Tú eres sólo mía Adele, sólo mía...

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-Simón, no me hagas sufrir, te quiero sentir en mí.

Subió por todo mi torso desnudo dando pequeños besos hasta llegar a mi rostro y encontrarse con mios labios.

Besó con pasión, con furia, con amor, con ternura y desenfreno, estaba deseoso, lo vi en sus ojos, su pupila era dilatada y su voz se transformó un poco, estaba ronca.

-Me vuelves loco, eres tan sexy, esos labios me matan- dijo sobre mis labios.

De pronto él, se despojó por completo de toda su ropa y en un sólo movimiento me puso de rodillas sobre la cama, con mis codos sostenidos también en la cama, mis piernas estaban abiertas, lo que dejaba muy expuestonmi sexo, él miró mi zona íntima y la acarició con la palma de su mano, me estremecí al tacto y gemí en un grito, sólo mordía mis labios por el placer que esto causaba en mí. Simón me tomó de las caderas con ambas manos y sin aviso alguno se introdujo en mí, eran movimientos lentos, pero después se tornaron a embestidas desenfrenadas, en el que se oía el choque de nuestros cuerpos.

-Ahhh- Gimió Simón mientras me pega una nalgada en el trasero.

-Aaaay- gemí del placer , la nalgada intensificó lo que sentía en ese momento.

En un sólo movimiento ahora él estaba debajo y yo arriba a horcajadas sobre él, comencé a hacer movimientos circulares, moviendo mucho la cadera y él buscaba ansioso mis senos, conforme el ritmo fui aumentando, la excitación era más y ya quería llegar al clímax, por lo tanto me ayudé, mientras el miembro erecto de Simón entraba y salía de mí, yo con una mano me recargaba sobre la cama y con la otra frotaba mi clítoris, sentía que visitaba el mismo cielo en la cama con Simón.

-Aaaaahhhhh- gemimos ambos al unísono, nos habíamos corrido al mismo tiempo.

Me desvanecí por completo sobre el cuerpo desnudo y empapado de sudor de Simón quedando cara a cara, lo miré y le sonreí gustosa y él a mí también. Sin pensarlo ambos nos quedamos dormidos sobre esa posición.

Por la mañana los rayos de sol que entraban por aquella habitación de la cabaña me despertaron, volteé a ver a Simón y estaba profundamente dormido, nuestros cuerpos aún desnudos, me levanté intentando no mover mucho la cama para que él no se despertará y me puse la playera que traía puesta. Salí al comedor para encontrar algo de comida para hacerle de desayunar; decidí hacer pan francés, jugo de naranja, café, fruta, queso cottage y un poco de miel para endulzar.

-¿Qué haces acá cariño?- preguntó Simón espantándome pues no lo había visto.

-¡Me asustaste!- exclamé y él me miró divertido - decidí preparar el desayuno.

-Oh- dijo y se me quedó viendo.

-¿Qué- pregunté mientras me miré el cuerpo.

-Te ves muy sexy con esa playera sin ropa interior abajo. Que bonitos pechos tienes me vuelven loco y esa cintura, Dios, me encanta aferrarme de ella- dijo tocando su barba- Y tu trasero ¡Uf! - gritó y yo solté a reír- ese trasero es lo mejor que he visto y agarrado en la vida.

-Simón- le reprendí- deja de decirme esas cosas, me pones nerviosa.

-Sólo te digo la verdad, te miras tan sexy así vestida, ponte así todos los días...

-¿Quieres acaso que Albert te robe lo que es tuyo? - su rostro enfureció.

-Ah no, claro que no- dijo mientras de acercaba a mí y yo retrocedía con cada paso que él daba- tú eres sólo mía Adele, sólo mía- me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo, comenzó a dar besos pequeños ennmi cuello y después subió a mis labios, yo no le daba entrada aún pues sabia que con un beso él se excitaría , sólo jugaba con su placer- ¡Adele!- exclamó haciendo pucheros- deja besarte- dijo en tono de niño.

Simon, I miss you (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora