Capítulo 5:
Karaoke
Centro ComercialParte 8
Indescriptible.
Es lo que a todos los presentes, antes rehenes, les pasaba por la mente al siquiera intentar describir lo ocurrido.
A pesar de haberlo presenciado en carne propia, a pesar de que todo sucedió frente a sus ojos, aun así, no podían asimilarlo. Desde la explosión, experimentaron la agonía, el miedo y la tragedia; después vieron algo inimaginable e increíble, pero a la vez misterioso, incomprensible, siniestro e indescriptible. Fue una avalancha de emociones y sensaciones tan fugaces como profundas, tan diferentes que se contradecían a cada momento, superponiéndose una sobre otra. Fue tal que, pasado ya varios segundos desde que terminó, nadie se movía ni decía nada.
Y entre esas personas, estaba Shimizu Aika.
Ella, al contrario de lo que cualquiera de sus conocidos pudieran pensar, cuando ocurrió la explosión, lo primero que hizo fue ver si todas sus nuevas amigas estaban bien. Incluso cuando su cuerpo temblaba, al ver a los terroristas, hizo todo lo posible para guiarlas y calmarlas fuera de su rango de muerte. Más aun, cuando le dispararon a aquel hombre, ella inmediatamente se volteó y trató de evitar que ellas vieran ese espeluznante momento mientras mostraba una mueca de dolor.
Por supuesto que sentía miedo, era a tal punto que ella ya se hubiera desmayado si estuviera sola, pero al ver el estado de sus nuevas amigas hizo todo lo posible para ayudarlas. Así se mantuvo hasta que, mientras intentaba ayudar a una anciana con la ayuda de Rikka, ese terrorista la atrapó. Rikka logró percatarse pero nada pudo hacer por ayudarla.
Fue recién en ese momento, cuando ese hombre rodeó su pequeño cuello con ese anormal brazo, cuando sintió que no podía respirar, cuando sus fuerzas la abandonaban... Fue recién en ese momento cuando despertó de su ilusión.
Intentó zafarse, patalear, arañar ese brazo; pero la fuerza de sus pies no le hacía nada, sus pequeñas uñas querían quebrarse ante una solidez que parecía roca. Intentó luchar, sin efecto alguno, intentó mantenerse consciente pero el dolor y la falta de oxígeno hacían casi imposible hacerlo. Era inútil, no lograba nada, ni siquiera ganó la atención de ese hombre que parecía conversar, y sin más fuerzas, su consciencia poco a poco se perdió. Sin embargo, antes de perder el conocimiento por completo, en un instante sintió su cuello libre mientras una extraña sensación se apoderaba de ella.
Cuando esa sensación desapareció, sintió la necesidad de toser. Lo hizo al mismo tiempo que una ligera brisa pasó sobre ella. Recuperada un poco, trató de abrir sus ojos pero apenas pudo entreabrirlos. Aun así, hizo todo lo posible por ver dónde estaba, y se descubrió a sí misma no muy lejos de aquella librería destruida, cerca de las escaleras automáticas.
Confundida, buscó donde estaba hace unos momentos. A unos metros en adelante, antes de que sus ojos se pudieran centrarse en el pequeño estrado, ubicó a ese hombre que pudo matarla.
Sus piernas no se sostenían sobre el suelo, y sus brazos... En un acto-reflejo se llevó ambas manos a la boca y desvió la mirada. No podían creer lo que había visto: a ese hombre le faltaba un brazo.
Le invadió una desagradable sensación y sintió que podría vomitar en cualquier momento, pero ella se auto contuvo. Es más, siguió mirando lo sucedido. La sangre aún seguía saliendo de sus articulaciones pero el hombre no se quejaba. No, ese hombre ya no era el mismo de antes. Estaba lejos y no podía asegurarlo, pero ella lo vio temblar mientras su sangre caía al piso desde su mutilado brazo y boca. Él que antes tenía una mirada despiadada, propia de un asesino, ahora temblaba de miedo, de terror.
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Donde todo empezó
RandomÉsta es la historia de Alex, un estudiante mitad peruano y mitad japonés, quien empezó a estudiar en Japón en su Primer año de Preparatoria. Sin embargo, lejos de ser una persona entusiasta, su actitud asocial lo convirtió en un solitario. Todo esto...