Capítulo 5:
Karaoke
Centro ComercialParte 9
La noche era fría y aunque no llegaba al punto de dar escalofríos, con el uniforme la sensación era bastante fuerte. Aun así, mientras caminábamos por la estación de trenes, en busca del que nos llevaría a casa, tal frío no parecía afectarle a nadie.
Éramos Aika y yo caminando juntos. Kitamura y el trío a nuestro detrás, y Mike delante de todos. Fue él mismo quien hizo éste arreglo, obligando a los demás a adelantarse. Las razones eran muchas, pero al fin y al cabo, todos nosotros estábamos involucrados de alguna forma u otra en lo sucedido. Salvo la quinta chica, Mizutani Nagi, quién ya se había retirado junto a Yamaki, su novio, tomados de la mano.
No sé, pero al recordarles y al igual que cuando se fueron así, nuevamente me encontré con una pequeña y extraña sensación de nostalgia. La cual no duró mucho, pues recibí un pequeño y, al parecer, no intencional tirón de mi chaleco.
Fue Aika, quien todavía seguía sujetando mi ropa con sus pequeños dedos. Y al igual que las demás chicas, caminaba cabizbaja sin atreverse a hablar. Viéndola así, aproveché ese instante, para, de soslayo, mirar atrás y confirmar que el trío seguía igual. Es más, Kitamura, aún las observaba con la misma expresión complicada que cuando salimos del centro comercial.
Podía entender su dilema. Mirar a Aika me provocaba una sensación similar, así que me volví a adelante para que no me contagie. Pero antes de que salieran de mi vista, por un momento creí encontrarme con la mirada de Yamada. Lo cual descarté al volver a mirarla, pues ella aún seguía cabizbaja.
Mike caminaba adelante, aun ensimismado en sus pensamientos, seguramente pensando en las acciones que debíamos tomar a partir de ahora. Tal vez cambiando los planes ya hechos o creando otros. No lo tengo todo claro pues ni yo mismo sé mucho de esos planes. En parte porque no tengo los mismos pensamientos y emociones que él, pero que entiendo a pesar de todo.
Otro inintencionado tirón de mi chaleco me hizo volver a mirar a Aika. Su mirada aún seguía oculta bajo su flequillo, pero por un momento, nuestras miradas se encontraron. No había ese brillo en sus grandes y bonitos ojos verdes, pero tampoco estaban sin vida. Era la misma mirada que ella hizo antes de alejarnos del centro comercial.
En realidad, nuestra salida no tuvo mayor problema que la multitud de curiosos que se juntaron alrededor, los bomberos, policías, militares y ambulancias que ya estaban haciendo su trabajo. Después de todo, cuando la policía hizo su aparición me encargué de volver al segundo edificio, al karaoke, junto a Aika. Mike y Kitamura ya se habían adelantado con las demás chicas. Fue justo cuando salimos del edificio cuando Aika, a diferencia de demás, miró el lugar donde todo sucedió. Y mientras todos avanzaban, yo y ella nos quedamos viendo el tercer edificio. Mi error, era ella quién miraba el lugar y yo, secretamente, a ella. Al principio fue por preocupación, pero cuando vi sus ojos, aquello cambió por sorpresa y desconcierto. No había miedo en sus ojos, no, pero aquel brillo infantil muy característico de ella había sido reemplazado por un brillo más profundo, triste. Pero por sobre todo, y extrañamente, maduro.
No duró mucho pues, repentinamente, ella se sujetó de mi chaleco. No tuve que preguntar por qué, pues al ver en la dirección que ella miraba, vi cómo los bomberos sacaban un cuerpo que sobrepasaba por mucho el tamaño de la camilla. No había que ser genio para saber quién era.
Asesinarlo no era parte del plan. Y a pesar de las múltiples excusas que pudiera decir, al final, el que haya resultado así, fue mi culpa.
El plan, al principio, solo era deshacernos de todos sin dejarnos ver y antes de que las luces de emergencia se prendieran. El problema es que había subestimado al grandulón y, debido al patrón de mis ataques, él aprovechó eso para darme un golpe.
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Donde todo empezó
RandomÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...