Capítulo 1:
¿Quién es él realmente?
Juntos en InglaterraParte 4
No sé en qué estaba soñando. O tal vez no lo hacía. Pero por lo general, cuando sueño puedo despertar con esa momentánea sensación de vacío. O tal vez lo haría sudando y tan agitado que mi corazón seguiría latiendo a mil por varios segundos. Esta vez, sin embargo, había algo diferente. No sé qué era. Pero sin duda fue una sensación que nunca había sentido antes, una que me producía una inesperada tranquilidad. Hasta que, de un momento a otro, mis instintos me despertaron. Algo me acechaba, acercándose. No fue muy grande, casi imperceptible, pero suficiente para, en un parpadeo, levantar el lapicero que había dejado sobre la mesa y ponerme detrás de la sombra.
- ¿Qué buscas?
Sin reservas, la amenacé. Con una mano inmovilicé sus movimientos, doblando su brazo en su espalda, y con la otra puse la punta del lapicero sobre su arteria carótida. Su piel fue suave al tacto, se le escapó un minúsculo gemido, e incluso su respiración empezó a agitarse. Me pareció extraño, considerando su capacidad para ocultar sus intenciones hasta ese grado creí que era un profesional, pero ni mi voz ni mis intenciones se vieron perturbadas. Ya desde las advertencias de Jane, sabía que algo podría suceder. Pensé en innumerables métodos antes de dormir. Sin embargo, no pensé que llegaran a este extremo, y tan poco disimulado. Bueno, sí lo hice, por eso revisé la habitación en busca de cámaras o dispositivos de escucha y dejé ese lapicero sobre la mesa antes de dormir, pero solo fue una contramedida auxiliar. No pensé que realmente llegaran a ser tan descuidados.
Sin embargo, todos mis pensamientos se vieron destruidos ante la nerviosa y atemorizada voz que escuché a continuación.
- ¿Shi-shion...?
No era el mismo tono altivo y de superioridad habitual, pero su voz era inconfundible.
- Ah... Tachibana.
Solo entonces relajé todos mis músculos y suspiré. Oculté el lapicero bajo la manga de mi suéter, ya arrugado, mientras me separaba de ella y caminé hasta dejarme caer sobre el sofá. Aún se mantenía caliente.
- No vuelvas a hacer eso —dije antes recostarme y cubrirme bajo la sábana. El olor a flores que desprendía ya no era muy grande, pero me di cuenta que era el mismo al que desprendía Tachibana. Sin embargo, eché esos pensamientos y solo me acurruqué—. Me... No, solo déjame dormir por favor...
Por un momento sentí que el sueño volvía, hasta que mis instintos volvieron a captar otra mala intención, la cual creció hasta explotar en una patada que volteó el sofá, junto a un enojado rugido.
- ¡No me ignores!
Caí sobre la alfombra. Era fría e incómoda, pero no lo suficiente como para quitarme las ganas de dormir. Por eso arrastré la sábana y volví a envolverme en ella.
- Por fa...
Quise rogar, pero su rugido siguiente me interrumpió.
- ¡Tú de-! ¡Levántate! ¡Ya!
No tenía ganas de nada, ni siquiera para entender la forma en la que estaba reaccionando. Sabía lo persistente que era y sabía que la mejor opción era hacerle caso, pero...
- De verdad, solo un poqui...
- ¿A sí?
Entonces tomó una de mis manos y me arrastró fuera de la sábana hasta la habitación y finalmente al baño, donde me soltó y salió. No me moví hasta que de un momento a otro, vi algo pasar volando sobre mí. No tuve que pensar en qué era, ya que la respuesta llegó junto a la estrepitosa falta de oxígeno y a un terrible dolor sobre mi pecho.
ESTÁS LEYENDO
Donde todo empezó
RandomÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...