograba pensar con total claridad; Ally se apartó tomando el rostro de Normani entre sus manos y observando directamente a sus ojos, que siempre le habían encantando pero en ese momento eso se quedaba corto, y pudo verlos tan llenos y brillantes, tan profundos. No había suficientes palabras para poder describirlo ni explicarlo, solo se mantenía atónita observando con toda la calma que podía tener en un momento como aquel.

Y así, sosteniendo su rostro, decidió acercarse a su rostro dejando primer un beso sobre su nariz y otro corto en sus labios para sonreírle, por una fracción de segundo o por minutos enteros, y después reunir sus labios que habían aprendido a reconocer la textura, la suavidad y la magia que podía existir en un solo beso. Y aunque su mente casi estaba nublada con lo que ambas estaban deseando, eran conscientes de lo que no querían perder y olvidar transmitir; el amor que no sabían si quiera que ya se tenían.

Por eso aquel beso a pesar de parecer tan necesitado, de estar lleno de sensaciones que no habían tenido y lucir como si solo fuera algo meramente pasional, se mantenía siempre de alguna manera, poco posible, cariñoso. Eso más las caricias que cada una dejaba sobre la piel de la otra, las dejaba casi fuera de sí.

Una vez más Ally se apartó dándose cuenta que su respiración era completamente otra, y pegó su frente contra la de Normani y sonrío rozando sus narices. Además también fue capaz de sentir las manos de Normani apretadas contra su cintura, pero todo estaba sintiéndose tan bien que no tenía queja alguna. No contra lo que sentían, no contra lo que hacían, no tenía absolutamente nada de que quejarse.

— Olvidé decirte que te veías hermosa. Que te ves hermosa—corrigió Ally con la voz agitada—. Sé que fue una mala noche para ti antes, pero estoy realmente feliz de poder estar contigo ahora.

A falta de su parte racional en la búsqueda de palabras, Normani simplemente negó con la cabeza y pegó su frente junto a la de Ally. Cerró los ojos y casi pudo sentir el poco autocontrol que tenía de lo que sentía, pero sonrió. Esa nueva sensación parecía perfecta en ese momento.