Fourty One

2.7K 236 27
                                    

Días después.

-Travis, esto es demasiado... No puedo aceptarlo...- Frank rechazó el dinero de su padre, negando varias veces con la cabeza.
-Jane y yo no los estamos echando de casa, simplemente pensamos que ustedes necesitan su propio espacio, sobretodo por mis nietas... Esto me hace sentir más viejo de lo que ya soy- ambos alfas rieron un poco. -Una vez mencionaste que Bonnie quería vivir en un lugar abierto, un campo, cerca de un bosque, ¿Te gustaría ir a ver un lugar así conmigo?-

Frank lo pensó un poco, si se iban muy lejos existía la posibilidad de que su omega empeorara con su enfermedad, pero también estaba la oportunidad de que ambos estuviesen más relajados y en un ambiente más tranquilo. Terminó accediendo, aunque sólo podían irse lejos por una o dos horas, después de todo, ambos tenían a sus omegas marcados y no era bueno alejarse mucho de ellos.

Bonnie por su parte estaba en la cocina junto a su suegra y uno de sus cuñados, intentando ser útil, pero la única respuesta que recibía cada vez que preguntaba si podía hacer algo era "Tienes que descansar". Decidió salir al patio trasero encontrándose con los perros que habían recogido unos días atrás; decidió ir en busca de su conejo, ya que lo tenía bastante descuidado por su embarazo y cuando lo tuvo en brazos luego de bajar, lo dejó en el césped para que corra y salte libre un rato. Se sentó con cuidado en el césped y miró al pequeño animal acercarse sigilosamente a los perros, aunque estos en ningún momento le atacaron. Sintió unas pataditas luego de unos minutos, lo que lo hizo sonreír y llevar sus manos a su vientre, acariciándolo y empezando a tararear una canción.

-Conejito- el alfa se sentó a su lado dejando un beso en su mejilla y guiando su mano al vientre de su omega. -Voy a salir con Travis un rato, ¿Puedes quedarte sin mí?-
-Yo también quiero ir- el menor hizo puchero, sintiendo otra pequeña patadita un poco más fuerte que las demás. -¿Lo sentiste? Ellas tampoco quieren que te vayas-
-Volveré rápido- el pelirrojo besó los labios de su novio con ternura y luego le dejó un beso en el vientre. -Te amo, Bonnie-
-Yo también me amo- bromeó.
-Eso dolió- Frank se hizo el dolido. -Aún así te amo, niño con aroma a moras-
-Ya, ya, vete o me voy a poner a llorar de lo sensible que estoy- el omega dejó un beso en los labios de su alfa y lo observó levantarse. -Te amo, Foxy-

Ambos se abrazaron y besaron unos segundos hasta que el pelirrojo se marchó. Minutos después, Alice apareció por la puerta, ayudó a Bonnie a levantarse y lo guió al comedor, donde a ambos se les hizo agua la boca con toda la comida deliciosa que estaba sobre la mesa. Ambos se sentaron, pero Bonnie apenas tocó su comida al no sentir la presencia de su alfa.

-Bonnie, cariño, ¿Por qué no comes?- el omega levantó la mirada, encontrándose con la de su suegra.
-Debes alimentarte más, quiero ver a mi cuñado rellenito- bromeó Maggie, recibiendo una patada por parte de Alice, quien la regañó con la mirada.
-Vamos, Bon, come, tu y las niñas necesitan comer, no comes carne así que come mucha ensalada- Alice metió a la fuerza un tenedor con hojas de lechuga y un poco de zanahoria en la boca de Bonnie, logrando que a este se le despertase el apetito y comenzase a comer animadamente.

[…]

-Gracias- murmuró el pelirrojo, abrazando a su padre con fuerza. Había pasado muchos años de la última vez que ambos se abrazaron. -Tendré que pedirle ayuda a Alice para que...-
-Bonnie va a querer ir- interrumpió el mayor.
-Tengo un plan, así que esperemos que funcione- el pelirrojo abrió la puerta del auto y se bajó rápidamente con una bolsa llena de dulces para su novio.

Travis observó como su hijo corría en dirección a la casa, nunca se le habría pasado por la cabeza que su hijo sería tan feliz con ese chico.
El pelirrojo subió corriendo y entró a su habitación, encontrando a Bonnie completamente dormido, abrazado al peluche de una combinación entre zorro y pirata que había ganado en esas máquinas que se llevan todo tu dinero por un simple peluche deforme. 
Dejó la bolsa en la mesita de noche y se recostó al lado de su omega, acariciando su vientre con cuidado de no despertarlo. El menor se acomodó entre los brazos del alfa al reconocer su aroma a pesar de estar dormido, aplastando el peluche y logrando que este suene. Por que sí, era uno de esos que si los aprietas dicen el típico "I love you" de la gran mayoría de los peluches. Bonnie abrió los ojos con pereza, levantó su mirada encontrándose con la de su alfa; sonrió y se estiró un poco besando la mandíbula de este.

Imprudent 「ABO!Fonnie」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora