VOL. 2 Cap. 1:Parte 4

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Capítulo 1:
Mejor tarde que nunca
Celebración en casa de Tachibana

Parte 4

Salir de esa casa resultó ser tan gratificante que no pude evitar embozar una gran sonrisa en mi rostro. Mi escusa fue una mentira, sin duda, pero creo que Tachibana no se dio cuenta al decírselo mientras levantaba mis cosas y al usar una mirada hostil. Sin embargo, cuando utilicé la misma excusa con su madre, también evitando su mirada y entregándole mi bol, ella lo recibió pero mostrándome una sonrisa condescendiente. Entonces me dio un envase térmico mientras me decía, con una sonrisa:

- Devuélvemelo la próxima vez que vengas, y no te permito otra forma. Tráelo tú mismo.

Ahora sabía de donde Tachibana obtuvo esa habilidad, pero también me pregunté si ella también podía actuar de esa manera... Bueno, fantasías aparte, ahora estaba caminando bajo la suave y cálida sensación que el sol podía dar a estas horas de la tarde, el cual ya terminaba de desaparecer bajo el horizonte, dejando un cielo naranja. Y al igual que en mi barrio, las calles por donde ahora caminaba eran bastante tranquilas. Así que caminé relajado y sin ningún pensamiento mayor. Pero al admirar por un tiempo más el color de las nubes, no pude evitar recordar lo sucedido en esa batalla.

Había perdido.

Fui completamente derrotado, pero no solo porque ella me superaba en términos de poder, sino porque yo carecía de la resistencia para manejar el mío propio, y al recordarlo, no puedo evitar apretar mi puño y sentirme ofuscado. Es más, tal como estoy, ni siquiera puedo considerar enfrentármele a su máxima capacidad, pues ella no había ni mostrado la mitad de su poder. Bueno, con el tiempo sé que podré, pero perder por algo tan básico me avergüenza.

Fui un idiota. Nunca antes me había encontrado con alguien similar a mí, aunque sé que hay muchos en el mundo, pero siempre supuse que no perdería en cuestión de habilidades. Sin darme cuenta me había convertido en un presumido arrogante.

Pero ahora sé cuál es mi problema. Mi confianza recaía sobre mis habilidades físicas, y dejé de lado mi resistencia en cuanto al uso de mi poder; y eso lo entendí al lanzar mi último ataque. Me había quedado sin energías para continuar y estuve a punto de desenfrenarme. Aunque la verdad, ese no fue el principal motivo. El intentar imitar esa lanza requería de una distribución constante de mi poder; sin contar que debía hacerlo a una velocidad extrema, todo para poder crear la ilusión de que se estaba materializando. Por ello, no podía invocarla mucho tiempo.

Ella lo mantenía tan calmadamente, que me quedó claro al instante. Ella estaba en un nivel muy superior al mío, y si no hacía algo al respecto, me quedaría atrás.

Así que pensando en cómo romper mis límites, me di cuenta que para mejorar mi resistencia debía de usar mi poder constantemente, pero no sobre un objeto, pues hacerlo requeriría un entrenamiento extra y más tiempo. Así que decidí hacerlo sobre mi propio cuerpo.

Sin siquiera darme cuenta, ya había dibujado una sonrisa mientras levantaba mi cabeza.

Ya todo se estaba formando en mi cabeza, tanto ideas como problemas, y si no tenía más contratiempos, incluso podría copiar esa otra habilidad. No logré identificar todos los procesos, pero algo me dice que sí podré recrearlo a mi modo.

Con todo esto en mente llegué a mi casa. Alisté todas las cosas necesarias en una mochila, para mayor movilidad, incluyendo dinero para comprar un poco de comida no perecible o que me durase lo suficiente y los dos benditos libros que estaban en mi maletín.

Mientras buscaba la ropa necesaria, encontré mis flexibles bandas rojas para la muñeca y las tobilleras. Tenían un nombre, el cual no recuerdo. Y aunque se vean como cualquier otra banda de tela, salvo que eran algo gruesas, estos son un dispositivo en conjunto y tienen por función aumentar su peso hasta unos 500kgs en cada uno de sus artículos.

Según Mike, era un artilugio que usábamos para entrenar desde los ocho años. Creo que supe de ellos durante nuestra primera excursión, tras descubrir mi poder, y creo que de las primeras veces que me cuestioné qué tipo de conexiones tenía él. Bueno, hasta que supe de Jessi-nee y los demás.

De todos modos, ésta iba a ser la herramienta clave para este entrenamiento. Así que tras guardar todo, me puse las bandas y tobilleras, cogí mis zapatos y salí al patio trasero.

En medio del césped, levanté mi mano derecha e hice un rápido giro de muñeca. Al instante, encima de mi brazo, se proyectó el menú, el cual era un círculo que cubría el ancho de mi brazo, con dos centímetros de grosor y con el número "0" en medio. Presioné con la yema de mi dedo índice en la parte de arriba del círculo y lo deslicé encima de él, en sentido horario. Haciendo esto, el círculo parecía llenarse de un color verde mientras que el valor del número subió hasta 150.

Entonces proseguí con el siguiente paso. Cerré mis ojos, para concentrarme mejor, e imaginé mi cuerpo envuelto en pequeñas ráfagas de viento. Sin embargo, cuando abrí los ojos y active mi poder, comprobé mi primer problema. El viento era demasiado fuerte, no a un nivel extremo pero mis plantas y árboles parecían estar a punto de ser despojados de la tierra; y al intentar disminuir la intensidad, el viento desapareció por completo. Suspiré. Que más podía pedir, nunca había practicado con mi poder de esa manera.

Así que, tomando mi incapacidad para controlarlo a voluntad y si quería experimentar con cosas más grandes, tenía que ir a un lugar más alejado. Y aunque ahora estaba adelantando mi salida, sabía que dos días no serían suficientes. Pero excitado por lo que iba a venir, algunos días de ausencia no me harían mucho problema.

Salté la cerca y empecé a correr moderadamente, en parte por el nuevo peso. Podría decirse que a la misma velocidad que cuando corrí en la carrera de relevos, tratando de ser lo más silencioso posible en medio de las calles vacías, aprovechando la noche.

Después de unos minutos, de no muy lejos, avisté al primer transeúnte, marcando el inicio de mi otra ruta de viaje. Inmediatamente salté al techo de la casa más cercana. Siempre teniendo cuidado de donde pisar y atento de pasar desapercibido de cualquier mirada, ya que un simple error causaría un alboroto innecesario. Lo bueno era que a estas horas, por aquí, la gente se acostaba temprano.

Ya en la ciudad, seguí con mi mismo ritmo. Sin embargo, antes de cualquier movimiento, me tomaba el tiempo suficiente para analizar los alrededores, más aún cuando llegué a mi primera calle principal. En ese momento, me apoyé en mi poder. Sin dejar de correr, tomé un impulso, creando un pequeño remolino desde la planta de mis pies y salté, mejor dicho, salí disparado hacia el cielo. Haciendo esto, puedo saltar hasta cinco veces más lejos y mucho más rápido.

Crucé la ciudad sin ningún problema.

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