Capítulo 2:
Recordando el pasado y asumiendo un papel para el futuro.
Somos más que un equipo.Parte 2
El piso de la furgoneta era inestable, pero ahí estaba yo, de rodillas, frente a una Mari furiosa. Tanto así que podía ver las venas de su cabeza hinchándose de la ira.
- ¿¡Qué estabas pensando!? —volvió a gritarme. Mis hombros temblaron inconscientemente, pero mi personalidad no me permitió mostrar mayor señal de arrepentimiento—. ¿¡Qué intentabas lograr haciendo tus tonterías en un momento como ese!?
- Tranquila —dije impasiblemente, levantando mi cabeza sin dejar de sonreír y mostrándole el paquete—. ¿No todo salió bien? Ves, aquí está el paq...
- ¡Eso no me importa! —lanzó el paquete de mis manos. Sus ojos me miraban con un profundo resentimiento, pero tras aquella mirada noté un pequeño atisbo de dolor. No al punto de llorar, pero sin duda estaba allí—. ¡Estuvieron a punto de morir ahí!
- Oh, pero no es necesario que te preocupes tanto —sería mentira si dijera que no me dolió ver su dolida expresión. Pero ser capaz de mantener mi actuación hasta este punto, me hacía sentir que había mejorado una vez más—. Pero si quieres, puedes...
No hacía falta decir más, mi alegré voz fue reemplazado por un "¡Slap!" lo suficientemente fuerte como para que sintiera que todo sonido había desaparecido. Una mejilla había sido azotada por la palma derecha de Mari y esa mejilla era naturalmente mía.
Tardé unos segundos antes de darme cuenta de lo que había sucedido. Estaba sorprendido. No porque lo haya hecho, lo cual era obvio, sino por el dolor y el tiempo que me costó recapacitar. Aun así, tan rápido como reaccioné, me volví a ella volviendo a formar mi sonrisa con cierta sorpresa.
- Wao, no esperaba que...
¡Slap! Lo que recibí a cambio fue otra cachetada. Aún más fuerte. Tal fue el impacto que mi cabeza giró hacia un lado con tanta fuerza que creí se iba a separar de mi cuello. Y justo cuando pensé eso, una mano agarró el cuello de mi camisa y mi cabeza volvió a girar hacía el otro lado por otra tremenda cachetada que recibí. Quise hablar y tranquilizarla, pero cada vez que lo intentaba, ella me daba una cachetada con la palma y la parte posterior de su mano derecha. Una y otra vez, una y otra vez...
- Si, ahora me siento algo mejor.
Al cabo de... no sé cuánto tiempo, con un suspiro, ella relajó el agarre de su mano sobre mi camisa.
Me dolía el cuello, pero no tanto como mis rojas mejillas. Pero lo soporté, no por actuar sino porque me lo merecía. Sabía que esto iba a pasar cuando fallé en dejar nuestra carta de presentación, pero no me arrepentía. Fue un error, pero gracias a eso pudimos afirmar que nuestras habilidades habían mejorado y cada vez estábamos más cerca de llegar al nivel de Jessi-nee.
Sin embargo, justo cuando pensaba esto, el agarre de la mano de Mari, volvió a levantar mi demacrado cuerpo, y otro ¡slap! volvió a girar mi cabeza hacia la derecha.
- ¿En serio creíste que no me iba a dar cuenta de lo que pensabas? ¡Slap! ¡Slap! Dime, ¿quién los ha acompañado por tanto tiempo? ¡Slap! ¡Slap! Si, lo sé. ¡Slap! ¡Slap! Te conozco Mike, y tú también sabes que a mí no me puedes engañar. ¡Slap! ¡Slap! ¿Un nuevo nivel? ¿Más cerca de Jessi-nee? ¡Slap! ¡Slap! Sé lo importante que es eso para ti y sé que asumirás la responsabilidad de tus tonterías. ¡Slap! ¡Slap! ¡Pero hazlo solo! ¡No metas a Keita en eso! ¡Slap! ¡Slap! ¡Dios, casi me dio un infarto! ¡Slap! ¡Slap!
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Donde todo empezó
RandomÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...