Imprudent 「ABO!Fonnie」

Eleven

Dos semanas después.

Frank estaba feliz, pero Bonnie no aparentaba lo mismo. El día anterior lo había visto deprimido, sin ganas de nada y se alejaba del alfa cada vez que lo veía.
Iba con la decimoctava rosa en su mano, una bella rosa morada por los años de Bonnie, entró por la ventana encontrando la habitación vacía, se extrañó ya que era demasiado temprano como para que Bonnie estuviese levantado. Se adentró en ella y dio un pequeño salto al pisar algo, no tuvo que agacharse para asegurarse de que lo que había pisado eran las rosas que le había estado dando a Bonnie durante un tiempo, las flores estaban destrozadas y no por causa de Frank, habían sido pisoteadas hace un tiempo.
El alfa apretó su mandíbula, no le entraba en la cabeza el hecho de que Bonnie hubiese pisado las rosas, no quería aceptarlo, su cuerpo estaba demasiado tenso y su respiración no era normal.
Lo único que hizo fue lanzar la rosa al basurero y salir de ahí antes de cometer una locura. Bonnie le había dejado en claro de que no quería nada con él.

[…]

-Frank, estás muy callado, ¿Qué pasa?- Carrie, una omega y buena amiga de Frank se atrevió a preguntar.
-No, nada- respondió el alfa de mala gana haciendo más rayas en su mesa. -Voy al baño-

El alfa se levantó de su asiento y fue casi corriendo al baño encerrándose en un cubículo al llegar. Bufó, sacó su móvil arrepintiéndose de inmediato al desbloquearlo y ver la foto suya con Bonnie que tenía de fondo de pantalla, lo único que hizo fue reemplazarla por una imagen de Chesire, sin atreverse a borrar las fotos que tenía con el omega. Estuvo encerrado ahí mirando a la nada hasta que sonó la campana para entrar a clases.

Por primera vez decidió prestar atención a la clase de física para mantener su mente en otra cosa que no fuese Bonnie y lo humillado que se sentía.

-¡Frank!- llamó Freddy entrando en el salón del pelirrojo, pero este no prestó atención porque ni siquiera se había dado cuenta de que la clase había terminado. -Oye, Frank-
-¿Mm?- el pelirrojo seguía concentrado en resolver un ejercicio.
-¿Sabes dónde está Bonnie?, teníamos que entregar un trabajo de historia pero él nunca llegó- Frank cerró su cuaderno de golpe.
-No me interesa, ese niñito mimado me dejó en claro que no quiere nada conmigo-  contestó mirando al castaño quien lo miraba confundido. -Ahora si me disculpas, me toca deporte y tengo que ir a cambiarme-
-Nuestros salones comparten esta clase, idiota, tienes que decirme igual- el alfa castaño comenzó a seguir al pelirrojo hasta el vestidor masculino. -¿Vas a decirme?-
-Ugh, olvida que mencioné eso, no quiero hablar de él- Frank se quitó la camisa y la reemplazó por una camiseta al igual que sus pantalones por unos deportivos y sus acciones fueron imitadas por su amigo.

La puerta se abrió dejando ver a Alice, ella se acercó a ambos chicos mientras se hacía una coleta.

-¿Alguno de ustedes tiene una camiseta que pueda prestarme?- Freddy le pasó una de sus camisetas y la omega se cambió ahí mismo sin pudor alguno.
-Li, necesito hablar contigo- la omega miró a su hermano y se encogió de hombros, sentándose luego de que Freddy se fuese de ahí. -Al final Bonnie pisó las rosas-
-Ah... Frank, yo...- la omega sólo abrazó a su hermano quien se acurrucó en sus brazos. -Pero no lo entiendo... Bonnie te quiere mucho, él no pisaría las rosas, no lo creo-
-Pero yo las vi, estaban ahí, destrozadas- el pelirrojo sentía ganas de llorar pero quería hacerlo, no quería mostrarse débil, sin importar que quien le abrazaba era parte de su familia. -Me duele...-
-Perdón, si tan sólo no te hubiese presentado a Bonnie seguirías ignorándolo y no estarías así- la omega acarició el cabello de su hermano y depositó un beso en su cabeza. -Vamos, Carrie te animará,  es buena en hacer sentir bien a la gente-
-Es impresionante que alguien de la familia de Madison sea buena gente- se burló el pelirrojo pasando el dorso de su mano por sus ojos.
-Chica es buena y es prima de Madison- Alice se estiró y tomó su camisa.
-Pero me odia- los hermanos se levantaron del asiento. -Aunque le doy obvias razones para que me odie-
-Ahora te odia un poquito menos- rió su hermana corriendo a la puerta. -¡Esta vez te ganaré en el basket!-