Epílogo 2
Me apoyé sobre la baranda y aprovechando que nadie me miraba, alcé mi mano y dejé que el viento se llevara los ya picados papeles que Mike me dio. Los pequeños pedazos volaron alto, otros bastante lejos, pero, salvo los que cayeron sobre el agua, todavía podía sentir que estaban al alcance de mi mano.
Si hubiera tenido este poder en aquel momento... ¿Cuántas cosas hubieran cambiado? —fue un pensamiento que recayó en mí al momento de cerrar mi puño.
¿Qué hubiera pasado si despertaba este poder antes de que Jessi-nee llegara a nuestras vidas, o justo después? ¿Se hubiera convertido en la misma Jessi-nee en las memorias de Mike, o me hubiera reportado a la organización? ¿Y si nada hubiera cambiado hasta ese día, hubiera sido capaz de salvarlos? ¿Con qué precio? ¿Cuán diferente sería el Mike de ahora? ¿Y si los hubiera salvado, hubiera ocurrido mi accidente? ¿Dónde estaría ahora si fuera así? ¿Nos hubiéramos unido a otra entidad o la hubiéramos creado por nosotros mismos? ¿Alguna vez hubiera vuelto a Japón?
Simplemente no lo sé, y siendo sincero, no es que me importara mucho pero...
No tengo recuerdo alguno de esos acontecimientos, y has muy pocas cosas que me enlacen a ese periodo de tiempo, salvo hoy y aquel día, cuando desperté mi poder tras nuestra primera batalla, en la que me lo contó todo. Claro, hubo varias lagunas en su relato, como siempre, pero mientras hablaba, pude percatarme de la oscura, profunda y complicada mirada que Mike hacía al mirarme y al recordar aquellos acontecimientos.
También hubo esa vez en la que me contó sus planes, donde su mirada sobre mí no fue diferente. Sin embargo, hace un momento, cuando esas extrañas preguntas salieron de mi boca y lo obligué a contestarme, su mirada fue completamente diferente.
No había diferencia de su yo habitual, siempre frívolo y misterioso. Pero esta vez, lo que vi en sus ojos no pudo disfrazarse. No había oscuridad o señal alguna de que caminara por un retorcido camino. Todo lo contrario, sus ojos brillaban como si hubiera encontrado cierta paz, una tranquilidad tan absoluta que, todo aquel enterado sobre las complicaciones que hubo en la muerte de aquella chica, sentiría escalofríos si supieran lo que estaba por hacer
Pero para mí no era así.
Porque esa mirada, a diferencia mía, le pertenecía a alguien que tenía una absoluta confianza en quién era, qué es lo que quería y a dónde iba a ir.
Podrá ser envidia, incertidumbre, tal vez ambas o algo más, pero al final me encontré mirando el paisaje nocturno sin saber por cuánto tiempo y con mi celular en manos. Fue en ese momento que el nombre de dos chicas apareció en mi mente y la pequeña promesa que les hice antes de venir aquí.
El nombre de Aika fue la que primero apareció en mi lista de contactos, pero mi mano se deslizó inconscientemente hasta encontrar el apellido de su amiga, recordando lo gracioso que fue su enojada mirada. Estuve a punto de llamarla cuando recordé la expectante y preocupada mirada de Aika.
- ¿Keita-kun? —contestó ella de inmediato, algo ansiosa.
- Hola, como prometí.
No contestó de inmediato, pero antes de que su pequeño suspiro se completara, ella pareció darse cuenta de algo.
- Keita-kun, tu voz... ¿Sucedió algo?
- ¿Eh? Ah, Ah... Lo siento, estaba pensando en algunas cosas.
- Y eso...
- No te preocupes, no es nada importante.
- Ya, ya veo...
- Eh... ¿Y cómo fue la playa? ¿Hubo algún problema?
- Ah. No, no pasó nada grave. Es solo que Rikka-chan se perdió junto a Nozami-chan, y Yuki no pudo encontrarlas hasta casi llegar la noche.
ESTÁS LEYENDO
Donde todo empezó
RandomÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...