Capítulo 66

1.2K 123 23
                                    

— Hudson. —susurre. Ni caso. Seguramente nos habrá inyectado algo para dormir tan profundamente sin sentir nada— Hudson. —dije un poco más fuerte pero aún no despertó— ¡Hudson! —grité y éste al instante despertó.

— ¿Qué? ¿Qué está pasando? —dice confundido.

— Buenos días, chicos. —dice un hombre de mediana edad apareciendo de la nada.

— ¿Qué quieres de nosotros? —le pregunté con todo el asco del mundo.

— Venganza. ¿Qué? ¿Pensaron que tan fácil ibais a salir? —ríe.

— ¿Por qué?

— Tú, maldita perra —arrastra su pistola por mi cara— mataste a mi hijo.

— Pues algo tuvo que hacer ese hijo de puta.

— ¡Cállate! —me golpea.

— ¡Oye! Fui yo, déjala a ella. —dice Hudson.

— ¡Pero qué bonito! —vuelve a golpearme y se pone serio— Yo estuve ese día ahí, la vi.

— ¿Y por qué no me mataste ese día? Preferiste huir como un cobarde. —el hombre empieza a reír como un desquiciado. 

— Haré lo mismo que tu hiciste con él. ¿Últimas palabras?

— Sí. —pegué un grito y me empuje hacia atrás con fuerza rompiendo la silla.

— ¡No te muevas! —me apunta con la pistola. De poco le sirvió ya que con una mano le tomé de la muñeca y con la otra golpeé la pistola haciéndola caer al suelo.

— ¡Estás eran mis putas vacaciones! —le grité y le pegué un puño seguido de otro.

Le di otro puño en la barriga y un rodillazo en la cara. Éste cayo al suelo. Me subí encima de él y no paré de darle golpes en la cara. La sangre salpicaba por todos lados pero eso me daba igual. Me levanté y tomé el pincho de la chimenea.

— ¡Estás eran mis vacaciones! —grité para después clavarle el pincho en el corazón.

Respire aliviada como si en todo este tiempo me hubiese aguantado la respiración. Me di la vuelva y me encontré con Hudson mirándome horrorizado.

— ¿Estás bien? —le pregunté.

— Yo debería de preguntarte eso a ti. Estaba muerto hace rato. —mira al hombre— Deberías de hacerte unas pruebas neurológicas. —reí— Hablo enserio. —dice muy serio. No estoy loca.

— Estoy bien, sólo es la ira acumulada en todo este tiempo.

— Lo que tu digas, ahora desatame.

— ¿No recuerdas la lección?

— La suspendí. —sonríe culpable.

— ¿Y cómo pasaste? —comencé a desatarle.

— Me tiré a la instructora.

— Ya me pareció que andaba mucho detrás tuya.

— Todas están locas por mí.

— A lo mejor te dejo aquí atado.

— A lo mejor no eres tan mala. —sonríe mostrando sus dientes.

Hudson llamó a K y mientras llegaban los del Sector N nosotros hicimos las maletas. Ya no estábamos seguros aquí. Menos mal que no vino Betty. A la pobre le hubiese dado algo. Al acabar con todo fuimos a meter las maletas dentro del coche, listos para irnos.

— ¡Madison, espera! —grita Devyn desde su casa y va corriendo hacia mí— ¿Ya te vas?

— Sí, me llamaron del trabajo.

— No puedes irte así sin más. Dame tu número o algo.

— ¿Un beso te sirve? —me mira confuso.

Me acerqué a él lentamente y le di un tierno beso. Un beso no mata a nadie.

— Quizá en otra vida podríamos estar juntos pero en ésta es imposible. —le dije subiendo al coche.

— Una pena, espero que nos volvamos a ver. —le sonreí y cerré la puerta.

Giré mi cabeza para ver a Hudson. Éste me estaba mirando con cara de "quiero una explicación ahora mismo".

— ¿Qué? —dije inocente.

— Con que no tenías nada con el chico. —me mira achinando los ojos.

— No tengo nada con él.

— Lo que tu digas. —asiente con la cabeza.

El camino a casa fue bastante largo ya que en la carretera ocurrió un accidente de tráfico y las colas parecían eternas. Una vez llegados a casa, Norton y Louis nos estaban esperando.

— Nos han dicho lo que os ha pasado. —dice Norton— Y por eso os trajimos esto. —señala una caja que había en la mesa.

— ¿Qué es? —pregunta Hudson.

— Son unas armas. Ya no estáis seguros y necesitáis protección por si vuelve a ocurrir un incidente parecido. Pero tenéis que esconderlas bien. —dice Louis.

— Y hay una cosa más. —dice Norton— Sabéis muy bien los dos que, cuando alguien del bando tiene novia o alguna amiga que ve a diario que no sea del bando, investigamos sobre ella. —nos explica lentamente.

— Sí, ¿quién se echó novio? —dije sin entender por donde iban los tiros.

— Alan. 

— ¿Qué? —dije sorprendida.

— No sabemos si son novios pero si sabemos que no sólo charlan cuando se ven. —dice Louis.

— Deberías de darle otra oportunidad a la vida. —me dice Norton— Y tu también. —mira a Hudson.

— Nosotros ya le dimos una oportunidad a la vida, por eso estamos aquí juntos. —fingí una sonrisa.

— Eso. —dice Hudson— Estamos muy bien juntos.

— Iré a darme una ducha. —me fui antes de que me dijeran otra cosa.

¿Cómo que tiene novia? ¿Es tonto? Claro, no sé que estaba esperando, era seguro que me iba a olvidar tan rápido. ¿Por qué no me lo dijeron antes? Me hubiese quedado con Devyn. Espero que sea feliz con esa. No, la verdad que le deseo todo el mal.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora