Antes de conocerte yo ya te estaba amando.

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Por mis mejillas corrían en abundancia las lágrimas, me había conmovido tanto la sorpresa de Simón, a lo lejos en la playa pude percatarme de que había una especie de manta en la arena, con una canasta en la cual supongo que en su interior había comida y también alcancé a ver una caja enorme que se encontraba en vuelta en forma de regalo.

-Mi niña- lamentó Simón- ¿Por qué lloras Adele? - dijo mientras me tomaba de la barbilla para que mi mirada se encontrara con la de él.

-Es que- le dijo sonriendo- todo esto me conmueve Simón, no sabes, son detalles que hacen que cada segundo te quiera más, tengo miedo también a enamorarme demasiado de ti y que me hagas visitar el cielo pero que también me hagas visitar el mismo infierno- solté ya sin sollozos.

-No Adele, no mi niña, jamás pasará eso, yo te estoy queriendo como jamás quise, mi entusiasmo por estar contigo es algo inexplicable, tenemos ya meses de conocernos y días de ser pareja y eso no impiden que te quiera como te quiero, incluso antes de conocerte yo ya te estaba amando.

-Oh Simón- dije mientras lo tomaba con ambas manos de la cara- te quiero, gracias por todo.

-Mejor , acerquémosno a tu sorpresa- me tomó de la mano y me llevó hasta donde se encontraba la manta- siéntese mi bella dama.

Yo tomé asiento, el lugar era precioso, la arena era suave, muy limpia y el mar ¡Ni hablar de él! Era un azul precioso. Sinceramente estando ahí, conociendo cada día más a Simón, no podía evitar sentir miedo, sabiendo que Albert estaría ahí para arruinar cualquier cosa o personan que sea parte de mi felicidad, yo sé que él no descansará hasta separarme de Simón, hará lo posible por hacerlo.

-Abre tu regalo- soltó Simón y me interrumpió el pensamiento.

-¿Cuál?- pregunté.

-Ése- señaló él a la caja que estaba a un costado mío.

Comencé a abrir con entusiasmo y pude ver en su rostro un deseo por ver la reacción que ocasionaría abrir ese regalo. Rompí la envoltura y la aventé, ahora había una caja, la abrí lo más rápido que pude y dentro de ella había una caja más, pero esa caja era distinta, era de piel, negra y tenía un tamaño algo grande, él me veía expectante esperando a que la abriera. Me di a la tarea de buscar en esa caja algún clip para poder abrirla y no estropearla ya que era una caja preciosa, la abrí y ahí dentro había una guitarra preciosa, tapé mi boca del asombro.

-Jamás- dijo- se me va a olvidar que en la primera clase dijiste que te gustaba cantar y componer y no sé porqué supuse que tocabas la guitarra ¿Me equivoco? - preguntó dudoso.

-No querido, no te equivocas, siempre he tocado la guitarra, muchas gracias por este regalo, no sabes cuánto te lo agrqdezco- dije abalanzándome sobre sus brazos y llenando de pequeños besos todo su rostro, hasta que él me tomó de la cara y me acercó a sus labios y comenzó a besar mis labios, saboreando con cada beso, me pidió permiso para que su lengua se encontrara con la mía, yo abrí más los labios y eso fue un: "Sí" para que su lengua y la mía comenzaran a danzar como sólo ellas sabían. Tuve que saparme porque era evidente que necesitaba tomar aire.

-Me encantas, me encantas - repitió- me alegro que te haya gustado tu regalo, no sabía si esa guitarra en especial te agradaría.

-Me encantó como me encantas tú a mí también.... Pero- dije haciendo una mueca de incredulidad- ¿Cómo hiciste para preparar esta sorpresa? O sea ¿A qué hora trajeron todo esto? - dije señalando todo lo que nos rodeaba y en lo que estábamos sentados.

- Tengo a un fiel ayudante de mi lado- sólo dijo eso.

La tarde transcurrió y contamos varias historias del pasado en las que nos dolió el estómago de tanto reír, Simón lo tenía todo, detallista, romántico, pasional, sentido del humon, no comprendo cómo fue que su relación pasada fracasó. Antes de anochecer regresamos a la cabaña.

Simon, I miss you (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora