Capítulo 4:
Recuerdos
Pasado x Presente
Parte 3
Al día siguiente, a la primera señal del sol, salí de nuestra tienda de campaña; Mike detrás de mí.
Nuestro campamento se encontraba en uno de los bordes de un enorme amplio, en medio de una inmensidad de árboles, a quién sabe cuántos kilómetros de alguna civilización.
- ¿Ahora qué? — Pregunté mientras me adentraba en el amplio y estiraba mis brazos —. Si mes has traído hasta aquí debe ser por algo, ¿no?
- No seas un aguafiestas Alex — Mike refunfuño desde atrás —. Pero no esperaba menos, después de todo hablamos de ti.
- ¿...Entonces?
Era extraño verlo hablar con normalidad, es más, escucharle reflexionar sobre algo en particular era demasiado inusual. Pero decidí no darle vueltas al asunto y me limité a observar el paisaje que ayer no pude ver, y que ahora la luz del sol me dejaba disfrutar.
- Lo que haremos será abrirte los ojos.
- ¿Mm? ¿A qué te...?
Mientras me volvía hacía él, confundido por sus palabras, la silueta difuminada de un puño, directo a mi rostro, me hizo abrir los ojos de la sorpresa. Por reflejo, me protegí cruzando mis brazos. Aun así me hizo retroceder, arrastrando los pies sobre la tierra.
- ¿¡Qué te...!?
Separé mis brazos dispuesto a sacarle respuestas. Pero él ya estaba frente a mí. Y en ese instante, como si se hubiera detenido el tiempo, pude ver una sonrisa. No era la usual, ni mucho menos la de ayer, pero ni bien la vi, instintivamente retrocedí mi rostro hacia atrás. Lo siguiente que supe es que había desaparecido de mi vista y la parte trasera de una pierna estaba a punto de hacer contacto con el lado derecho de mi cabeza. Levanté mi brazo a tiempo, no porque lo haya visto sino por acto-reflejo, pero no fue suficiente. La fuerza fue tal que mi cuerpo se estrelló con el suelo sin resistencia alguna.
- Ya veo...
Ambos brazos me dolían, uno por el golpe directo de su ataque, y el otro tras el impacto y el pequeño rebote que tuve contra el suelo. Aun así, no chillé ni dejé que el dolor nublara mis sentidos. Por eso escuché su voz inusualmente seria; tal vez demasiado seria.
- Todavía conservas tus instintos, pero se han oxidado tus bases. — Con mi ropa sucia por el polvo y acostumbrándome al dolor, me senté al mismo tiempo que asimilaba sus palabras. Mi conclusión llegó al mismo tiempo que Mike lo decía —. Te olvidaste de la postura de tus piernas.
Si, estaba tan concentrado en su expresión que cuando levanté mi brazo no tuve tiempo suficiente para mover mis piernas y amortiguar el peso del impacto. No había necesidad de escuchar explicaciones, llegué a esa conclusión por mí mismo; incluso imaginé los diferentes contrataques que pude haber hecho. Era increíble, a pesar del resultado, el hecho de tener esos conocimientos me llenó de una sensación agradable y excitante.
Sin embargo, antes de que pudiera asimilar esas sensaciones y pensar en algunas preguntas, una nueva y extraña sensación me invadió. Fue como si la temperatura hubiese caído y mi sangre se hubiese helado. El origen estaba delante de mí, pero cuando levanté mi cabeza, esa desagradable sensación desapareció. Mike me estaba sonriendo con la misma sonrisa de siempre.
- Está bien que te excites un poco, pero no es momento para sonreír Alex — me dijo al mismo tiempo que levantaba su pierna sobre mi cabeza —. ¿Qué tal unas cuantas rondas?
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Donde todo empezó
DiversosÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...