Seven

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No podía oír nada más que un pitido pero aún así se levantó del suelo con el dolor de todas las heridas que se había hecho. La rueda trasera de su moto había sido alcanzada por el borde del tren, por suerte había quedado intacta. Estaba gritando el nombre de Bonnie pero no podía ni oírse a si mismo, podía ver los trozos de casco siendo reducido cada vez más por cada rueda del tren y por primera vez temía que algo le hubiese pasado a su acompañante.
El pitido comenzó a cesar pero seguía sin rastro del omega, el tren acababa de pasar por completo pero no había rastro de Bonnie en las vías. Un débil quejido y el sonido de un arbusto lo hicieron voltear y encontrarse con Bonnie con las rodillas con la carne expuesta al igual que sus brazos y su nariz sangrando. No era como si él estuviera mejor, estaba seguro que el ardor de su rostro se debía a una gran raspadura en su mejilla. Intentó correr, sin éxito porque la herida de su muslo a duras penas dejaba que se moviera.

-De la que nos salvamos ¿Eh?- comentó al llegar a lado del omega, recibiendo una fuerte bofetada en su mejilla dañada.
-¿¡Te das cuenta de que estuvimos a punto de morir!? ¿¡Te imaginas si el tren nos hubiese destrozado!? ¿¡Por qué no piensas antes de hacer las cosas!? ¡Bastardo imprudente!- Bonnie gritaba lo más fuerte que su garganta le permitía, las heridas le quemaban, pero sobre todo le dolía el pecho. -¡Grité que te detuvieras y lo único que hiciste fue acelerar! ¿¡Crees que vas a impresionarme de esa manera!? ¡No sé porqué te…!- la voz del omega se quebró antes de poder terminar su oración, había comenzado a llorar y el alfa sólo estaba ahí, quieto sin hacer nada. -Yo no... Y-Yo...- los hipidos no lo dejaban continuar y estaba ahogándose con la sangre que le salía de la nariz. 

El omega intentó levantarse pero el dolor de su costado derecho era demasiado, ambos habían caído desde muy alto y ninguna parte de sus cuerpos se había salvado.

-¡Di algo, maldita sea!- el omega hipó de nuevo con un nudo quemando en su garganta, no podía dejar de llorar y lloraba más fuerte al ser ignorado por el alfa.
-Te quiero-
-¡No es momento para decir eso! ¡Te estoy hablando en serio! ¡Casi nos matas!- el alfa mordió su labio, estaba enojado consigo mismo. ¿Qué clase de cita era esa?

Frank ayudó al omega a levantarse a pesar de que este se había negado. Caminaron unos momentos hasta un pequeño lago donde el alfa se limpiaría las heridas del omega.

-¡No! ¡Me duele, bastardo!- chilló el omega cuando la fría agua entró en la herida de su costado.
-Oye, si no quieres que lama tus heridas aguanta esto- gruñó el alfa secando el brazo del omega con su camiseta. Bonnie se quedó en silencio, mordiendo su camisa cada vez que le dolía.
-Nunca había hecho algo así- comentó sin pensar. -Mi madre me matará por llegar así-

Frank no respondió y comenzó a limpiar sus heridas, sobre todo la de su muslo. Bonnie se quedó observando la expresión del alfa, las muecas que hacía cada vez que rozaba la carne expuesta también murmuraba cosas entre dientes sin quitar su expresión seria.

-Oh no, acabo de oír eso- el pelirrojo dejó de prestarle atención a su herida para enfocarla en el omega. -No voy a pisar las rosas por la estupidez que acabas de hacer... Eres la única persona que comparte mi pasión por los libros y eres muy atento conmigo, pero no creas que porque estoy diciéndote cosas bonitas no sigo enojado contigo, lo sigo estando- el omega se cruzó de brazos pero sonrió. -Deja de sonreír, imbécil-

Bonnie se arrastró lentamente hacia Frank y depositó un beso en su mejilla para luego sumergir sus pies descalzos en el agua. El alfa imitó su acción de quitarse los zapatos y se recostó en el pasto apoyando sin permiso su cabeza en las piernas de Bonnie.

-Se supone que deberíamos ir de camino al hospital, no estar sentados a la orilla de un lago- se burló moviendo sus pies lentamente en el agua.
-¿Sientes la necesidad de ir a un hospital? Porque yo no, no es la primera vez que me caigo de esa forma- respiró profundo. -Maggie puede curarnos y parecerá que nunca pasó nada-

[…]

-Bueno, te traje vivo a casa, así que no pueden culparme de homicidio- bromeó el alfa haciendo reír un poco al omega. -Para la próxima te envolveré en ese papel de burbujas y te mantendré seguro-
-Oh vamos, resistí que Maggie desinfectara mis heridas y las cosiera, soy bastante fuerte- bromeó también, dándole un pequeño empujón a su acompañante. -Creo que perdí mis llaves- rodó los ojos y decidió tocar el timbre de su casa.
-¿No crees que sería mejor entrar por la ventana como lo hago yo?- el omega se detuvo antes de tocar el timbre e hizo lo que el alfa había propuesto.
-¡Bastián Anderson!-
-Mierda...- susurró el omega al ver a sus padres en su habitación. Su única reacción fue empujar al alfa hací atrás para evitar que sus padres lo vieran, fallando en el intento.

Imprudent 「ABO!Fonnie」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora