45. Momentos (Maratón 3/4)

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Centrarnos en lo negativo y en el dolor, nos encierra. Ver más allá aunque sea como un intento, despeja nuestra mente.

Una mirada bastó para que Ally se diera cuenta de lo preocupada que estaba Normani por ella. No quería hacerla sentir de esa manera, pero justo como le había dicho en la cafetería el que lloviera muy fuerte no le causaba ningún problema, no tenía miedo a la lluvia, lo que le molestaba que hubieran un par de truenos y rayos. Y tampoco era miedo, era dolor.

Y aunque quisiera estar en su casa para poder meterse bajo las mantas y cubrirse hasta la cabeza en un intento por estar más tranquila, la lluvia se hacía más fuerte. No sabía llevado auto y Ally no quería que Normani se arriesgara a conducir así, se manejaba lento podían llegar bien, pero prefería esperar. Ya pronto pasaría. Aún sentada sobre la cama, Ally observó una de las dos ventanas en la habitación de Normani, y respiró hondo tratando de concentrarse solo en la lluvia, pero el ruido intenso no la dejaba completamente tranquila.

Sintió como Normani dejaba de abrazarla y se ponía de pie frente a ella, tomando su mejilla y besándola tiernamente. Cuando levantó su mirada se encontró con los ojos de Normani sobre ella, expresando pura preocupación. Le regaló una sonrisa, pero eso no basta si quiera para mediar esa preocupación.

— Sé que estás intranquila, puedo sentir como tiemblas cuando te abrazo. Voy a bajar por un poco de té—informó Normani inclinándose un poco para quedar a la altura de Ally que estaba sentada y darle a entender que estaría ahí—. Algunas veces yo lo tomo cuando me siento nerviosa y no puedo dormir, tal vez funcione contigo y puedes estar un poco más calmada—Ally asintió.

— Gracias—dijo Ally con una voz casi apagada. Normani sonrió un poco porque era la primera vez que Ally decía algo después de la llamada a sus padres.

— Vuelvo enseguida—aseguró.

Ally la vio salir de la habitación y respiró hondo una vez más. Al ver a Normani marcharse aun sabiendo que solo iba abajo a hacer un té, se sintió más insegura. En la planta de abajo, Normani veía el agua hervir en la estufa y movía impacientemente una de sus manos. Buscó en una de las gavetas un sobre que sabía ella era el té que Andrea siempre le preparaba.

Cuando lo encontró se quedó esperando un poco más y un ligero ruido detrás de ella la sobresaltó, viendo a su mamá acercarse hasta ella. La miró con curiosidad al verla con el pequeño sobre de té y frunció el ceño acercándose más a Normani.

— ¿Qué estás haciendo? —Normani señaló el sobre de manera evidente y sonrío—. ¿Estás nerviosa o algo, Normani?

— No, este es para Ally. Las lluvias le causan un poco de molestia y la siento intranquila. Es por eso que baje a preparar este té—trató de explicar mientras señalaba el agua—. Recordé que tú me lo preparabas cuando me sentía nerviosa en las noches, ¿crees que funcione?

— Probablemente—sentenció analizando a Normani que había dejado de verla a ella—. ¿Ella está bien? Tú pareces bastante preocupada y me da qué pensar.

— No sé exactamente cómo se está sintiendo. Pero los ruidos extremadamente fuertes y repentinos le causa una especie de dolor, tiene los oídos bastante sensibles por lo que me ha dicho—explicó Normani con el sobre en sus manos—. Y sé que está intranquila porque cuando estábamos arriba casi podía sentirla temblar. Estoy un poco preocupada por ella.

— ¿Un poco?—dijo Andrea en un deje de broma y Normani sonrió—. Yo no sé si el té es para Ally o para ti, porque te ves preocupada. El agua ya terminó de hervir prepara ese té y es mejor que se lo lleves. Cuando la lluvia pase podrá irse a casa y estar más tranquila—Normani asintió haciendo lo que le pidieron y salió de la cocina para comenzar a subir las escaleras.

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