Capítulo 46

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Ésta planta parecía tranquila. No como antes. Aún así mire en cada habitación. Mierda, lo han hecho muy bien. Seguí bajando y ahí estaban.

— Entrando a la primera habitación. —murmure— ¡Hola! —les apunté. Éstos levantaron las manos— A ti no te conozco, ni a ti y a ti tampoco. —les dispare— ¿Me recuerdan señores?

— Como olvidar tu cara. ¿Viniste para más? —dijo uno de ellos.

— Sí pero para ustedes. —reí y apunté a uno de ellos— Átale a esa silla. —la señalé pero no se movió. Le dispare— Tú. —miré a otro— Átale. —éste me miro asustado— ¡Qué lo hagas! —grité. Rápidamente le ató— A ellos también. —les señalé. Cómo no tenía ganas de atar al último le maté.

Tomé un cuchillo y les corté la piel alrededor de la cara, después se la quité. Seguí caminando buscando otras víctimas. A una de ellas le pisé la cabeza hasta partirla en muchos pedazos. También usé un hierro para facilitar el proceso. A otros les hice comer las tripas de uno de los suyos. Con otros tuve que pelear. Tampoco voy a arriesgar mi vida.

Me paré frente a la habitación del diablo. Respire hondo y abrí la puerta.

Flashback

Me metieron en una habitación en la que había sólo una silla y una caja de metal. Me ataron a aquella silla y me pusieron la caja en la cabeza.

— ¿Qué me vais a hacer? —dije intentando que no se me notara lo asustada que estaba.

— Vas a conocer a nuestra mascota. —dice entre risas.

— ¿Cuál mascota? —justo al hacer la pregunta, una mujer entro con una caja en la mano.

— Aquí está nuestro pequeño. —mete las manos dentro y saca una rata. La mete en la caja que tenía en la cabeza.

No sé que da más miedo, que le haya dicho su pequeño o que esté tan cerca de mi cara.

— Este es tu último minuto de vida, ¿quieres algo?

— Vivir. —empieza a reírse a carcajadas.

— Suerte con eso. Esto te va a gustar, sentirás cómo ésta pequeña rata te come poco a poco la cara mientras estás viva. Oh, una sensación increíble. —dice casi excitado.

Dijo unas cuantas cosas más y se fue, no le hice mucho caso, tenía otra preocupación.

¡Joder! Quiero morir pero no así. Nadie sabrá dónde o cómo morí. Por favor, quiero morir. ¡Quiero morir! Comencé a rezar a todos los dioses para morir. ¡Por Dios! Matenme de una vez. ¿Por qué tengo que sufrir tanto? ¿Por qué no puedo tener una muerte digna?

La puerta se abrió y mis ojos con ella.

— Nos vamos. —dice Ace.

— ¿Qué dices? —dije algo confusa.

— ¡Qué nos vamos! —sonríe y me quita la caja.

Sentí un tremendo alivio. Ha sigo como una luz llena de felicidad, mi felicidad. Ahora quiero vivir y quiero hacerlo con él.

— Mad, ¿qué estás haciendo? —dice Ace entrando en la habitación. Me di la vuelta y le miré.

— Sólo quería vengarme por lo que nos han hecho. —le mostré una sonrisa torcida.

— ¿Ahora? —dice alterado— Lo teníamos todo para irnos. —viene hacia mí.

— No me dejaste ir con vosotros. Tenía que quedarme ahí viéndolo todo por las cámaras.

— Porque no quería que te pasara nada. Además, éste lugar no trae buenos recuerdos.

— Bueno, pues ya he acabado. —fui hacia la puerta— Aunque no es suficiente. 

— ¿No? —dice enojado.

— No. —me di la vuelta— En ésta habitación deseé mi muerte y viniste tú a salvarme. No me hagas odiarte.

— Lo siento. —pone sus manos en la cara— No me agrada el lugar y tan sólo quiero irme.

Quise ir a abrazarle pero algo me impidió hacerlo, algo que sobresalía de mí, algo afilado. Gemí por el dolor que sentí al principio.

— ¡Madison! —grita Ace.

— No te muevas. —dice una voz femenina detrás mía.

— Bree, lamentaras haber hecho eso. —aprieta los puños.

— Ace, querido.

— No me digas así, estás muerta para mí.

— ¡No te creo! —dice ésta y saca lo que me había clavado. Caí al suelo como un plomo.

— ¡No! —grita Ace.

Ya no sentía nada, tampoco podía oír y mi vista se nublo. Sólo vi a Ace ahorcando a esa mujer hasta que mis ojos se cerraron. Ahora tenían que cumplir mi deseo los dioses.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora