— ¿Éste chico es tonto? —le pregunta Norton a Louis.
— Pues sí.
— Oye, que estoy aquí. Por querer morir no significa que sea tonto. Ya no me queda nada aquí. —dije mosqueado.
— Ésta vida será diferente, ya no tendrás misiones, vivirás una vida normal lejos de todo esto. —dice Louis.
— Sé lo que conlleva eso pero quiero morir. —Louis y Norton vuelven a mirarse uno al otro.
— ¿Seguro que salieron bien las pruebas? Creo que se volvió majareta. —dice Louis.
— Les diré que echen otro vistazo. —dice Norton mientras saca su móvil.
— Que estoy bien. ¿Por qué no quieren matarme?
— Porqué lo lamentaras. —dice Louis cruzándose de brazos.
— ¿Desde cuando hacemos nosotros caso a los mocosos estos? —dice Norton frunciendo el ceño— Venga levanta.
— ¿Qué?
— Qué te levantes, ¿o estás sordo? —me incorporé.
— Que sepáis que ahora iré a vuestro paso ya que no puedo andar muy rápido. —reí dentro de mí. Ellos tan sólo negaron con la cabeza.
Por el pasillo una enfermera nos paró.
— ¿No lo van a matar? —Idiota entrometida.
— Sí pero aquí no, se merece un lugar más digno de su estupidez. —le contesta Norton y seguimos caminando.
Realmente no entiendo para que me dan la opción de elegir si no cumplen con mi elección. Me llevaron a su coche.
— ¿A dónde me llevan? —pregunté acomodándome en el asiento.
— Queremos que veas como es un día fuera de todo esto. —dice Louis y arranca el coche.
Me llevaron fuera de la ciudad, muy lejos, en un pueblo muy apartado. Había personas y niños jugando pero sobre todo ancianos. ¿Quieren qué viva aquí? Viendo cada día a todas éstas personas felices y con ganas de vivir. Seré un vecino aislado, que no habla con nadie pero sexy. Pararon frente a una casa que era igual a las demás.
— Ve dentro. —me ordena Norton.
— ¿Para qué?
— Si te ordeno algo es para que lo hagas. —bufe y salí del coche dirigiéndome a la casa. Una vez allí toqué a la puerta.
— Por fin llegas. —dice Hudson muy contento abriendo la puerta.
— ¿Hudson? —dije atónito.
— Ven, pasa. —tira de mí mano y me mete dentro de casa para luego cerrar la puerta.
— ¿Ya llego? —Esa voz.
— Sí. Perdón, nos pillas cocinando. —dice Hudson arrugando la cara.
Me lleva a la cocina y me hace una seña para que me sentara en una silla. Levanté mi vista y la vi. Tan radiante y tan viva.
— Te costó un año y medio. —pone sus manos a cada lado de su cadera.
— Si esto es la muerte, no quiero vivir más. —dije aún sin creer lo que mis ojos estaban viendo. Los dos rieron— ¿Vosotros no estabais muertos?
— Y tú también lo estás. —sonríe ella mientras sigue cocinando no sé que cosa. Espera, ¿ella cocina?— Hudson, ponle una copa al muerto mientras le cuento como pasó todo.
— Creo que necesito más de una copa. —dije después de beber todo el contenido del vaso que me acaba de echar.
— No importa, la bodega está llena. —dice Hudson volviendo a echar vino en mi vaso.
— Pues empecemos. —se frota ella las manos.
Madison
(1 año, 4 meses y 2 semanas atrás)El ruido de unas personas hizo que mi cabeza estallara y a consecuencia, despertar.
— Callen, está despertando. —dijo alguien.
Intenté abrir los ojos, me costó bastante. Mi garganta estaba seca así que hice unas señas para que me dieran agua. Hudson se acercó a dármela. Con tanto dolor ni me di cuenta que, aparte de él, estaban Louis y Norton. Les miré.
— ¿Cómo te encuentras? —me pregunta Hudson.
— Como una bomba a punto de estallar. —intenté sonreír pero me rendí al ver que me costaba demasiado.
— Madison, tienes que tomar una importante decisión en tu vida ahora mismo. ¿Te ves capaz de hacerlo? —dice Norton.
— Toda mi vida ha sido un tomar decisiones así que estoy lista. Díganme, ¿qué vida depende de mí ahora?
— La tuya. —dice Louis serio.
— ¿La mía? ¿Qué dicen? —les miré confusa. Por lo visto Hudson tampoco entendía nada ya que su cara lo decía todo.
— Te explico: tu estado te impide seguir haciendo cualquier tipo de misión además de que has agredido a un miembro del bando por lo tanto, ya sabes lo que hacemos en estos casos. —dice Norton.
— ¿Habéis venido para matarla? Si acaba de despertar. —dice Hudson levantando la voz y haciendo gestos con las manos.
— Déjale acabar. —contesta Louis.
— Eres una de las mejores del bando y todos lo sabemos muy bien. Así que nuestra decisión fue dejarte elegir entre morir o —alarga— salirte totalmente del bando, sin dejar rastro, sin que nadie sepa de tu existencia, morir para los demás. Cuando te recuperes, trabajaras en una residencia para ancianos y vivirás en una casa apartada de todo. ¿Qué eliges?
Cada una de sus palabras fueron balas mandadas directas a mí corazón. ¿Cómo iba a dejar a Alan o a Ace? ¿Una vida lejos de ellos? No creo que lo logre. No podré dejar todo esto que me dio la vida y también la muerte. Algo lograré hacer, no me rendiré tan fácil, necesitarán algo más para acabar definitivamente con mí vida.
— No tenemos mucho tiempo. —interrumpe Louis mis pensamientos— ¿Morir o vivir?
— Vivir. —dije sin dudarlo.
— Te hubiese matado yo si hubieses elegido la muerte. —ríe Hudson.
— También hay algo para ti. —le dice Louis.
— ¿Para mí? —se señala.
— Sí. Ya que eres el único que estuvo presente como testigo y ella —me señala— tomó la decisión, tú harás lo mismo. Estás totalmente fuera del bando y te encontraremos un trabajo adecuado.
— ¿¡Qué!? —dice con cara de no entender nada.
— ¿Prefieres morir?
— La muerte sería mejor. —se tira en una silla.
— Ya que todo está dicho, serás trasladada de inmediato de aquí.
— ¿No me puedo despedir de nadie? —dije.
— No. Estás muerta para todos, ¿recuerdas? —dice Louis antes de salir.
— ¿Qué acaba de pasar? —pregunté.
— Creo que nos echaron. —dice Hudson mirando un punto fijo en el suelo.
— ¿Por qué coño estabas aquí? ¿No pudiste estar tirándote a alguna tía o yo que sé?
— Pues la próxima no me voy a preocupar por ti.
— No te lo pedí y tampoco lo haré. —quise darme la vuelta pero con todo el dolor que sentía no pude así que tan sólo cerré los ojos.
— Esto es muy injusto.
— Lo sé pero no se quedará así. —logré decir antes de que vinieran a por nosotros.
Me taparon con una manta hasta la cara y me llevaron a un coche.
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¡Ups! Una vida menos
ActionDespués de la muerte de mis padres, deje de ver la vida de esa manera. Conocí a Alan, compañero en mis misiones y en el día a día. Comencé a ver lo que uno no pensaría que podría pasar en la vida real. Y así me hice fuerte. ¡Ups! Olvidé presentarme...