Déjala libre

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-Simon- dije exaltada- ¿Qué haces aquí?

-¿Tú qué crees?- me tomó de la cintura y me volteó para que quedáramos cara a cara- Siénteme.

Y en seguida moví mi mano a sus pantalones en la parte céntrica de ellos y su pene estaba tan erecto que rápido sentí que me humedecía y me quité las bragas y sin pensarlo me puse de rodillas, no sin antes ponerle seguro a la puerta del vestidor. Me puse en cuclillas y desabroche su pantalón para después bajarlo con todo y bóxer, comencé a sobarlo con la mano de arriba a abajo y él sólo echaba la cabeza hacia atrás blanqueando los ojos. Para darle más placer a mi amado decidí introducirlo en mi boca, me lo estaba comiendo tal cual fuera una paleta de hielo, entra y salía, lamía y mordía. De un momento a otro Simon me tomó de la mano y me ayudó a levantarme. Me hizo alzar ambos brazos, para liberarme de aquel conjunto tan sexy que lo hizo excitarse. Al quitarlo comenzó a masajear mis senos para después pasar a lamerlos y hacer movimientos horizontales y verticales con su lengua llevando a mis pezones a erguirse y endurecerse tanto que sentía un calor infernal en mi zona "v".

-Ahhhh- grité, pues Simon me había mordido un pezón.

-Shhh- me dijo Simon tapando mis labios- nos van a descubrir- dijo susurrando en mi oído y eso me hizo estremecerme.

Simon llenó de húmedos besos mi cuerpo, empezando por el cuello y bajando al pecho, seguido de los senos, después a mi torso completamente desnudo, hasta llegar al monte de venus. Después subió y me beso en los labios, nuestros cuerpos estaban exageradamente pegados por lo que el contacto de su pene erecto con mi cuerpo me hacia volverme loca, más el beso que menestaba dando, me estaba llevando directo al manicomio. Sin aviso previo Simon bajó una mano y me penetró, así de pie y cargada en la pared, él me tomó entre sus brazos y me cargó, yo enredando mis piernas a su cintura y aún mi cuerpo acorradalo entre él y la pared, por lo que subía y bajaba al ritmo de cada embestida.

-Ahhh- dije casi en un susurro.

-Me encantas- dijo y lamió mi pezón mientras me penetraba y yo mordía no labio para reprimir los gemidos.

Este hombre me llevaba a la cima, exponía todos mis sentidos, confiaba en él como nada, explotaba mi sensualidad y mi sexualidad. Aún en la misma posición subiendo y bajando, entrando y saliendo, ambos nos corrimos, era un éxtasis, era algo fabuloso, ambos cuerpos sudados. Simon me bajó con cuidado y me ayudó ponerme la ropa que yo traía puesta.

-Ya no te pruebes nada- dijo subiéndose el pantalón- llévatelo todo y en casa sabremos qué hacer con ellos.

Salió del vestidor y terminé de cambiarme y salí, pasé a lado de un espejo y mi cabello estaba horriblemente despeinado, resultado de un buen polvo en un vestidor. El color de mis mejillas se convirtió en rojo porque me entró pena y Simon rió al verme.
Llegamos a caja a pagar y nos atendió una chica muy simpática.

-¿Encontraron lo que buscaban?- preguntó.

-Sí- dije- gracias.

-¿Qué tal? ¿Quedó más enamorado de su esposa?- le preguntó a Simon, él sonrió y yo abrí los ojos por lo que había dicho la chica.

-Sí, cada día amanezco más enamorado de mi mujer- dijo Simon abrazándome y dándome un beso en la mejilla.

La chica terminó de cobrar y nos fuimos directo a casa. Estaba muy cansada, había sido un día de lo más agitado.

****Han pasado varios meses****

-Simon, amor- dije a Simon mientras tomaba las llaves del auto.

-¿Qué pasa amor?

-Más tarde vengo, iré a tomar un café con Laura.

-Vale, nos vemos más tarde, te amo.

Simon, I miss you (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora