VOL. 3 Cap. 2: Parte 4

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Capítulo 2:
Recordando el pasado y asumiendo un papel para el futuro.
Somos más que un equipo.

Parte 4

- ¡Por fin hermano, eso quería escuchar!

Dije cuando por fin había cruzado la primera barrera. Pero entonces, fui testigo de un momento mágico. Sentí como si las luces habían bajado su intensidad al mismo tiempo que Chris puso ambos codos sobre la mesa y juntó sus manos por delante de su cara. Era tal la coincidencia que, por un momento, una de las camareras se paró justo a su lado. Incluso unos tambores empezaron a sonar en mi cabeza.

Tal como cierta escena.

- ¿En qué estás metido realmente Mike?

Pero entonces el habló, rompiendo la magia y creando en mi corazón una capa de arrepentimiento, arrepentimiento de no haber traído un par de guantes blancos.

- Oye, pe, pero Chris —me quejé. Y mi desilusión creció aún más, cuando vi a la mesera irse al ver que no necesitaban su servicio. Entonces suspiré y guardé aquel momento en mi corazón mientras retomaba mi misión actual—. ¿No que íbamos a empezar a hablar, todavía tienes más dudas?

- ¿No vas a decirme? —pero él no quiso seguir mi ritmo, preguntándome otra vez, pero con su voz más grave y seria.

- ¿En qué esperas que esté metido? —dije, mostrando esta vez una expresión de inocencia.

- Vale. Cambiaré de pregunta. ¿Cómo supiste de la "fábrica G"?

- ¿...Informantes?

Lo dije en son de broma, inclinando ligeramente mi cabeza a un lado, pero ya no había reacciones suyas que podía utilizar a favor de la comedia. Sino que se me quedó mirando en silencio, esperando.

- Está bien...

Sonreí en resignación, apoyando mis codos sobre la mesa y observando su alivio en forma de suspiro. Sin embargo, cuando apoyé mi rostro sobre mi mano derecha, simplemente sonreí.

- Te diré dos cosas —dije, levantando mis dedos índice y medio—. Primero, sea lo que sea que haga no te perjudicará en lo más mínimo y eventualmente obtendrás algunas respuestas después de esto. Y segundo, el que esté aquí no es por otra razón más que porque eres el único en quien puedo confiar, nada más.

Y como era de esperarse, él no pudo reaccionar de inmediato. Sino que, confundido, se me quedó mirando unos segundos antes de poder asimilar mis palabras.

- En otras palabras —dijo por fin. Todavía había algo de desconfianza y miedo en sus ojos, pero ya estaba más calmado—, no me dirás nada de nada.

Sonreí otra vez, provocando que él frunciera el ceño por un segundo, como si hubiera sentido un repentino escalofrío. Pero antes de continuar, liberé mis brazos y me volví a apoyar sobre el espaldar de la silla mostrando otra vez mi sonrisa juguetona.

- Serás mi amor, pero los negocios son otra cosa.

Mi cambio repentino volvió a dejarlo sin palabras, pero al entender mis intenciones pudo relajarse, para posteriormente volver a su tono inicial.

- Por favor, deja de hablar así.

- Nah, no puedo negar mis sentimientos.

- Suenas como un depravado. No, lo siguiente —sacudió su cuerpo como si le hubiera caído un cubo de hielo sobre la espalda—. De todos modos, si quieres saber dón...

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