Acabó el día, y sin problema alguno, aunque me quedé dormido en la última hora... Y cuando desperté, la clase ya estaba totalmente vacía. Ni siquiera a quienes les tocaba hacer la limpieza me despertaron. Era buena señal.
Después de despertar y dar un gran bostezo, admiré por un momento el firmamento, no faltaba mucho para el atardecer.
Qué bien se siente~~ — Me deslicé como mazamorra sobre mi carpeta.
Pero ya era demasiado tarde, así que guardé mis cosas, y luego de cambiarme los zapatos empecé mi camino a casa.
El ambiente era placentero, incluso el canto de algunas aves que volvían a su nido, complementaban el escenario perfectamente. De seguro también era por la siesta que había tomado. Por un rato solo me contenté con contemplar y sentir todo a mí alrededor en silencio, sin pensar en nada, hasta que recordé que ésta escena era similar al libro que estaba leyendo actualmente.
Saqué el libro y proseguí con mi lectura pendiente. Y quien sabe en qué momento, pero ya estaba profundamente anonadado con la historia, caminando sin problemas por las calles medio vacías e internándome más y más en un mundo que se me describe desde un principio y se desarrolla tan detallada y profundamente. Tal vez por eso me gusta leer estas historias, más si son escritas en primera persona, como si fuese mi historia, en donde lo conozco todo de mí, sin sentirme fuera de lugar y que a fin de cuentas no es más que mi propia historia.
Sin embargo, y sin darme cuenta, ya estaba cruzando una calle, la cual, por conocimiento comunitario, no se debía cruzar indebidamente. Fue un sonido ajeno el cual rompió el hechizo e irrumpió mi concentración, e instintivamente giré mi cabeza hacia el origen. Era la bocina de una camioneta en conjunto con el sonido de sus llantas rozando la pista, intentando frenar con desesperación.
El auto no iba a detenerse a tiempo y en tan solo un instante más marcaría mi fin. Era extraño, pero cuando una situación similar nos sucede, cuando uno ve la muerte de cerca, sientes que el tiempo se detiene delante de tus ojos, todos los sonidos desaparecen y en tu cabeza cruzan todos tus recuerdos, tu familia, tus amigos y te preguntas si en verdad estaba sucediendo, que vas a morir.
Bueno, eso es lo que leí.
El auto ya estaba demasiado cerca para poder esquivarlo. Ya era demasiado tarde para pasar desapercibido.
- Tch. Mierda.
***
Era una curva muy pronunciada, y luego de ella es línea recta.
Usualmente no pasan muchos autos por la zona, por lo que no es raro ver que cuando lo hacen, crucen a una alta velocidad luego de terminar la curva. Justo después de esa curva hay un paso peatonal. Cruzando, uno se encuentra con una gran vista de la ciudad junto al mar y en medio de los barandales de metal puedes encontrar un espacio, el cual es la entrada hacia unas gradas continuas aferradas firmemente a esa pared de cemento, y que un poco más abajo, son cubiertas por un techo de madera, dejando un buen lugar para admirar la vista mientras bajas.
Por lo antes mencionado, era de conocimiento comunitario, mirar y escuchar bien antes de cruzar esa calle.
Justo en ese lugar, un auto está detenido en medio de la pista, y el conductor salió desesperado, buscando algo, pero no había nada adelante. También miró por debajo y detrás de su auto, pero tampoco había nada. Lo único que podía ver era las marcas que sus llantas dejaron al intentar frenar.
Para él, un estudiante apareció de la nada. Desesperadamente intentó detener el auto, prácticamente ya lo iba a arrollar. Sin embargo, y extrañamente, la bolsa de aire se activó, negándosele a mirar más y a la vez sintió que su auto se había elevado un poco, como si hubiera chocado contra una pared.
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Donde todo empezó
AléatoireÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...