Capítulo 2

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La llamada de K me despertó.

— Un momento —dije al contestar. Me levante yendo al baño, cerré la puerta y encendí el grifo— Ya esta.

¿Estás bien para ir a la universidad?

— Sí, me encuentro muy bien.

Vale, ten cuidado. Hemos encerrado a los del Bando de Pi, los que os pillaron ayer. Por lo tanto puede que vayan por alguno de nosotros.

 Lo tendré. ¿Alguna misión para hoy?

Por ahora ninguna.

— Vale —colgó.

Cerré el grifo y me di una ducha. Al acabar me vestí, desayuné y fui a la universidad. Por el camino me llamo Alan.

— ¿Cómo estás?

— Bien.

— ¿Qué planes tienes para hoy? 

Voy a ir de compras, me estoy quedando sin nada de ropa, ¿tu?

— Voy a casa de Barbara, ya sabes —ríe éste. Barbara era su supuesta novia.

— Sí, ya me imagino.

— Si encuentras algo bonito, compramelo.

— Vale, adiós —colgué.

En un rato llegué a la universidad. La plaza en la solía aparcar estaba ocupada por una moto. Eso no me hizo frenar, estrelle mi coche con la moto, flojo, para poder moverla. Baje del coche y la miré. Tenía unos "pequeños" rasguños. ¡Ups! Suele pasar. Luego me dirigí a mi clase. Las horas pasaban muy lentas y como no tenía más ganas, me fui. Al volver al coche un chico estaba dando vueltas. Supongo que es el dueño de la moto. Al quitar el seguro al coche, el chico se dio la vuelta. Mira quien es. Era el chico que me miro fijamente el otro día.

— ¿Tu hiciste esto? —dijo enfadado.

— Es mi plaza —dije poniéndome en frente de él.

— ¿Y a mi qué? Me vas a pagar la moto —rápidamente lo tome de la camiseta y lo estampe con el coche de al lado.

— Cuidado con ese tono —le golpeé en la entrepierna y él se retuerce—. Recuerda que —lo tome del pelo y tire de el para que me mirara a los ojos— esta es mi plaza —lo solté empujándole. Se calló pero estaba muy enojado.

Subí al coche y me dirigí hacia las tiendas para comprarme ropa. Entre en una tienda de deportes, tome unos chándales para Alan y para mi además de unas zapatillas. Mientras pagaba me llego un mensaje. 

Alan: ¿Qué te hizo?
Yo: Ocupó mi plaza con su moto, me levantó la voz y además, me mira raro.
Alan: Bien hecho. ¿Dónde estás? No te vi en el comedor.
Yo: Me fui, estoy comprando ropa. Hoy tenemos que entrenar.
Alan: ¿En las tiendas de siempre? Tienes razón.
Yo: Sí.
Alan: Voy para allá.
Yo: Vale.

Fui a dejar las bolsas en el coche. Las metí atrás pero al darme la vuelta, alguien me estampó la cabeza contra el coche.

Me desperté con un fuerte dolor de cabeza. Estaba atada a una silla de madera y delante mía había otras cuatro personas encadenadas y desnudas, todas mirándome.

— Mira quien despertó —dijo una voz detrás mia. Escuche sus pasos acercándose.

— ¿Dónde estoy? —Qué estúpida pregunta.

— El lugar de tus sueños —se pone delante mia jugando con dos cuchillos. Era un hombre con una barba larga blanca, tenía la ropa llena de sangre al igual que el lugar: daban asco.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora