Capítulo 24

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Aviso: Este capítulo no es recomendado para personas muy sensibles.

* * * * *

Quería reventarle la cara a ese gilipollas. Gritos se escuchaban de fondo. Ya quiero que acabe este día.

— ¡No te muevas! —gritó alguien detrás mía. Alguien me desató. Sentí un alivio como nunca lo había sentido hasta ahora— ¡Dije que no te movieras! —vuelve a gritar. Era Elias. Integrante de nuestro bando, está en el Sector C.

Me giré y mire mal al hombre. Me quité la cinta de la boca.

— Déjamelo a mí. —dije.

— Vale. —me entrega una pistola. Le apunté y Elias ayudo a Alan. 

— No tardes. —dice Elias.

— ¿Necesitas ayuda? —me pregunta Alan.

— Sí, átenlo a la mesa boca abajo. —lo hicieron aunque él puso un poco de resistencia pero fue en vano.

— Bueno, ten cuidado. —se va junto a Elias.

— Que puta locura. —se queja el hombre.

— ¿Recuerdas lo que te dije?

— Ni idea. —reí. Me mira raro.

— ¿Me vas a descuartizar?

— No, no voy a matarte. —me acerqué a una mesa que tenia diferentes instrumentos.

— ¿Y qué me harás entonces? —ríe.

— Sólo lo que te dije. —tomé un hacha y rápidamente me di la vuelta cortandole una mano. Él grito de dolor— ¡Ups! Se me fue la mano o mejor dicho, se te fue la tuya. —reí por la idiotez que acababa de decir.

— Ten piedad, por favor. —desate la mano que acababa de cortar.

— ¿Ahora recuerdas lo que te dije?

— Sí, sí, pero por favor no lo hagas. —suplica él.

— Muy tarde, ¿no crees? —reí. Fui hasta sus piernas y tiré de su pantalón.

— ¡No, no! ¡Ayuda! —grita.

— Grita todo lo que quieres, total, será lo último que hagas.

— Por favor, tengo familia.

— ¿Y qué? Yo también la tuve, ¿y qué crees? Los mataron. Pero espera, recuerdo que dijiste que me la ibas a meter. —hice una pausa— Hm, no suena a ser muy fiel. Y anda, al final yo te la voy a meter. Que ironía, ¿no?

— Estas loca.

— Lo sé. —tomé un mazo y ajuste su mano en el ano.

— Para, no lo hagas. 

— Ya es tarde. —di un fuerte golpe a la mano haciéndole gritar muy fuerte. Seguí con otros tres golpes más hasta que su mano entro bien hacia dentro— ¿Qué tal se siente? —intentó hablar pero dijo algo que no pude entender.

— ¿Qué coño? —dijo Elias entrando.

— Ya acabe con él. 

— Le necesitábamos.

— ¿Para qué?

— Le inyecto algo a Alan y ahora está inconsciente.

— ¡Joder! ¿Por qué no viniste antes?

— ¿Tenía otras cosas más importantes que hacer? —dice él obvio.

— ¿Dónde está?

Me llevó con él. Ya no me importaba lo que ocurría a mi alrededor. Estaba en un coche, el sudor recorría todo su cuerpo. Se veía muy mal.

¡Ups! Una vida menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora