Señora Konecki

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-También te quiero Adele- dijo muy cerca de mis labios, pero se separó después de un segundo- ahora nos tenemos que ir, te he preparado una sorpresa.

-Tengo que ir a ducharme entonces, ya vengo- le digo mientras me lavanto y voy pegando saltitos a la habitación.

-Vale mi niña, te espero.

Entré a la habitación y tras no saber a dónde iríamos, opté por usar unos pantalones tipo deportivos, zapatillas deportivas y una playera blanca que dejaba un poco al descubierto parte del pecho y una ligera transparencia que dejaba apreciar a la vista el brassiere que llevaría puesto, seguido de elegir mi atuendo del día, me metí a la ducha y tomé un balo tan agradable que después de varios polvos con Simón y tanto placer me sentaba excelente el baño. Salí de bañarme, sequé mi cuerpo y me vestí, después me di una leve maquillada para no estar a cara lavada, que a ciencia cierta no sabía a dónde íbamos.
Salí y Simón estaba revisando su teléfono y volteó a verme cuando cerré la puerta de la habitación.

-Lista- dije poniendo ambas manos en la cadera.

-Estás perfecta para la ocasión, ahora iré yo a ducharme que me siento pecador- lo miré confundida- por todos los pecados que cometimos anoche y esta mañana... - yo me sonroje al ver la picardía en su rostro.
Mientras él se metió a dudar , oí que mi teléfono móvil sonaba a lo lejos, no tenia ganas de responder pero inmediatamente fui a buscarlo, era Laura, miré el teléfono extrañada al ver quién era.

-Hola- contesté.

-A-D-E-L-E - dijo en un grito.

-¿Qué pasa Lau?- hago muecas al teléfono por la forma en que Lau me habló.

-Urge que tú y tu amado - suelta una carcajada- regresen mañana antes de las 10 de la noche...

-¿Por qué? - pregunté alzando una ceja.

-Resulta que alguien le fue con el chisme a la directora, que un maestro de aquí de la facultad se le había visto en las afueras de Londres con una alumna... Y no creo que esa alumna sea yo, ni que el maestro sea el señor Mendez ¿O sí?

-Mierda, todo esto debió haber sido arte y maña del maldito de Albert...

-Mira, mañana a las 10:00 de la noche harán la guardia que de costumbre realizan cada domingo aquí en la escuela, no la hacen hoy ya que sabes que la mayoría del alumnado sale entre viernes y sábado y domingos por la tarde, así que hasta mañana revisarán que todos y cada uno de los alumnos estén aquí, y para suerte tuya Delly- dijo haciendo un énfasis especial- mañana le toca a Simón guardia aquí en la facultad.

-Doblemente mierda- le digo- cuenta con ello, gracias por avisar Lau, mantenme al margen de todo lo que suceda por favor.

-Claro que sí, señora Konecki- se echa a reír y antes de que pueda reprenderla cuelga el teléfono.

Maldije a Albert un millón de veces, no entendía cuál era su frustración conmigo, era obsesión, a decir verdad sí me causaba un poco de miedo el saber hasta dónde es capaz llegar. Entro a la habitación y Simón aún no sale, pero lo espero sentada en un borde de la cama, después de unos minutos sale y me derrito al verlo mojado y con su barba tan sexy y esos ojos color grisáceo.

-Ey- dice con una sonrisa- ¿Qué haces por acá?

-Simón, tengo que decirte algo...- y le suelto todo lo que me dijo Laura, mientras le contaba él habría los ojos como plato.

-Mierda- soltó y yo reí escandalosamente- no habrá problema.

-¿Por qué? ¿Enamorarás a la directora como lo hiciste conmigo? - le solté con dificultad pues estaba riendo fuertemente y burlona él sólo me veía y no le quedo otra que incorporarse al momento divertido a mi lado y sonrió también.

-No, enamorar sólo a ti, a nadie más- me dijo mientras se acerba a mí y me tomaba de la cintura para repegarme a su cuerpo.

-¿A sí? Demuéstralo- lo reté.

Justo en ese momento, Simón me tomó entre sus brazos y yo me aferré de su cintura y de su cuello, él comenzó a besar con fogosidad y a agarrarme el trasero al mismo ritmo al que me besaba, comencé a sentir un calor exquisito recorriendo mi cuerpo y pude sentir algo que crecía duro debajo de la toalla que rodeaba el cuerpo de Simón. Como pude me safe por completo de su agarre.

-¿Qué pasa? - preguntó haciendo pucheros.

-Ya hemos tenido mucho- le dije mordiéndome el labio.

-No hagas eso, joder- dijo mirando mis labios.

-¿Qué? ¿Esto? - pregunté retadora y volví a morder mis labios.

Él se acercó a mí e intentó echarme a la cama para volver a ser suya, pero corrí hacia las afueras de la cabaña y él no saldría desnudo y con una erección asomándose por la toalla.

-Éstas me las pagarás Adkins, esta noche- dijo señalándome y riendo.

Después de unos diez minutos , Simón salió al fin de la habitación, completamente cambiado y listo, tardó más que yo.

-Hasta que sale señorita Konecki- reí.

-¡Mujer!- exclamó- me tuve que fichar de nuevo, con agua extremadamente helada, pues me dejaste una erección y si no se bajaba y te veía de nuevo, te iba a ser mía de todas las formas posibles- Yo sólo blanquee los ojos y me sonroje- y retomando tu apodo de señorita Konecki, si fuera mujer, aún así te hubiera enamorado...

-Tonto- volví a reír.

-Vámonos bella dama- dijo extendiendo su mano para estrecharla con la mía.

Nos subimos al auto y a unos cuantos kilómetros y minutos de la cabaña llegamos al lugar destinado, era una especie de playa, era un lugar desconocido para mí pero era hermoso.

-Hemos llegado a nuestro destino señorita de mi vida- dijo mientras apagaba el coche- espero disfrutes de la sorpresa Delly- dijo mientras me tomaba de la cintura y me apegaba a su cuerpo, seguido de esto plantó un beso en mi mejilla y de un momento a otro comenzaron a rodar lágrimas por mis mejillas...

*Un capitulo más niñas, espero les guste mucho, mañana les traigo uno nuevo. No se olviden de comentar y votar por esta historia. Gracias*

Simon, I miss you (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora