(2 semanas después)
Hudson me evitó a toda costa, cuando más lo necesitaba. Hasta se estaba haciendo comida sólo para él. Con suerte, tengo a Betty, que me enseño a preparar algunas comidas y la verdad que me salieron muy bien. Aún no entendía porqué yo era la culpable de su ruptura, parecieron felices. Sigo extrañando a Henry aunque su muerte me unió más a Betty.
— ¿Por qué no me dijiste lo de Henry? —me pregunta Hudson. Me pilló de imprevisto ya que no me esperaba que me hablara como hizo en las últimas dos semanas.
— ¿Y cuándo querías que te lo dijera? Si has estando evitándome. —le contesté alzando la voz.
— Lo siento por lo de Henry, ¿vale? —dice antes de subir las escaleras.
Esto no va a quedar así. Subí a su habitación y cerré la puerta tras mía. De aquí no iba a salir.
— ¿Qué estás haciendo? —dice él.
— No vas a salir de aquí hasta que me digas lo que te he hecho.
— Saltare por la ventana. —dice indiferente.
— Hudson. —le advertí.
— ¿Tú que crees? Amelia quería saber sobre mi pasado y yo claro, no podía contarle nada. Si no hubiese estado ese día en el hospital contigo, seguramente hubiese encontrado a otra chica del bando y así no tendría que estar ocultando mi pasado a nadie.
— En primer lugar, yo no tengo la culpa de que no sepas mentir y en segundo lugar, no te dije que vinieras al hospital. Es mas, fue algo totalmente inesperado.
— Yo no soy un mentiroso como tú y yo quería algo serio con ella.
— ¿Qué? —di unos pasos hacia él— ¿Cuándo mentí yo? —piensa.
— Pues no se me ocurre ahora nada.
— Bueno, pues te ayudo a inventar algo para decirle a tu querida Amalia sobre tu pasado.
— ¡No! Ya no quiero saber nada de esa. Me enamoré de ella pero así —chasquea los dedos— se me fue todo. Ahora la odio como nunca.
— A lo mejor, si supiera sobre tu pasado, también te hubiese engañado. Mejor ahora que más tarde. —levanté los hombros.
— Eres increíble. —niega con la cabeza.
— ¡Claro que lo soy! Y por una estupidez dejaste de hablarme. ¿Tu sabes cuanto te he necesitado en todo éste tiempo? Ni te lo imaginas. —me mira fijamente a los ojos— Pudiste haber dicho algo más ese día pero tu sólo te limitaste a sentarte. No vuelvas a echarme la culpa por eso porque estás libre de salir por esa puta puerta. —grité eso último y señalé la puerta.
— Eres insoportable. —se lleva las manos a la cabeza.
— ¡Pues anda que tú! —nos quedamos mirándonos uno al otro un momento.
— ¡A tomar por culo! —dice y se acerca rápidamente a mí y me besa apasionadamente. Le correspondí.
Bajó sus manos a mis muslos levantándome para rodearle con mis piernas.
— Sin sentimientos. —dije al tomar aliento.
— Sin ningún compromiso.
Seguimos basándonos. Él me llevó hacia la cama y me tiró en ella. Se quitó la camiseta y se subió encima de mi. Fue besando mi cuello y acariciando todo mi cuerpo. Le empuje para poder estar arriba de él. Me quité la camiseta y deje un rastro de besos por todo su abdomen. Bajando mis manos le desabroche los pantalones. Los dos deseábamos esto, se notó con cada caricia, con cada beso que nos dimos. Nunca fui una santa y estaba claro que no iba a aguantar hasta que Alan llegara y a saber cuando llega. Hudson fue cuidadoso, haciendo que disfrutara de cada momento. Pero a lo mejor tenía que haber encontrado a otro chico para esto en vez de Hudson. No quiero que se confundan las cosas. Yo quiero a Alan.
(Después de unas horas)
Aún no pude pegar ojo. No podía dejar de pensar si lo que hicimos fue un error o no. Me di la vuelta pero no me esperaba que Hudson estuviera tan cerca de mí. Tanto que tenía una pierna encima suya y mi mano en su pecho. Me estaba mirando fijamente. Pensé que estaba dormido y realmente hubiese preferido que lo estuviera. Por alguna razón me estaba aguantando la respiración. El ambiente estaría más relajado si tendríamos la ropa puesta. Él puso su mano en la pierna que tenía encima suya.
— ¿Tu tampoco puedes dormir? —me susurra.
— No.
— ¿Porqué estás tan tensa?
— No lo sé. —intenté relajarme.
— Espero que no te hayas enamorado de mí.
— ¡Claro que no! —le golpeé— A lo mejor te has enamorado tú.
— ¿De ti? Nunca.
— ¿Enserio? —dije seria.
— Bueno no digo que no pueda enamorarme de ti porque no sería cierto. Eres una mujer estupenda en todos los sentidos. Pero no podría hacerlo. Alan y tu tenéis que estar juntos. —sus palabras me aliviaron un poco.
— No quiero perder nuestra amistad por sexo y no quiero que las cosas se confundan.
— Por mi parte está todo bien. Sólo estamos aprovechando —piensa— nuestra amistad hasta que podamos. Y déjame decirte que eres muy buena en la cama. —se muerde el labio.
— Tú tampoco lo haces mal. —reí.
— Entonces, ¿lo hemos aclarado todo?
— Sí. —dije contenta.
— Bien porque quiero hacer esto. —me besa.
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¡Ups! Una vida menos
AksiDespués de la muerte de mis padres, deje de ver la vida de esa manera. Conocí a Alan, compañero en mis misiones y en el día a día. Comencé a ver lo que uno no pensaría que podría pasar en la vida real. Y así me hice fuerte. ¡Ups! Olvidé presentarme...