Capítulo 55

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— ¿Éste chico es tonto? —le pregunta Norton a Louis.

— Pues sí.

— Oye, que estoy aquí. Por querer morir no significa que sea tonto. Ya no me queda nada aquí. —dije mosqueado.

— Ésta vida será diferente, ya no tendrás misiones, vivirás una vida normal lejos de todo esto. —dice Louis.

— Sé lo que conlleva eso pero quiero morir. —Louis y Norton vuelven a mirarse uno al otro.

— ¿Seguro que salieron bien las pruebas? Creo que se volvió majareta. —dice Louis.

— Les diré que echen otro vistazo. —dice Norton mientras saca su móvil.

— Que estoy bien. ¿Por qué no quieren matarme?

— Porqué lo lamentaras. —dice Louis cruzándose de brazos.

— ¿Desde cuando hacemos nosotros caso a los mocosos estos? —dice Norton frunciendo el ceño— Venga levanta.

— ¿Qué? 

— Qué te levantes, ¿o estás sordo? —me incorporé.

— Que sepáis que ahora iré a vuestro paso ya que no puedo andar muy rápido. —reí dentro de mí. Ellos tan sólo negaron con la cabeza.

Por el pasillo una enfermera nos paró.

— ¿No lo van a matar? —Idiota entrometida.

— Sí pero aquí no, se merece un lugar más digno de su estupidez. —le contesta Norton y seguimos caminando.

Realmente no entiendo para que me dan la opción de elegir si no cumplen con mi elección. Me llevaron a su coche.

— ¿A dónde me llevan? —pregunté acomodándome en el asiento.

— Queremos que veas como es un día fuera de todo esto. —dice Louis y arranca el coche.

Me llevaron fuera de la ciudad, muy lejos, en un pueblo muy apartado. Había personas y niños jugando pero sobre todo ancianos. ¿Quieren qué viva aquí? Viendo cada día a todas éstas personas felices y con ganas de vivir. Seré un vecino aislado, que no habla con nadie pero sexy. Pararon frente a una casa que era igual a las demás.

— Ve dentro. —me ordena Norton.

— ¿Para qué?

— Si te ordeno algo es para que lo hagas. —bufe y salí del coche dirigiéndome a la casa. Una vez allí toqué a la puerta.

— Por fin llegas. —dice Hudson muy contento abriendo la puerta.

— ¿Hudson? —dije atónito.

— Ven, pasa. —tira de mí mano y me mete dentro de casa para luego cerrar la puerta.

— ¿Ya llego? —Esa voz.

— Sí. Perdón, nos pillas cocinando. —dice Hudson arrugando la cara. 

Me lleva a la cocina y me hace una seña para que me sentara en una silla. Levanté mi vista y la vi. Tan radiante y tan viva.

— Te costó un año y medio. —pone sus manos a cada lado de su cadera.

— Si esto es la muerte, no quiero vivir más. —dije aún sin creer lo que mis ojos estaban viendo. Los dos rieron— ¿Vosotros no estabais muertos?

— Y tú también lo estás. —sonríe ella mientras sigue cocinando no sé que cosa. Espera, ¿ella cocina?— Hudson, ponle una copa al muerto mientras le cuento como pasó todo.

— Creo que necesito más de una copa. —dije después de beber todo el contenido del vaso que me acaba de echar.

— No importa, la bodega está llena. —dice Hudson volviendo a echar vino en mi vaso.

— Pues empecemos. —se frota ella las manos.

Madison
(1 año, 4 meses y 2 semanas atrás)

El ruido de unas personas hizo que mi cabeza estallara y a consecuencia, despertar.

— Callen, está despertando. —dijo alguien.

Intenté abrir los ojos, me costó bastante. Mi garganta estaba seca así que hice unas señas para que me dieran agua. Hudson se acercó a dármela. Con tanto dolor ni me di cuenta que, aparte de él, estaban Louis y Norton. Les miré.

— ¿Cómo te encuentras? —me pregunta Hudson.

— Como una bomba a punto de estallar. —intenté sonreír pero me rendí al ver que me costaba demasiado.

— Madison, tienes que tomar una importante decisión en tu vida ahora mismo. ¿Te ves capaz de hacerlo? —dice Norton.

— Toda mi vida ha sido un tomar decisiones así que estoy lista. Díganme, ¿qué vida depende de mí ahora?

— La tuya. —dice Louis serio.

— ¿La mía? ¿Qué dicen? —les miré confusa. Por lo visto Hudson tampoco entendía nada ya que su cara lo decía todo.

— Te explico: tu estado te impide seguir haciendo cualquier tipo de misión además de que has agredido a un miembro del bando por lo tanto, ya sabes lo que hacemos en estos casos. —dice Norton.

— ¿Habéis venido para matarla? Si acaba de despertar. —dice Hudson levantando la voz y haciendo gestos con las manos.

— Déjale acabar. —contesta Louis.

— Eres una de las mejores del bando y todos lo sabemos muy bien. Así que nuestra decisión fue dejarte elegir entre morir o —alarga— salirte totalmente del bando, sin dejar rastro, sin que nadie sepa de tu existencia, morir para los demás. Cuando te recuperes, trabajaras en una residencia para ancianos y vivirás en una casa apartada de todo. ¿Qué eliges?

Cada una de sus palabras fueron balas mandadas directas a mí corazón. ¿Cómo iba a dejar a Alan o a Ace? ¿Una vida lejos de ellos? No creo que lo logre. No podré dejar todo esto que me dio la vida y también la muerte. Algo lograré hacer, no me rendiré tan fácil, necesitarán algo más para acabar definitivamente con mí vida.

— No tenemos mucho tiempo. —interrumpe Louis mis pensamientos— ¿Morir o vivir?

— Vivir. —dije sin dudarlo.

— Te hubiese matado yo si hubieses elegido la muerte. —ríe Hudson.

— También hay algo para ti. —le dice Louis.

— ¿Para mí? —se señala.

— Sí. Ya que eres el único que estuvo presente como testigo y ella —me señala— tomó la decisión, tú harás lo mismo. Estás totalmente fuera del bando y te encontraremos un trabajo adecuado.

— ¿¡Qué!? —dice con cara de no entender nada.

— ¿Prefieres morir?

— La muerte sería mejor. —se tira en una silla.

— Ya que todo está dicho, serás trasladada de inmediato de aquí.

— ¿No me puedo despedir de nadie? —dije.

— No. Estás muerta para todos, ¿recuerdas? —dice Louis antes de salir.

— ¿Qué acaba de pasar? —pregunté.

— Creo que nos echaron. —dice Hudson mirando un punto fijo en el suelo.

— ¿Por qué coño estabas aquí? ¿No pudiste estar tirándote a alguna tía o yo que sé?

— Pues la próxima no me voy a preocupar por ti.

— No te lo pedí y tampoco lo haré. —quise darme la vuelta pero con todo el dolor que sentía no pude así que tan sólo cerré los ojos.

— Esto es muy injusto. 

— Lo sé pero no se quedará así. —logré decir antes de que vinieran a por nosotros.

Me taparon con una manta hasta la cara y me llevaron a un coche.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora