Twenty One

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Bonnie bajó las escaleras, escuchando unas risas en el salón lo que hizo que se pusiera triste. Frank había elegido a sus amigos.
Intentó pasar sin ser visto pero su novio lo detuvo con un abrazo.

-Buenos días, conejito- susurró besando su mejilla y sin dejar de abrazarlo, lo guió hasta la cocina. -¿Qué quieres de desayuno?-

Bonnie no respondió, sólo se separó del abrazo del alfa y abrió el refrigerador buscando algo para comer.

-Bonnie...- el pelirrojo fue ignorado una vez más. -Bastián-
-¿Qué?-
-Oh, vamos- el alfa abrazó al omega por la cintura, poniendo su rostro en el cuello de este. -Ya te dije que ellos son sólo amigos, te amo y eso no va a cambiar-
-Mm...- el omega esta vez no se separó del alfa.
-Perdón por lo de ayer, si quieres podemos salir solos hoy- Frank dejó un beso en el cuello del omega.  -No voy a decidir entre tu o mis amigos porque los considero importantes a ambos por igual- se alejó de su cuello y lo miró a los ojos. -Pero vinimos juntos así que es obvio que debo estar contigo... Ugh, no sé como más disculparme-
-Idiota- el omega le pegó despacio en la nariz con su dedo. -No te perdono del todo, no voy a dejar que me beses por todo lo que resta del día-
-Eso no es nada, podré hacerlo- el alfa rió. -Bueno, conejito, tienes que desayunar-

[...]

La pareja se encontraba en el viejo castillo mirando lo verde que era el paisaje. A Frank no le sorprendía pero a Bonnie si, ya que nunca había visto un lugar tan verde en toda su vida.

-Que bello todo...- susurró Bonnie dejando la mochila de la comida en el suelo.

El omega miró a su novio quien estaba sentado en la orilla del lugar donde estaban, como unos seis metros de altura. Intentó sentarse a su lado pero tuvo miedo, así que prefirió sentarse mucho más atrás, sobre la hierba que crecía ahí.
Bonnie se levantó de golpe y empezó a correr hacia un lugar más alto, alterando al alfa.

-¡Bonnie! ¡Vuelve! ¡Es peligroso seguir subiendo!- el pelirrojo tiró su sándwich al suelo y empezó a correr tras el omega hasta que lo vio devolverse con un pequeño bulto envuelto en su camisa. -¿Qué mie...?-
-¡Nos quiere comer!- chilló el omega sin detenerse, dejando atrás a Frank, este miró extrañado en la dirección de la cual había venido el omega viendo como un zorro se acercaba a toda velocidad e iba tras Bonnie.
-Eh, eh- el alfa se interpuso delante del zorro, haciendo que este lo esquive y deje de perseguir a Bonnie para fijarse en el sándwich que había tirado el pelirrojo. -Oye no, ¡Eso es mío!-
-¡Deja que se lo coma! ¡Así ya no nos seguirá más!- Bonnie gritó desde la escalera de piedra rota.

Frank se acercó a paso lento hasta el zorro para recuperar la mochila, pero el animal se volteó e intentó morder la pierna del alfa.

-¡Corre!-

Ambos chicos empezaron a correr escaleras abajo dejando la mochila con toda la comida arriba, siendo perseguidos otra vez por el zorro. Bonnie iba delante del alfa, protegiendo un pequeño conejo con su camisa y sus brazos.

-¡Sigue corriendo, Bonnie!- gritó el pelirrojo cuando llegaron al pequeño bosque que había antes del castillo. -¡Queda poco!-
-¡No puedo más!- gritó también tropezando con un arbusto, casi cayendo.

Siguieron corriendo hasta que salieron del bosque, dejando confundido al zorro.
Cuando finalmente estuvieron lejos, Bonnie se tiró al suelo de la empezada de un pequeño puente, respirando agitado y quitando el sudor de su rostro al igual que Frank. Destapó al pequeño animal dejando que respire mejor, el omega miró la pata del conejo y su cuerpo se estremeció al ver el mal estado en el que se encontraba.

-Así que arriesgaste tu vida por alguien de tu especie, conejito- bromeó el alfa sentándose al lado del menor mientras este limpiaba la sangre de la pata del animal con su camisa. -Descansemos un poco y lo  veterinario-

El omega asintió respirando profundo y acariciando con cariño al asustado animalito, tratando de calmarlo.

-No quiero volver ahí otra vez en mi vida- habló el omega cuando finalmente se sintió más calmado. -¿No te hizo nada, Frank?-
-No es la primera vez que me intenta morder o me muerde un zorro, pero no- el alfa se levantó y ayudó a su novio a hacerlo también. -Vamos antes de que se le infecte-

[...]

-Fue un milagro que no cayéramos con la nieve al bajar la escalera de piedra- habló Bonnie apegándose más a Frank por el frío. -Ugh, que frío, que bueno que eres mi estufa humana-
-¿Tienes frío? Debe hacer como menos dos grados, tampoco hace tanto frío- el alfa besó la frente de su novio.
-Estás loco, ahora entiendo porque Alice usa camisetas sin mangas en invierno- Bonnie miró la pantalla de la televisión. -¿Por qué mejor no nos vamos a la cama?-
-Pero la película está... Agh, bueno, pero no pongas esa cara o voy a terminar comiéndote a besos aquí mismo y mi abuela tendrá un infarto por eso-
-Tu abuela tira mucho mis mejillas- Bonnie hizo puchero. -Y también intentó peinarme como esa foto de yo con catorce años que te envíe, por cierto te dije que no se la mostraras a nadie, puto-
-Shhh, calla conejito, estás casi igual que cuando tenías catorce, te quitas el piercing y lo poco de morado que te queda en el cabello y ya- Bonnie le tapó los ojos a su novio.
-Olvidé volver a teñirlo antes de venir aquí y no sé hablar polaco para comprar tintura o ir a una peluquería, no quiero volver a ser rubio-
-Te ves bonito siendo rubio-
-Te callas, tonto, ahora vamos a dormir porque mañana es tu día especial-


Imprudent 「ABO!Fonnie」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora