Capítulo 28

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¡Hola! Antes de que lean, quiero pedirles disculpas por un capítulo tan corto pero prefiero que sea así que hacer un capítulo sólo con relleno.

Espero que me entiendan.

* * * * *

— No me digas que lo vas a matar. —me dice Hudson mirándome raro.

— ¡No! O por lo menos yo no.

— ¿Ella qué dijo?

— No sé, salí corriendo. —me encogí de hombros.

— Como un marica. —le fulminé con la mirada.

Estuvimos un rato más y luego me llevo al hospital. Tenía que hablar con Rosie.

— ¿Podemos hablar? —le dije al oído por detrás.

— Sí. —vamos a un lado mas apartado— ¿Qué quieres? —se cruza de brazos.

— Primero quería pedirte perdón.

— Ya. —dice indiferente.

— Y segundo quería explicar mi reacción. No me esperaba una noticia así y menos en tan poco tiempo que llevamos juntos. Tampoco me lo consultaste. —achine los ojos— Además, sabes muy bien que en éste trabajo no es para nada bueno estar embarazada, eres un punto fácil para los enemigos y nos podrían torturar.

— ¡Ay! —se tira en mis brazos— ¿Por qué no lo has dicho antes? —me besa.

— Fue todo muy inesperado.

— Serás un buen padre. —vuelve a besarme. No lo creo— Ahora que lo dices tienes razón. ¿Crees que debería...? —hable antes de que dijera esa palabra.

— Sí bueno, es tu cuerpo, haz lo que quieras.

— Pues vamos, ¿a qué esperamos? —se separa.

— Lo siento, le prometí a Thomas que le ayudaría con algo. —hice una mueca de disgusto.

— No pasa nada cariño, ve con él. —vuelve a besarme y se va. 

O se mentir muy bien y se lo ha tomado demasiado bien o está tramando algo. Tampoco quiero estar aquí para averiguarlo. Tomé un coche y me fui a casa.

Rosie

Me dirigí a la sala de descanso, donde estarían todos los médicos pero me paré en la puerta. ¿Qué estoy haciendo? ¿Tan enamorada estoy que voy a hacer esto? Sí pero ésta vez no lo haré. No soy un monstruo por quitarle la vida a unos inocentes niños. Tiene que ser consecuente de todos sus actos. Yo cuidaré del bebé, no necesito su ayuda y tampoco tiene que enterarse de esto.

Alan

— ¿Aún estudiando? —le pregunte a Thomas al entrar en casa.

— Sí, para poder servir de algo tengo que estudiar. —me senté en el sofá.

— ¿No te cansas?

— Un poco pero siempre me gustó saber más cosas.

— También tienes que entrenar si no quieres morir.

— Lo sé. —mira al suelo.

— ¿Qué pasó?

— Tengo miedo, no se pelear y creo que moriré de primeras. Ni me di cuenta de que Kate fue de otro bando.

— Eso es al principio.

— También tengo miedo de que les pase algo a mis padres. Siento decir esto pero por lo visto ustedes se quedaron sin familia.

— Es el riesgo de estar aquí.

— ¿Estás bien? —me mira.

— Sí, ¿por qué?

— Nunca me has hablado así, bueno, sólo el día en el que entre al bando. —hice una mueca.

— Tengo mis días. —eché mi cabeza hacia atrás.

Hm... tengo que hacer algo bueno. Mad seguro hubiese hecho algo. Me fui a mi habitación y llamé a K.

— ¿Diga?

— Tiene que hacer algo por mí, mejor dicho por Thomas.

— Dime.

 Aunque me cueste reconocerlo, él es un buen chico y no debería de estar aquí. ¿Y si haces algo de las tuyas y mandas a sus padres lejos?

— Pensé que querías ayudarlo.

— Lejos no en ese sentido. Lejos de que le encuentres algún trabajo en otro país. Allí estarán más seguros que aquí.

— Eso suena mejor, veré que podre hacer. 

— No le diga que yo tuve algo que ver con esto.

— Vale. —cuelga.

Volví al salón y me puse a ver la televisión. Alguien toca a la puerta. Miré raro a Thomas.

— ¿Esperas a alguien? —le dije.

— No. —cierra el libro.

Me dirigí hacia la puerta y la abrí.

— Hola. —me extiende la mano— Soy Ace, el novio de Madison. —sonríe mostrando todos sus blancos dientes.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora