Vol. 4: Cap. 1 - Parte 6

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Capítulo 1:
¿Quién es él realmente?
Juntos en Inglaterra

Parte 6

Cuando me di cuenta, ya había despertado. Estaba sentada sobre la cama mirando en su dirección, parcialmente cubiertas por las sábanas blancas. Aún permanecían cálidas. Sin embargo, yo no me sentía cálida en absoluto.

- ¿Por qué?

Murmuré mientras me aferraba a las sábanas, apenas causando un pequeño ruido en medio del sofocante silencio que me rodeaba.

- ¿Por qué tenías...?

Aun si sabía que no debía sentirme así, aun si no quería que fuera así... No tenía forma de evitarlo.

No, eso es mentira.

Solté las sábanas.

Siempre pude hacerlo. Desde el principio pude evitar que todo esto sucediera. Siempre tuve esa opción. Aun si podía olvidarlo por un segundo, siempre estaba a tiempo para hacer lo que debía hacer, quiera o no quiera, acostumbrada o no.

Porque ni siquiera tengo ese derecho.

- Solo... Si tan solo no me hubieras detenido... Si solo te hubieras callado como antes...

Solo así, no me sentiría como ahora. No me aferraría a esta nueva ilusión. La habría olvidado tal como me la propuse en ese momento. Todo habría terminado ayer. Me prometí que solo sería un día. Pero él...

Idiota... ¡Eres un idiota!

Lancé la almohada a la puerta, pero no hubo ninguna reacción del otro lado de la puerta. Así que solo me levanté, me desvestí y me puse mi ropa para correr. Al cabo de unos segundos salí del cuarto. En ese momento escuché algunos ruidos pero no les presté atención hasta que lo ví.

- ¿Qué pretendes?

Pregunté entrando a la sala, viéndolo estirar sus brazos a modo de estiramientos, como si de verdad hubiera estado calentando desde hace un rato. Nunca hizo eso antes. ¡Él ni siquiera estaba dispuesto a levantarse del sofá! Pero ahora...

- Nada realmente.

Me respondió mientras bajaba sus brazos y relajaba su cuerpo. Entonces caminó hacia la mesa y lo vi alzar su celular. Ya estaba listo para ir a correr.

¿Por qué ahora? —quise preguntarle, pero mi boca dijo otra cosa.

- Si tú lo dices.

Y pasé de largo, sin mirarlo.

Después, ninguno le habló al otro, ni cuando me persiguió hasta el ascensor, ni cuando estábamos dentro juntos. Eso estaba bien, pero cuando lo vi manejar su celular distraídamente, no sé qué leyendo...

¿De verdad no dirás nada?

Me enojé, y tan pronto como salimos del hotel, me puse los audífonos y corrí por delante. Y él, que siempre me alcanzaba y corría a mi lado, hoy se mantuvo a varios pasos por detrás.

Me enojé aún más.

Por eso, cuando volvimos, después de ducharme y mientras él entraba al baño, me fui de inmediato a desayunar al comedor del hotel.

Sin embargo, cuando apenas estaba a la mitad de mi desayuno rápido, él apareció, agitado. Hasta que me vio. Entonces sonrió cansadamente, le pidió algo a la mesera y se acercó a mi mesa.

- ¿No habíamos acordado desayunar juntos? —dijo.

Su cabello, e incluso parte de su polo plomo estaban claramente húmedos, y no pude evitar pensar en la expresión de alivio que hizo al verme.

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