Unión

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Cuando llegamos a la escuela, nuevamente esas molestosas miradas se centraron alrededor mío, pero no con la misma intensidad que ayer. Supongo que fue por la presencia de Tachibana y Mike.

Como sea, cuando entramos a clase, y como siempre, Mike entró con su gran saludo matutino.

- ¡Buenos días!

Obviamente, todos se sorprendieron de ver a Mike en el grupo recién formado, pero a la vez, no les resultó demasiado extraño.

Bien se sabía que Mike podría hacer cualquier cosa. Y el hecho de que se haya unido a nuestro grupo, no era algo tan sorprendente. Pero ni bien me senté en mi asiento, igualmente se iniciaron algunas murmuraciones.

Shimizu era nuevamente rodeada, pero solo por Mizuki y Yamada, después de un rato llegó Ichijou incorporándose a sus camaradas.

En cuanto a Mike, al saludarse con los con los compañeros de atrás, Ishikawa, con quien pasa más tiempo, se le acercó

- ¿Tú también?

- ¿De qué? — Pero a pesar de la obvia pregunta de su amigo, Mike reaccionó lento.

- ¿Piensas que nos engañas?

- ¿Qué está pasando? — se unió otro compañero.

- Ah... — finalmente, Mike hizo como si se acordara de algo y habló en forma de juego —, Solo pensé que si Shion-san podía estar junto a nuestra realeza ¿Por qué no unirme yo?

- ¿Qué? — Expresaron ambos a la vez, como si acaban de escuchar algo realmente estúpido.

En cambio yo, solo pude suspirar y quejarme.

Ha... otro día más.

***

Cuando llegó la hora del almuerzo, inmediatamente saqué, de mi maletín, mi caja de almuerzo, y con ella en manos, me dispuse a irme hacía la azotea.

Pero justo cuando estaba levantándome, alguien tocó mi hombro.

- Espera un momento, hermano.

¿Huh?

Después de decirme eso con su habitual sonrisa engañosa y llevarme hasta la puerta, Mike se volteó hacia la dirección del asiento de Shimizu; Tachibana estaba con ella.

- Nosotros nos adelantaremos, chicas. Me aseguraré de amordazarlo bien para que no escape.

¡Hey! ¡Hey! ¿Qué estás haciendo?

- Está bien. — Asintió Shimizu muy animada.

- De acuerdo. — Igualmente Tachibana, con cierta resignación.

Obviamente se armó un alboroto dentro del aula después de que salimos, y mientras nos dirigíamos hacia la azotea, intenté hacer hablar a Mike.

- ¿... qué te traes entre manos?

Dije con enojo y en español, para evitar que alguien nos entienda. Además de que apretaba mi puño con fuerza.

- Tranquiliza esos ánimos mi hermano. No sería bueno manchar la escuela de sangre. — Me respondió aún con su sonrisa impregnada en su rostro.

- Si no me das una respuesta apropiada, no me importa hacerlo realidad — dije, dispuesto a hacerlo.

- No te preocupes hermano, todo estará bien.

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