Capítulo 7

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Al acabar de comer la lleve a su casa y yo fui a ver a Ethan. Tengo que estar al tanto de mi salud y más aún que tengo las pruebas. De nuevo la enfermera me dijo que lo esperara en la sala.

— ¿Qué te trae por aquí? —dijo al entrar.

— Revisiones. —se sienta en la silla.

— ¿Te volvieron a temblar? 

— No. —comenzó a examinar las operaciones.

— Escuché que la semana que viene vendrán a hacer las pruebas, ¿irás a verlas?

— Sí. —hice una pausa— Y no sólo eso, también voy a participar.

— ¿Qué? —dice algo disgustado.

— K me metió. ¿Crees que estaré preparada?

— Espero que sí.

— ¿Cuándo son exactamente? 

— El miércoles.

— Pero voy a hacer el mismo grado por lo tanto será fácil.

— Las primeras serán más de resistencia cardiovascular, por lo que tienes que entrenar en eso. Y la tercera... —piensa— A saber con que nos sorprenderán.

— No creo que sea algo que no haya hecho ya.

— Pero será algo que hayas hecho antes de esto. —pone su dedo en la operación. Hice una mueca.

— Voy a entrenar mucho. 

— No te esfuerces tanto. —rodeé los ojos.

Tengo que entrenar duro para volver a la condición que tenía antes y si me supero, mucho mejor.

Al acabar la revisión, Ethan me dio el visto bueno y fui a casa de Alan. Entrando le vi en el sofá con el portátil, estaba muy concentrado.

— ¿Qué haces? —me tiré a su lado.

— Tuve una idea y se la dije a K.

— ¿Y cuál es? —dije mirando la pantalla. Estaba mirando un mapa.

— Estoy buscando una buena casa y esa será nuestra casa definitiva.

— ¿Nuestra? —le interrumpí.

— Claro. Y voy a montar cámaras y contrataremos uno o dos guardias para tener más seguridad. Pero nada que llamé mucho la atención.

— Suena bien.

— Suena muy bien. —dice entusiasmado.

— Voy a participar de nuevo en las pruebas.

— ¿Por qué? —frunce el ceño.

— Supongo que K quiere asegurarse de que estoy preparada para volver.

— ¿Y lo estas?

— Claro, ¿qué tonterías dices? —negué con la cabeza— Voy a prepararme para la misión. —me fui a la habitación.

— Yo sólo te pregunté.

— Y yo sólo te dije.

Me equipe con algo deportivo. Espero que sea una misión entretenida. Unos gritos me hicieron que escuchara tras la puerta.

— Alan, no puedes dejarme así.

— Tu pusiste la condición, no yo.

— Lo sé, fui una tonta, perdóname. —le suplica. Qué estúpida. Me asome para ver quien era. Reí dentro de mi al verla, era Barbara.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora