-Entre líneas 2 -
Dos hombres, en trajes de negro, caminaban por un pasillo arrastrando entre ellos a una persona inconsciente. Quien vestía totalmente de naranja, con su cabeza cubierta por una tela negra, y sus brazos unidos por unas esposas metálicas. Por la poca contextura que poseía, en comparación a esos hombres, era fácil determinar que era alguien joven.
Es a ese joven a quien arrastraron hasta una puerta. La abrieron con un "Pase" y lo arrastraron hasta dejarlo caer al piso cerámico, en medio de lo que parecía ser una simple habitación vacía. Si no fuera porque una de las paredes era un espejo gigante, y el resto eran completamente sólidas. Y porque, aparte de una mesa y un par de sillas, dentro los esperaba una silueta solitaria.
- Lo hemos traído, my lady.
Dijo uno de los hombres. Mirando la espalda de una esbelta chica, vestida con un saco y pantalón negro de oficina.
- Entendido —respondió ella, sin dejar de mirar el archivo que tenía en manos—. Retírense.
- ¡Pero-! —objetó el hombre. Pero no tardó en corregir su tono de voz— My lady. Con el debido respeto. Este individuo es demasiado peligroso. Aún-
- ¿Necesito repetir mi orden?
La chica se dio vuelta, e inmediatamente el hombre inclinó su cabeza y calló.
Porque él sabía de las consecuencias. Lo que le ocurriría si ella lo catalogaba de herramienta "inútil". Por eso no esperó y salió de la habitación junto a su compañero, quien sudaba frio.
Al cerrarse la puerta, la habitación quedó en total silencio. Pasaron minutos, hasta que de repente, ella puso sobre la mesa el archivo que terminó de analizar.
Solo entonces ella miró al que estaba en el suelo y lo analizó por unos segundos antes de preguntar:
- ¿A qué organización perteneces?
Su voz monótona reflejaban una escasa edad, pero al mismo tiempo, una indiferencia tal que parecía estar hablando con un objeto.
- ¿Puedo sentarme al menos?
Respondió él sin demora. Y sin esperar respuesta, empezó a moverse tanto como las restricciones le permitieron. Aun así, ella no hizo nada para detenerlo. Solo lo observó y esperó hasta que él logró sentarse con las piernas cruzadas. Es entonces cuando volvió a hablar.
- Responde.
- Niña... —él entonces movió bruscamente su cabeza y el saco negro salió volando— ¿Nunca has hecho un interrogatorio? ¿O eres de los que no les gusta esperar?
Su corto cabello era un desastre. Su rostro, deformado por moretones reveló una sonrisa joven pero desagradable. Aun así, no dejaba de ser presumida, e indomable.
La cual no se quebró, aun cuando se enfrentó a los azules e indiferentes ojos que lo observaban con calma. No. Con indiferencia.
- ¿Te enojaste? ¿Pero tampoco es necesario que preguntes, no? —hizo un ademan de molestia, como si lo hubieran insultado—. Compararme con esos advenedizos.
Ella solo lo miró en silencio, hasta que sus labios se movieron y nombraron una palabra en español. Palabra que no significaba nada, sino fuera sus palabras siguientes:
- "Voluntarios". Agente #1: Stranger.
Y al mismo tiempo, el joven la miró directo a los ojos. Tal como ella quería. Lo que no predijo era que, la inicial mirada fría del joven, cambió cuando él la contempló. Tampoco sabía que su corto y castaño cabello liberaba un brillo rojizo al ser atravesado por las luces de la habitación. Casi parecía una entidad divina.
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Donde todo empezó
DiversosÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...